CAPÍTULO 4 - La chica guapa de la clase de las hadas

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El primer día de clases en la escuela Nemeton estaba a punto de comenzar, y Taethiel, aunque algo adormilada, comenzaba a despertar con el sonido insistente de su despertador. Como de costumbre, le costaba despegarse de las sábanas, pero tras varios intentos, finalmente se levantó. Después de asearse y preparar su mochila, salió de su habitación para encontrarse con una grata sorpresa: Hobi, con una gran sonrisa, la esperaba en la puerta.


—¡Oh, Hobi! ¿Me estabas esperando? —exclamó Taethiel, sonriendo al verlo.

—¡Claro! Pensé que sería genial ir juntos en nuestro primer día de clase —respondió Hobi, con su energía habitual.

—¡Me encanta la idea! —dijo ella, agradecida.


Mientras caminaban por los pasillos, Hobi preguntó:


—¿Y qué tal dormiste?

—Bien... Aunque al principio me costó un poco por los nervios del primer día, pero después logré dormirme —respondió Taethiel, aún con un leve rastro de sueño en su voz.

—Es normal, todos estamos algo nerviosos el primer día —dijo Hobi, riendo—. El año pasado estaba igual que tú, pero este año dormí como un lirón.


En ese momento, un sonido de estómago rugiendo interrumpió la conversación. Hobi, algo avergonzado, se rió.


—Aunque... ¡lo que sí tengo es mucha hambre!

—¡Jaja! Pensé que había sido un dragón —bromeó Taethiel.

—¡Jajajaja! Vamos al comedor, te prometo que los sándwiches que hacen aquí son lo mejor para empezar el día —propuso Hobi, guiñando un ojo.

—¡Me convenciste! ¡Vamos!


Taethiel sólo había visto el comedor por fuera. Estaba situado en el ala izquierda, justo enfrente del gran salón. Al entrar, Taethiel observó anonadada la amplitud del mismo, aunque reconocía que no le extrañaba después de ver la cantidad de alumnos que había en la escuela. Esperando su turno para desayunar, ambos se enfrentaron a un amplio menú lleno de opciones deliciosas, pero Taethiel decidió confiar en la recomendación de Hobi y pidió un sándwich. Cuando les sirvieron el desayuno, sus ojos se iluminaron; el sándwich no solo olía increíble, sino que al primer mordisco confirmó lo que su amigo había dicho.


—¡Dios, tenías razón, está buenísimo! —dijo Taethiel entre bocados, encantada con su elección.


Hobi, viendo la escena, no pudo contenerse y sacó su móvil.


—¡Jajaja, menos mal que el que tenía hambre era yo! ¡Estás para foto! —dijo mientras tomaba una instantánea rápida.

—¡Eh! ¡Borra eso! —protestó Taethiel, con la boca llena y sintiéndose un poco avergonzada—. ¡Parezco un hámster!

—Nop, esta se queda para la posteridad —respondió Hobi, divertido—. Por cierto, ¿me pasas tu número?


Taethiel le dictó su número entre risas, y un momento después sintió su móvil vibrar. Cuando abrió WhatsApp, vio el mensaje de un número desconocido, y al abrirlo, ahí estaba la foto, adornada con un emoji de un hámster.


—¡Te dije que la borraras! —exclamó Taethiel, aunque terminó riéndose con Hobi, que no paraba de soltar carcajadas.


Después de la broma, ambos siguieron charlando de temas triviales hasta que llegó la hora de la primera clase. Dejaron sus bandejas en el estante y caminaron juntos hacia el aula. Al entrar, vieron que algunos de sus compañeros ya estaban allí, y al frente de la clase, el profesor Fëanor los esperaba, con una mirada que mezclaba sabiduría y serenidad.


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