CAPÍTULO 9 - Reencuentro

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[Hace 4 días] 

Althea acababa de entrar en su despacho, cerrando la puerta detrás de ella con un suspiro profundo. Había terminado su gran charla de bienvenida a los estudiantes, un evento que siempre lograba encender su pasión por Nemeton, pero esta vez algo distinto la acompañaba: una profunda sensación de frustración. A pesar de su discurso inspirador, sabía que la realidad dentro de la escuela se estaba volviendo cada vez más complicada de manejar, notaba algo en su interior que estaba cambiando pero era tan leve, que lo ignoraba. Con el peso de su responsabilidad como rectora sobre los hombros, se sentó en su escritorio y, tras pensarlo un momento, decidió escribir un mensaje a una persona con la que no había hablado en mucho tiempo. Este amigo había sido clave en los primeros días de Nemeton, alguien en quien Althea confiaba plenamente, aunque su relación se había enfriado con los años. Mientras sus dedos tecleaban las palabras en su dispositivo, recordó lo mucho que ambos habían vivido juntos y lo importante que era para ella contar con su ayuda en ese momento crucial. Apenas unos minutos después de enviar el mensaje, él, sorprendido al recibir noticias de su amiga después de tanto tiempo, se puso en marcha sin dudarlo. No habían pasado ni unas horas cuando Althea, aún sumida en sus pensamientos, lo sintió aparecer en su despacho, más rápido de lo que jamás hubiera imaginado.


— ¿Y bien? ¿Por qué, después de tantos años, decidiste llamarme? — dijo el hombre, apareciendo de la nada en su despacho.

— ¡Demonios, qué susto! Olvidé lo inesperadas que eran tus entradas — exclamó Althea, llevándose una mano al pecho.

— Já, deberías estar acostumbrada. Además, si los estudiantes me ven, te dará un infarto — dijo él con una sonrisa.

— No empieces. Sé de sobra que te has paseado más de una vez por la escuela sin mi permiso — respondió ella, con una mirada acusadora. — Te llamé porque estoy preocupada.

— ¿Por qué? — preguntó su amigo, con aire de desinterés.

— Cada vez son más los estudiantes que se rebelan contra la norma — confesó Althea, visiblemente consternada.

— Ya sabes lo que pienso sobre esa norma. Deberías abolirla — respondió él con seriedad.

— Me parece increíble que, después de lo que ocurrió, sigas insistiendo en que desaparezca.

— ¿Ah, sí? ¿Y qué ocurrió exactamente? Déjame pensar... — dijo el amigo con un tono irónico.

— No te hagas el tonto. ¿Acaso olvidaste lo mal que lo pasaste cuand—

— ¡Sí, sí, lo recuerdo perfectamente! — interrumpió él, visiblemente irritado.

— Pues eso, la norma se impuso hace cinco siglos para evitar desgracias como la de tu hermano, y seguirá en pie mientras esta escuela exista — dijo Althea, manteniéndose firme.

— Te recuerdo que mi hermano nunca asistió a esta escuela por culpa de esa maldita norma, y aun así el que sufrió las consecuencias fui yo — replicó él, alzando la voz.

— ¿Y por qué crees que fue? — Althea golpeó la mesa con la mano. — Lo que hizo tu hermano afectó a la integridad de Nemeton, y ya sabes cómo terminó todo por su culpa. Y aun así, sigues defendiéndolo.

— ¡Basta, Althea! Si me llamaste solo para revolver la mierda del pasado, me voy — dijo él, claramente enfadado.


El silencio que siguió fue tenso. El reencuentro no había comenzado de la mejor manera, y Althea, tras un profundo suspiro, decidió cambiar el enfoque.


— Está bien, dejemos ese tema de lado... Tengo una propuesta para ti.

— ¿Qué propuesta? — preguntó él, cruzándose de brazos.

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