Capítulo 34

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Narradora omnisciente

Los rayos del sol se colaban por los orificios de la cabaña, iluminando todo a su paso, con la intención de despertar a ambos corredores que descansaban cómodamente.

La pelinegra rodeaba con su brazo el torso desnudó, de su ahora novio asiático, formando la posición de "cucharita" y sería ella la cuchara grande de no ser porque su otro novio la rodeaba a ella de la cintura.

Fue la única posición cómoda que encontraron en la que ambos chicos no se tocaban en lo más mínimo. Algo que ellos agradecían.

Pronto el instinto del pelinegro se encendió cuando le resultó raro la cantidad de horas que habían dormido y lo liviano que se sentía.

Siento el brazo de su novia en su abdomen y con una sonrisa atontada levantó su muñeca para ver la hora y aún con los ojos pegados vio que faltaban seis minutos para que las puertas se abrieran.

—carajo —maldijo en voz baja. Se levantó con cuidado y se vistió rápido para luego acercarse a la chica y sacudirla levemente —linda, levántate, es tarde —avisó mientras se colocaba las botas

—¿que? —murmuró ella con un ojo abierto y el otro aún en el mundo de los sueños

—faltan seis minutos para que se abran las puertas —repitió. En un segundo se sentó bruscamente en la cama quitando el brazo del grandote, que haciendo caso omiso al movimiento brusco de la pelinegra, solo se dio la vuelta y siguió durmiendo —vamos, arriba —insistió.

La chica se levantó y buscó desesperada su ropa. El pelinegro la ayudó a atarse la otra bota mientras ella se arreglaba más o menos el cabello y cuando terminaron, ambos salieron corriendo directo al baño para al menos lavarse la cara y los dientes.

Salieron del baño y nuevamente corrieron hacia la cocina para desayunar algo y no correr con el estómago vacío.

—ya era hora —saludó Alex —¿por qué demoraron tanto? —

—a ti que te importa —regañó Sartén poniendo dos platos frente a los recién llegados —¿durmieron bastante? —

—ajá —respondió ella comiendo desesperada

—no tan rápido que te va a caer mal —mencionó Matt mirándola serio.

El asiático lo miró mal, pero no dijo nada. No quería empezar arruinando su mañana, ya la había empezado algo agitado y no iba a empeorarla.

—dos minutos —avisó Justin levantándose de la mesa.

Todos copiaron su acción, tomando sus bolsas con comida y saliendo de la cocina. Todos excepto ambos dormidos.

El moreno los observaba con una sonrisa burlona en su rostro.

—¿que nos miras, shank? —replicó el asiático, alejando su plato y parándose

—oye, no lo trates así —pidió la chica también dejando su plato a un lado —nos vemos después, Sasa —saludó al moreno quien le correspondió con una sonrisa

—nos vemos, duende.

Ambos salieron tomados de la mano y corrieron agitados, con la comida fresca rebotando en sus estómagos. Cuando llegaron hasta los demás, pasaron unos segundos hasta que escucharon el característico chirrido metálico y la separación de los muros, dando aviso a que ya era hora del trabajo.

—¡Ahora! —dijo el asiático echándose a correr al interior.

...

El día había comenzado normal para los demás clarianos. El sol calentaba la tierra y cansaba los cuerpos de los habitantes que se movían de un lado a otro.

I'm going to find them [GallyxTnxMinho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora