Capítulo 60

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Narra Tn

—Thomas —la voz de Minho a mi lado me sacó de mis pensamientos —vamos —hizo un movimiento con su cabeza indicándole que lo siguiera. —vamos, Ben —me miró a mi y luego al rubio.

   Los cuatro salimos de la "asamblea" y seguimos al asiático hasta llegar al bosque.

—¿oigan, a donde vamos? —cuestionó el castaño

—a sacrificarte —respondí con sarcasmo, sin mirarlo

—ya verás —el pelinegro me dio una mirada pesada de reojo, pero la ignoré.

La cabaña estaba en soledad, rodeada de árboles que tapaban muy bien el techo por si la lluvia se intensificaba, evitar que el agua entrase.

Minho se adelantó y abrió la puerta. Yo entré detrás de él y el olor a encierro penetró mi nariz enseguida.

En medio aún seguía la mesa, con una sábana blanca tapando el laberinto. Hacía mucho no entraba por trabajo, se sentía extraño volver. Lo único que había "cambiado" eran las hojas con los patrones que los chicos habían colgado en las paredes, también ahora había hasta un dibujo de un penitente.

Ben cerró la puerta y se colocó a mi lado, para presenciar cuando el asiático quitó la sábana, revelando el laberinto en miniatura ante los ojos del castaño, quien se quedó perplejo al verlo construido.

Era impresionante, cada piedra, cada pedazo de madera o lo que fuese que siguieran usando para reconstruirlo. Todo estaba perfectamente medido, puesto en el lugar que le corresponde.

Me crucé brazos, mientras veía con admiración la estructura.

—el laberinto... —indicó el asiático —completo.. —

Levanté la mirada hacia él solo para recordar aquella conversación que tuvimos hace tiempo. El asiático, el rubio y yo, no necesitábamos intercambiar miradas ni palabras para debatir nuestra vergüenza.

El chico había logrado asesinar a un penitente y sacar algo dentro de él que nos puede ser de gran ayuda. Y quizás suene tonto, pero después de estar tres años buscando una maldita salida de estos jodidos muros, sin encontrar nada más que pasillos sin salida y que ahora aparezca un shank como este y ponga nuestros planes de cabeza, me hace pensar en cuan fracasada me veo.

—¿cómo que completo?, creí que seguían haciendo mapas —miré al castaño y tragué saliva

—no hay más mapas que hacer —respondió el pelinegro. Thomas se quedó en silencio, mirándonos a los tres como si lo que Minho acababa de decirle solo fuera una broma de mal gusto —... yo mismo e recorrido cada centímetro.. cada ciclo.. cada patrón... si hubiera una salida ya la hubiéramos encontrado —

Me incliné hacia el rubio, dejando caer mi cabeza sobre su hombro. Escuchar a Minho hablar sin ánimos era como escuchar a la muerte contando un chiste. Sabes que eso no es bueno, cuando el asiático ya no usa su sarcasmo en cada oración.

—¿por qué no se lo han dicho a nadie? —el rubio suspiró y apoyó su mejilla en mi cabeza

—la esperanza también nos mantiene con vida, Thomas —dije, atrayendo su mirada

—Alby lo decidió —admitió el rubio. Minho se incorporó y caminó hasta llegar al lado del castaño

—los demás necesitaban creer que había esperanzas de salir... —dijo, sujetando el cilindro en sus manos —pero tal vez ahora.. —el asiático nos miró a los tres —... si hay esperanza —estiró su mano entregándole el artefacto a Thomas, como una señal de fe —echen un vistazo —volvió apoyar sus manos en la mesa. Ben y yo nos separamos un poco y nos acercamos a la mesa —hace como un año empezamos explorando estas secciones exteriores, encontramos estos números impresos en los muros, de la sección uno a la ocho... la forma en que funciona es que cada noche cuando el laberinto se altera se abre una nueva sección... así que hoy —señaló —la sección seis estaba abierta... mañana... será la cuatro, la ocho y la tres... —me miró —el patrón siempre es idéntico —

I'm going to find them [GallyxTnxMinho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora