Sara
Con los ojos cerrados me estirazo, palmeo en busca de otro cuerpo, aún se siente el calor en la cama.
Abro los ojos y todos los recuerdos se me vienen a la cabeza en forma de imágenes. Lo llamé, y le dije que sí. No lo encuentro en la habitación, ni lo escucho dentro de la ducha. Me incorporo en la cama y miro en el vestidor. No veo luz. Miro de un sitio a otro pero no hay nadie aquí.
Me levanto de la cama echando a un lado las sábanas. Voy directa al baño, necesito asearme y recogerme el pelo bien.
En el baño, encuentro unas gomas del pelo y me lo recojo en un moño desaliñado. Mirándome en el espejo veo que no tengo ojeras, ni tan mala cara como esperaba después de una noche como esta.
Salgo del baño y escucho algo abajo.
Música, leve, muy bajita, tipo orquesta, chopin diría que es.
Abro las puertas del dormitorio y me dirijo abajo por las escaleras tapadas con tablas de maderas que legan hasta el techo. Entre las tablas veo a una mujer mayor de unos, cincuenta años sacar comida y cosas de las bolsas de las compras. Me quedo quieta en el último escalón, escuchándola tararear la canción que suena agitando las manos en el aire con cosas en ellas.
Sonrió, inevitablemente.
Me fijo más en ella. Es alta con el pelo rizado oscuro, y una piel con un bronceado natural. Se nota que no es de aquí.
-Oh, muchacha, por fin despertó - me dice ella dándose cuenta de que estoy aquí de pie, el acento es diferente - ay, muchacha debería haberme hablado, no la esperaba ahí de pie.
-Perdóneme, no quería asustarla - digo mirándola - estaba muy concentrada viendo como disfruta de la música.
Me voy acercando hasta la isla de la cocina para sentarme en un taburete y seguir hablando con ella.
-Ay, si mi niña, el jefe solo le gusta esta música y ya una se acostumbra - sonríe mirándome con la ropa de él - me llamo María, soy la ama de llaves de la casa.
-Encantada Maria, soy Sara la... - me quedo sin saber que decir ¿amiga? ¿Amante? ¿Novia?
-Yo diría que novia, señorita - me dice mirándome de arriba abajo - usted lleva su ropa y está en su casa principal. Él no trae a nadie aquí.
¿Como que no trae a nadie aquí?
Es la primera vez, que trae a alguien aquí. Me quedo de piedra mientras la miro y ella me sirve un vaso de zumo de naranja.-Muchas gracias María - le digo bebiendo un poco del vaso - no sé que somos, pero si es verdad lo que dices...
-Señorita yo no miento, los cubanos nos mentimos y menos cuando somos bien tratados - dice poniendo sus brazos en modo de jarra - dígame, ¿que quiere desayunar?
-No tengo mucho apetito, la verdad - le digo sonriendo - te lo agradezco.
-No cariño, aquí hay que comer, y mientras esté en la casa yo cocino para todos - me dice terminando de colocar la compra y sacando una sarten y un par de huevos.
No me deja decir más nada y empieza a contarme de su vida y como empezó a trabajar para él.
Ella trabajaba en una cafetería en la periferia de la ciudad. No le pagaban bien, la mal trataban y le hacían trabajar horas extras por una miseria. Tuvo un aborto, que le hizo perder sus ovarios, por lo que su marido de entonces la abandono, sin darle el divorcio. Ahora vive en un piso a unas manzanas de aquí. Él le paga bastante bien, ya que se hace cargo de todo lo de la casa.

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Tu piel
RomanceNada es lo que parece cuando se trata de engañar y matar a sus enemigos. ¿Quién es Sara Vendez?