Capítulo 50.

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—¿Qué pasó?


Fue lo primero que me preguntó Harry cuando entre al carro donde me estaba esperando afuera de la casa de mi madre. En su rostro podía notar la preocupación, seguro por la forma en como mis manos temblaban y seguía llorando.


—¿Esa mujer te hizo algo?


Negué con la cabeza y me mordí el labio inferior para no seguir llorando.


—Ella se va, Harry. Me va a dejar.— Susurré.

—¿De qué hablas, amor?


Le conté a Harry la historia de mi madre y del por qué su personalidad es así mientras él conducía al hotel donde nos hospedábamos y podía notar como su rostro cambiaba al contar la verdad.


—Rose...no sé que decirte.— Dijo Harry cuando terminé de contarle la historia. Me miró rápidamente e hizo una mueca. —Tal vez ella de verdad necesita un tiempo a solas... después de todo lo que ha pasado, cualquier persona huiría.— Toco mi mano y la apretó. —No creo que de verdad ella se vaya para siempre.

—No, Harry. Tu no escuchaste como ella me lo dijo, mi mamá en serio va a irse y no volverá.— Me reí. —No le importo y nunca lo hizo. Lo peor es que ya sabía eso pero me dolió más cuando ella me lo confirmó.

—Si le importas, Rose.

—¿En serio?— pregunté con un tono de ironía en mi voz. —¿Entonces por qué nunca he escuchado salir de sus labios un 'te quiero, hija'?— mi voz se quebró en ese momento y me odie por eso. —Ni siquiera ahora que estábamos hablando y ella me estaba contando sus más profundos secretos me pudo decir que me quería.


Harry se quedo callado por unos segundos, tal vez pensando que decirme para consolarme pero nadie podía quitarme de la cabeza que mi madre no me quiere y nunca lo hará, sé sus razones ahora pero eso no quiere decir que no me ha dolido todas sus palabras. Después de nuestra conversación, ella solo me dio algunos minutos para que pueda ir a mi antigua habitación y sacar algunas cosas que seguían ahí después de años. Lo único que me importaba de ese lugar eran los cuadros que tenía con mi hermana y mi papá, lo demás ella podía tirarlo a la basura si quería. Al día siguiente, no podía dejar de pensar en mi madre mientras me maquillaba para ir al trabajo. Ni siquiera me quiso decir a donde se va a ir y eso me ponía más triste porque me daba cuenta que mi madre no quería que la visite...nunca más. Pude ver a Harry en el reflejo del espejo y sonreí. Él también se estaba alistando para terminar un trabajo que tenia pendiente, se suponía que se iba a reunir con Irene ayer en la noche para terminar el trabajo rápido pero debido a mi estado de animo, Harry no quiso dejarme sola a pesar de que le insiste varias veces de que iba a estar bien, él ignoro todas mis peticiones e igual se quedo conmigo.


—Lo siento de nuevo.— Murmuré y él volteo a verme. Me miró confundido. —Por mi culpa tienes que trabajar, sé que hoy seria tu día libre y también tu último día aquí en New York.


Harry se acercó y paso sus brazos alrededor de mi cuello, abrazándome por la espalda.


—No tienes nada que preocuparte, rubia. Ayer fue un día difícil para ti y estoy dispuesto a ayudarte en lo que necesitas, aunque a veces solo sea un simple abrazo o mi presencia.

Risk It All. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora