Capitulo 16 - Fuerza

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Sara

Me despierto con una brazo en mi cintura. Se aferra a mi cuerpo pegando su pecho a mi espalda. Abro los ojos y veo por la ventana que esta empezando amanecer. Inhalo el aroma que desprende las sábanas, es su aroma la que me llena los pulmones. No me quiero mover, aún no.

Casa, nunca pensé que tener una casa se sentiría así. Poso mi brazo encima del suyo. Tiene la piel suave. Me quedo aquí sin pensar en nada durante unos minutos. El día anterior fue de todo menos tranquilo.

Cierro los ojos recordando lo que pasó anoche...

Cenamos en la terraza viendo las pocas estrellas que nos dejaba la contaminación lumínica de la ciudad y está a nuestros pies.

Maria, dejo todo listo cuando llegamos. Un plato con queso y uvas, en otro teníamos salchichón, jamón y mini tostadas con paté. Una botella de vino rosado y dos copas, todo con un ambiente de velas largas que ocupaban el sitio central de la mesa.

Estuvimos charlando de su trabajo, en la empresa de ciberseguridad en la que trabaja el y su socio Antoni. Tenían que entregar un proyecto y no conectaban ciertos servidores de la empresa que los contrato.

En mi caso, le conté sobre el proyecto y la historia que habíamos creado en este tiempo.

Sé sentía tan bien anoche, como una pareja de verdad, que empezaba a vivir juntos.

Cuando terminamos de comer nos quedamos en el sofá sentados juntos. Acabamos con media botella. Las caricias sustituyeron las palabras, los besos y los jadeos, fueron el plato principal. No me pude esperar más, lo necesitaba sentir más cerca. Me subí a horcajadas encima de él.

La ropa empezó a sobrar, salió por encima del sofá, quedo encima de los sillones. Se intento levantar conmigo pero lo aprisione debajo mía, sujetándome con el respaldo del sofá.

-Quiero hacerlo aquí.

Fue lo único que necesito para que sus ojos se oscurecieran siendo más azules que nunca. Los besos fueron más intensos. Su lengua buscaba la mía en la boca y los jadeos y la reparación se hizo más fuerte. Me estaba moviendo encima de su pantalón y notaba lo húmeda que estaba al notar lo dura que la tenía debajo del pantalón. Iba a reventarlo.

La falda se subió hasta mi cintura, rompió el tanga y lo tiro fuera. No aguantábamos más. Me levante un poco para poder bajarle la cremallera del vaquero, bajarlo un poco junto con el bóxer y sacarle su miembro erecto y listo para entrar en mí. Esta demasiado húmeda. Entrar ni le resultó difícil. Lo estaba esperando. Me sujete de su hombro con una mano y la otra en su pierna mientras bajaba lentamente y notaba su mirada en mi, en lo que bajaba echaba la cabeza hacia atrás.

Me volví a levantar y repetí el proceso, soltó un gruñido desde dentro, que hizo que me humedeciera más aún. Lo nota y su polla palpita. Levanto la cadera y me dio una embestida que nos hizo gemir a ambos, solo fue el inicio de todo. Inicie el paseo de adelante atrás con sus manos en mis caderas, apretando las manos. Cada vez más rápido. Se prendió de mi pecho y jugo con mis pechos a la vez que yo jugaba con su polla. Apretaba y soltaba mis paredes con su polla dentro. Lo que le hizo gemir. Y podrán decir lo que quieran. Pero que un hombre gima, es el sonido que más te puede poner. Su gemido vino seguido de un pequeño mordisco en el pezón seguido de un gemido mío.

El ritmo no paro, solo se intensificó, más rápido más duro. Acabé agarrada a sus hombros y nuestras frente pegadas, para llegar al orgasmo. Tuve varios antes de llegar a ese que me dejara las piernas temblando y a él apretándome contra su cuerpo.

Tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora