Tu piel

Capitulo 32 - Glock

Enfys

-Hermano, explícame qué coño te ha pasado para querer que estemos separados - le digo en lo que enciendo un cigarro - porque hasta hace unos días, estabas muy emocionado con ella, diría que incluso ¿enamorado?

-Tampoco te pases hermano, que solo es...

-¿Una chica que te pone muy caliente? ¿una chica que te domina? ¿una chica que te pone en su sitio? - le digo.

- ¿Algo más? - se pasa la mano por el pelo - es... complicado hermano, necesito un momento para pensar todo y decidir que hacer porque... Es complicado.

-Joder, ¿tiene esposo? ¿tiene hijos?- le sigo preguntando - me estoy asustando tío.

-Déjalo hermano, estoy pensando todo.

Lo dejo tranquilo en lo que conduce por las carreteras de la ciudad. Hay gente paseando y compartiendo el sol que hace hoy, el día viene perfecto.

Paramos en una cafetería y tomamos un par de cafés apoyados en el coche. Parecemos un par de gigolo, esperando a sus chicas, ojalá que fuera verdad, porque me encantaría ver a mi chica llegar con ese vestido y su sonrisa.

-Deja de imaginar que llega tu chica mientras te tomas un café y el cigarro - exhala el humo - no llegarán, Rayxa también tendrá que pensar muchas cosas. ¡JODER!

Lo miro ante su frustración y lo veo pasarse la mano por el pelo y alborotarlo. Tiene un debate en su interior, se le nota.

-Hermano, puedes contarme que pasa - le digo poniéndome de pie delante - estoy hasta los cojones de esperar tus palabras o hablas o te hago que hables, y no quiero mancharme la ropa nueva.

-Hermano... Estoy jodido, de arriba abajo - bufa y me aparta la mirada - ¿que harías si tuvieras un secreto que implica acabar con cierto persona pero también acabarías con la persona que quieres?

Lo miro dudando de sus palabras, no entiendo bien lo que dice y tampoco a lo que se refiere.

-Déjalo, creo que me iré antes de lo previsto a la ciudad - exhala y me mira - ¿qué?

-¿Quieres a la morena?

-Con todo lo que te he dicho solo te has quedado en eso - enarca una ceja - hermano, tu has desfogado bien.

Me vuelvo apoyar en el coche y meto las manos en los bolsillos. Veo la punta de mis zapatos más interesantes que está conversación.

-Ey, me gusta verte así.

-Ya pero... Es jodido - lo miro - si se queda conmigo tendré que mantenerla en plantilla y ponerla en aviso de todo.

Sé ríe y se aleja unos pasos. Lo miro y espero que vuelva.

-Ay hermano, creo que ella se sabe cuidar solita - se cruza de brazos marcando brazo - te recuerdo de la paliza en el ring que me pego, además, creo que mi reina la tiene bien enseñada en todo tipo.

-Literalmente que sí, la he visto con un arma y no le tiembla el pulso.

-Lo sé, es brutal, creo que mejor será que nos cuidamos de ella nosotros.

-¿Cómo? - enarco una ceja mirándolo.

-Nada - se pasa la mano por la cabeza - mejor vamos tirando al restaurante, que ya deben de estar allí.

Lo miro unos segundos, en los que se monta en el coche y enciende el motor para salir de aquí. Niego con la cabeza varias veces. Hay algo que no me cuenta y por lo que está insinuando, tiene que ver con Sara.

La carretera de montaña va casi desierta a excepción de unos coches que se cruzan con nosotros.

El restaurante está situado a pie de montaña, con una terraza donde se llega a ver todo el valle y el pueblo que estamos dejando atrás después de la ciudad.