Sara
El salón es grande, compuesto por sillas en un semicirculo delante de una plataforma donde hay un expositor y un atril donde se encuentra un hombre y un mazo. Detrás varias mujeres con vestidos ajustado en dorado como su pelo esperando para empezar.
En la entrada un hombre nos recoge la invitaciones indicando que si queremos podemos quitarnos las mascaras, pero nos la dejamos.
Eugenia nos guía a nuestros asientos, en están casi en el centro, detrás ella y su marido. Ocupamos las cuatro sillas, que tienen una paleta con números no consecutivos. Rayxa y yo, pegadas y a nuestros lado nuestros hombres. Me cruzó de piernas y dejo reposar el bolso de mano en mi regazo, la mano de Enfys me acaricia la rodilla en lo que le echa un vistazo a la estancia.
Analizó todo el salón. Tiene una lámparas colgando en varios puntos del salón. Detrás de la plataforma hay una puerta donde se encontrarán las obras que entran a la subasta. Las chicas sonriente no se mueven ni un centímetro con las manos agarradas delante de cada una. El hombre del atril, arregla los papeles delante de él esperando a la entrada de todos los invitados. Hay solo una entrada, y varias ventanas con cortinas pesadas en tono negro y un cordon en dorado que más recoge, dejando la vista de la noche en los jardines con luces tenues.
Después de un rato, en lo que estamos todos sentados en las sillas, las puertas se cierran y dos guardias se quedan a los lados.
Mi objetivo se sienta en una esquina del semicirculo mirando fijamente hacia mí, noto su mirada en mi cara, buscando algo que me reconozca. Para evitar que siga buscando me giro mirando a Enfys ocultando parte de mi cara, me susurro en el oido lo guapo que va sacándole una sonrisa que me oprime el pecho.
Este hombre nos hace sentir cosas que están muertas y no solo en la entrepierna.
Mi subconsciente sentimental, sen, tiene razón, es tan pequeña que se me olvida que tengo.
Bueno, mientras que se ocupe de nuestra entrepierna, por mi que se quedé
Y esa es la pervertida, per.
La sanguinaria, esta dormida, ha tenido una dosis suficiente cuando mate a Dorotea, bueno, descuartizo a Dorotea.
Las luces parpadean para dar el aviso de que empezamos.
-Buenas noches señores y señoras, empezaremos con las subastas de las pinturas y objetos, para finalizar - dice el hombre canoso - daremos las pujas iniciales en cada paso a la siguiente pieza de las veinte que tenemos, por favor sean realistas con sus ofertas. Sin más, empezamos.
Las chicas salen por la puerta de atrás de él y vuelve una con un cuadro magnífico de Velasquez que estaba perdido.
Los invitados se susurran tras decir la puja inicial y empiezan a levantar paletas, llegan a doce millones de euros.
Pieza tras pieza, van comprando. En mi caso solo la levanto en algunas, para poder participar.
Valetino me mira en lo que su mujer le susurra algo, que le hace sonreír de lado y asentir. Puja por una corona de oro blanco con diamantes. Ella sonríe cuando la gana y le besa en la mejilla, dejando su mano en la rodilla de él.
No lo miro, ni siquiera cuando se que no me mira por hablar con otro hombre a su lado.
Enfys puja por un collar de esmeraldas verdes engarzadas en una cadenas de oro blanco. La gana y sonríe de lado. Ya sé que va a querer que haga con ella. No es la primera vez que me pide que pose con un collar solo, mientras me da duro.
Ante ese recuerdo, descruzo las piernas y las cruzó al revés. La mano de mi moreno la vuelve a poner en mis rodillas y acaricia mi muslo, para meterla entre ambos sin llegar a mi centro. Me giro para verlo, me mira de reojo con una sonrisa pícara. Se acerca a mi cuello y en un susurro.
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Tu piel
RomansaNada es lo que parece cuando se trata de engañar y matar a sus enemigos. ¿Quién es Sara Vendez?