Capítulo 28.

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Harry.



—Espero que rasguñes el único mueble que tengo ¿entendido?


Miré al gato, obviamente no me dijo nada pero si movio su cabeza por un lado como si quisiera entenderme.


—Tienes comida y agua aquí.— Señalé los pequeños platos de comida que habia comprado para ella. —Aquí esta tu caja de arena. No quiero ver 'accidentes' en mi departamento, trataré de volver rápido.


Mi gata me ignoro, estirándose en el piso y yo sacudí la cabeza.


—Me estoy volviendo loco, ahora hablo con gatos.— Susurré. Me acerque a ella y acaricie su cabecita por ultima vez, antes de salir de mi departamento.


A pesar de que estoy disfrutando de mi libertad en mi departamento, la mayoría de mis cosas siguen en la casa que comparto con Ángela y espero llevarme todo a mi departamento de nuevo. La llamé, esperando que no este ocupada o que me ignore; y le pregunté si podía ir para sacar algunas de mis cosas, la cuál ella me respondió:


—Sigue siendo tu casa ¿no? No sé por qué tienes que avisarme.


No sabía que responderle a su comentario, asi que le dije que llegaria en media hora. No he hablado con ella ni con nadie de su familia desde que peleamos en la casa y decidimos divorciarnos. No sé si su actitud ha cambiado, si ella ahora me odia o si siempre me ha odiado por mentirle y engañarla pero espero que esa conversación no sea tan incómoda. Llegué a mi casa y abrí la puerta con la llave que todavía tengo. No escuché ningún sonido mientras subía las escaleras hacia la habitación, así que supuse que ella no estaba en casa.

Saque mi maleta y empecé a meter toda mi ropa, tratando de que encaje todo. Cuando terminé, me dispuse a ir a buscar mis cosas que todavía tenía en la única habitación que no dejaba que Ángela entre en todos estos años, busque la llave en mi bolsillo y cuando quise abrir la puerta, me di cuenta que esta estaba entre abierta. Empuje la puerta y me sorprendí encontrar a Ángela sentada en el piso, rebuscando en la caja de todas las cosas que tenía de Rose. La ira me gano y le respondí de mala gana:


—¿Qué mierda crees que haces?


Ella sorprendida, alzo la mirada y luego solo me dedico una sonrisa burlona.


—Esta también es mi casa, Harry.

—Si, pero siempre te dije que no quería que estrés a esta habitación. ¿Cómo es que si quiera entraste?

—Puede que...haya llamado a un cerrajero para que rompa la llave.— Se rio y ahí en cuando me di cuenta que ella estaba ebria.


Llevo a sus labios, un vaso de vodka al parecer. Sus ojos estaban rojos y estaba más pálida de lo normal. Miré la caja y volví a mirarla.


—¿Buscabas algo ahí?— pregunté.

—La verdad es que...no sabía que encontrar. Lo único que sabía era que tenías cosas de ella aquí.— Metió la mano en la caja y sacó una hoja. —Nunca me había considerado tan masoquista como ahora.— Se rio entre dientes y empezó a leer. —'Harry, posiblemente cuando leas esta carta, yo ya no estaré en Londres. Dejaré todo lo que me hace daño atrás y eso te incluye a ti'— leyó.

Risk It All. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora