CAPÍTULO 11 - La tormenta

5 4 0
                                    


Apenas habían dado las cinco de la tarde cuando los padres de Minshi se acercaban lentamente a las puertas de la escuela. Era un domingo tranquilo, y tras disfrutar de un fin de semana en familia, el regreso de su hijo a la escuela se les hacia cuesta arriba. No obstante, sus rostros reflejaban satisfacción; habían notado algo diferente en su hijo durante esos días. No era solo su actitud más abierta, sino un brillo especial en sus ojos, como si algo en él hubiera cambiado profundamente. Ese brillo les transmitía la sensación de que, después de todo, habían tomado la decisión correcta al enviarlo a Nemeton. Mientras conducían, se sentía en el aire esa mezcla de orgullo y melancolía que solo los padres conocen al ver a sus hijos crecer y cambiar, y más sabiendo lo duros que habían sido los últimos años junto a su hijo.

Finalmente, llegaron a la entrada de Nemeton, un punto emblemático a exactamente un kilómetro de la escuela. Allí, el camino se hacía inaccesible para cualquier vehículo de cuatro ruedas, lo que obligaba a los estudiantes a recorrer la distancia a pie o en otro tipo de transporte más sencillo, lo que añadía un aura de exclusividad y misterio al lugar. Aunque la despedida fue breve, los padres de Minshi no podían ocultar la dificultad de separarse de él. Sus manos se resistían a soltar las de su hijo, y en sus miradas se entrelazaban las ganas de retenerlo un poco más y la certeza de que debía seguir su camino.

Minshi, por su parte, tras un último abrazo, emprendió la marcha hacia la escuela. Aún sentía el calor de sus padres en la piel, pero la expectativa de reencontrarse con sus amigos lo mantenía emocionado. Decidió aprovechar el momento para enviarles un mensaje y avisarles de su llegada. El cielo, sin embargo, comenzaba a tornarse amenazante. Las nubes grises se agrupaban, cargadas de lluvia, y la posibilidad de una tormenta parecía inminente. Sin paraguas y con la creciente preocupación de que la lluvia lo sorprendiera en mitad del camino, Minshi apresuró el paso, sintiendo el viento húmedo en su rostro. Apenas había recorrido unos 200 metros cuando las primeras gotas empezaron a caer, transformándose rápidamente en una lluvia torrencial. “No puede ser… ¡me voy a empapar! ¡Debo darme prisa!”, pensó, sintiendo la urgencia mientras el cielo desataba su furia sobre él.

Mientras tanto, Taethiel y Hobi acababan de llegar al comedor y, tras tomar asiento, esperaban la llegada de sus amigos mientras observaban a través de los ventanales de la escuela, como una gran tormenta se había formado. Jinx llegó al poco rato, seguido de Junghaleon. Ambos con la misma cara de sorpresa por la intensa lluvia.


—Hola chicos, menudo día para quedar —comentó Jinx sintiendo el frío ambiente.

—Hola —saludó Junghaleon unos pasos atrás.

—Hola, sí, menuda está cayendo. Solo falta Minshi por llegar —dijo Hobi.

—¿Ya lo habrán traído sus padres? —preguntó Taethiel. —Llueve a mares.

—Sí, lo dijo por WhatsApp. Ya debe estar llegando —respondió Junghaleon.

—Oh, no lo había visto —dijo Taethiel, revisando su móvil.


De repente, un estruendo los interrumpió, tan fuerte como si de repente los fuertes e inquebrantables muros de la escuela se fueran a derrumbar.


—¡Vaya, eso fue un trueno! —exclamó Hobi.

—Sí, parece que la cosa se está poniendo seria —dijo Jinx, cuyo rostro cambió de repente.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó Hobi, preocupado.

—Minshi es un sireno… si se moja… —dijo Jinx con voz seria.

—¡Es verdad! ¿Qué hacemos? —preguntó Hobi, alarmado.

—Voy a preguntarle por dónde va. Espero que lleve paraguas —dijo Jinx, mientras escribía un mensaje.


ESCUELA NEMETONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora