ESCUELA NEMETON

CAPÍTULO 8 - Nuevas amistades, nuevos misterios

Jinx y Minshi acababan de terminar sus dos intensas horas de modalidad y, como habían acordado, se dirigían al comedor para recuperar energías. Mientras tanto, Taethiel y Hobi bajaban por las escaleras del edificio. Justo antes de entrar al comedor, Hobi se detuvo y, con una sonrisa traviesa, se dirigió a su amiga.

—Oye, Taethiel, ve adelantándote y encuentra un buen sitio. Yo necesito ir al baño —dijo, ocultando su verdadero plan.

—Oh, vale, nos vemos adentro entonces —respondió Taethiel con una sonrisa, sin sospechar nada.

Hobi la observó alejarse, asegurándose de que no volteara. Una vez seguro, se recostó contra la pared y dejó escapar una leve risa. "Jeje, a ver si Junghaleon llega pronto", pensó con una sonrisa traviesa. No le había contado a Taethiel que también había invitado a Junghaleon a comer, con la intención de sorprenderla. "No puedo esperar a ver su cara cuando lo vea llegar, jejeje." Después de lo que parecieron los cinco minutos más largos de su vida, Junghaleon apareció finalmente en la esquina del pasillo, jadeante y con el rostro ligeramente sonrojado.

—Hola, ¿llego tarde? —preguntó, aún tratando de recuperar el aliento.

—Nah, tranquilo —respondió Hobi entre risas—. Aunque pareces como si hubieras corrido un maratón.

—Estuvimos corriendo en la clase de gimnasia —explicó Junghaleon, levantando una de las bolsas que traía consigo.

—Oh, nosotros tenemos esa clase mañana —dijo Hobi, esbozando una sonrisa—. Bueno, ¿entramos? —Junghaleon asintió.

Ambos entraron al comedor, y Hobi, tras buscar por un momento, divisó a Taethiel sentada cerca de la barra del buffet. Ella revisaba su móvil, distraída, y al ver la hora alzó la vista, notando que su amigo se demoraba. Al encontrarlo, su expresión cambió al reconocer que Hobi no venía solo; a su lado, caminaba Junghaleon. El elfo se aproximó hacia la mesa divertido junto a su compañero de modalidad. Por un instante, sus amigos se quedaron en silencio, mirándose con una ligera incomodidad.

La tensión era palpable, pero antes de que se prolongara demasiado, Hobi, consciente de la situación, rompió el silencio con una sonora carcajada.

—Jajaja, ¿qué pasa con vosotros? —preguntó divertido.

—Nada... Solo que no sabía que él también venía —respondió Taethiel, evitando el contacto visual.

—¿De verdad? Te lo mencioné ayer en la biblioteca, ¿no lo recuerdas? —dijo Hobi, fingiendo sorpresa.

—Hmm... —murmuró Taethiel, intentando recordar—. Tal vez no estaba prestando atención...

—Bueno, ¿pedimos algo? —interrumpió Hobi, sin darle demasiada importancia—. Decidme qué queréis y yo lo pido mientras vosotros dos os conocéis un poco mejor. A mí ya me tenéis muy visto, jeje.

—Yo tomaré carne asada —dijo Junghaleon, intentando sonar despreocupado.

—¿Y tú, Taethiel? —preguntó Hobi, dirigiendo su atención hacia su amiga.

—No sé... Pídeme lo que quieras, confío en tu elección.

—Está bien, vuelvo en un rato. Portaros bien —dijo Hobi, guiñando un ojo mientras se alejaba hacia la barra.

Quedaron solos. El silencio entre ellos era tan denso que casi parecía materializarse en el aire. Taethiel y Junghaleon cruzaron miradas, pero ninguna palabra logró escapar de sus labios, como si el peso de lo no dicho los mantuviera cautivos. La incomodidad crecía con cada segundo que pasaba. Taethiel, consciente de la intensidad de la mirada de Junghaleon, no podía evitar preguntarse: "¿Realmente Hobi me mencionó que él vendría? No lo recuerdo... ¿Qué debería decir ahora? No deja de mirarme… ¿Por qué me siento tan nerviosa?"