CAPÍTULO 12 - Jinx la protectora - Interrogatorio

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La tercera semana de enseñanza en la escuela Nemeton estaba a punto de comenzar. Aunque el ambiente general seguía marcado por la excitación y el nerviosismo de los nuevos estudiantes, algunos de ellos aún se esforzaban por encontrar su lugar y congeniar con sus compañeros de clase. Sin embargo, este no era el caso de nuestros protagonistas. A pesar de que aún no fueran plenamente conscientes de ello, entre ellos se había forjado un vínculo sólido, alimentado por los sucesos extraños y misteriosos que habían vivido juntos. Este lazo invisible los unía de una forma que no muchos otros estudiantes podían comprender.

Como cada mañana, Jinx caminaba hacia el comedor en busca de su desayuno. Sin embargo, iba tan sumida en sus pensamientos, absorta en las pequeñas preocupaciones que la ocupaban, que no se percató de su entorno. Sus pies la llevaron automáticamente hacia la puerta, pero justo antes de entrar, sintió un golpe fuerte y seco que la hizo tambalearse hacia atrás. Había chocado contra algo, o más bien, contra alguien. “¡Ay, mi cabeza!”, pensó, llevándose rápidamente la mano a la frente mientras trataba de recomponerse del impacto. El golpe había sido directo, y el dolor punzante en su frente no tardó en manifestarse.

Con una mezcla de sorpresa e irritación, Jinx alzó la vista, dispuesta a ver con qué o con quién había chocado. Sin embargo, en cuanto sus ojos se encontraron con la figura rígida frente a ella, una sensación de resignación y fastidio la invadió. "No fastidies...", murmuró en voz baja, ya reconociendo aquella silueta. Frente a ella estaba la última persona con la que quería tener un encontronazo esa mañana, y el día apenas comenzaba.


—¿Qué no tienes ojos, hadita? ¡Menudo trompazo! —rió Namarok con burla mientras se sacudía el hombro como si el impacto no hubiera sido nada para él.

—Sí, claro que tengo ojos —respondió Jinx, frotándose la frente con una mezcla de dolor y fastidio—. Lo siento, iba distraída. Si me disculpas… —dijo, tratando de abrirse paso.


Pero antes de que pudiera continuar, Namarok la detuvo con una mirada interrogante.


—Oye, ¿nos conocemos de algo? —preguntó, entrecerrando los ojos como si intentara recordar.

—Déjale, Namarok —intervino Fang con una leve sonrisa—. La dejaste un poco aturdida con el golpe.

—¡Jaja, normal! ¿Has visto lo fuerte que estoy? —respondió Namarok, inflando el pecho y flexionando sus músculos de forma exagerada.

—Sí, sí, lo que tú digas, Namarok… —suspiró Fang, acostumbrada a su actitud.


Jinx, sin ganas de seguir lidiando con el ego de Namarok, aceleró el paso hacia el comedor, deseando que el encuentro hubiera sido solo una mala broma matutina. Una vez allí, tomó rápidamente su desayuno y se dirigió a la mesa donde solían sentarse sus amigos. Se dejó caer en su asiento, soltando un profundo suspiro mientras mordía distraída un bollo.

“¡Tenía que ser él!”, pensó, rodando los ojos. "De todas las personas en este lugar, justo me tenía que encontrar con ese estúpido", continuó con frustración. Miró su móvil para comprobar la hora. “¿Vendrán los chicos pronto?”, se preguntó, justo en el momento en que alguien se sentó frente a ella.


—Hola.

—Oh, hola Junghaleon. ¿Qué tal? —respondió Jinx, sorprendiéndose de verlo tan temprano.

—Bien… —murmuró Junghaleon, pero su voz sonaba apagada, diferente a lo habitual.

—¿Seguro? Ese "bien" no sonó muy convincente —dijo Jinx, arqueando una ceja, claramente preocupada.

—Es que no puedo dejar de pensar en lo que pasó ayer… — respondió bajando la mirada con un suspiro.

—Yo tampoco —admitió Jinx, su expresión se ensombreció—. Minshi parecía realmente confundido y eso me tiene preocupada. Algo extraño ocurrió, lo sé.

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