Capítulo 2.

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En el multimedia, les dejo a mi hermoso bebe Cody Christian, quien en este fic interpreta a Andrew. ¿No es hermoso? *suspira* Rose siempre consigue buenos partidos, que envidia (?).


—¡Papá! ¿Puedo coger una galleta del frasco?— escuché la voz de Rebecca gritar desde la cocina.


Al escucharla decir eso, me hizo acordar a mi pesadilla pero inmediatamente borré ese recuerdo de mi memoria, yo estaba a unos metros de Rebecca y podia ver como ella sonreia de oreja a oreja. La pequeña tenía el frasco en sus manos, solo estaba esperando la aprobación de su padre, quien se estaba demorando al buscar una corbata.


—¡No, acabas de desayunar y ya te lavaste los dientes!— gritó Andrew.

—¡Pero me lavo los dientes de nuevo!

—¡No, Rebecca. Hazme caso, soy tu padre!— Cada vez escuchaba su voz más seria.


Rebecca inmediatamente hizo un lindo puchero y dejó el frasco encima de la mesa. No pude resistirme y me acerque a ella, sin hacer mucho ruido con el tacón de mis zapatos. Destape el frasco, saque una galleta, me agache hasta estar a su altura y se la ofrecí a la pequeña niña de ojos verdes. Le hice una seña de silencio y ella me sonrió abiertamente, me abrazó fuerte mi cuello y susurro un «gracias» en mi oído. Rebecca se fue dando pequeños saltos, deje el frasco de galletas dentro de uno de los cajones y al voltearme me di con la sorpresa de encontrar a este hombre de un metro ochenta mirándome acusadoramente.


—¿Qué?— Pregunté pareciendo ser inocente. —Me dio un poco de hambre.

—¿En serio?— Se acercó a mí. —¿Entonces por qué Rebecca está en el baño lavándose los dientes...otra vez?

—Uh...¿le gusta su limpieza bucal?— Hice una mueca.

—Amor, ella nunca me hará caso si sigues consintiéndola a mis espaldas.

—Lo siento.— Pase mis brazos por su cuello y le di un pequeño beso en sus labios. —Sabes que ella es como mi pequeña debilidad.

—Lo es para mi también, pero tiene que aprender a obedecerme. Además, no quiero ser el policía malo en esta escena.— Hizo una mueca.

—Eres su padre, desde el día que nació obtuviste ese título.


Los dos reímos y en ese momento, Rebecca entró a la cocina dando saltitos de la misma manera que se fue.


—Papá, vamos a llegar tarde otra vez si no nos apuramos.

—Mierda.— Susurró para que su hija no lo escuche, se separó de mi y fue agarrar su maletín. —¿Tienes todo listo?

—Si.— Colgó su pequeña mochila morada en su espalda.

—¿Tu violín? ¿No lo necesitas para tus clases en la tarde?


La pequeña dio un pequeño grito y corrió a su habitación de nuevo, volvió con la pequeña caja del violín en sus brazos.


—Yo te ayudo, nena.— Agarre su violín. —Sube al auto de tu padre.


Ella salió junto a Andrew y yo los seguí. Los tres subimos al Mercedes Benz Negro. Diez minutos después dejamos a Rebecca en la puerta de su colegio, se despidió de nosotros rápidamente porque si no, iba a llegar tarde.

Risk It All. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora