Capítulo 30.

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Al salir de la cocina, lo primero que hice fue buscar a Andrew con la mirada. Lo encontré, en el mueble, sentada y mirando su celular. Me acerqué a él y me senté a su costado.


—Hola.— Susurré.


Él me miro sorprendido, como si no se hubiera dado cuenta que me había sentado a su costado.

 

—Hola.— Me dio una media sonrisa.

—Lo siento.— Dijimos los dos al mismo tiempo y nos reímos.

—Perdóname, no debí gritarle así a...Harry. Sé que es su vida, pero me preocupo por ella.— Suspiro. —Y también perdóname por todas las peleas que tuvimos estos últimos días, sé que algunas veces me pase de la raya.— Hizo una mueca.

—Está bien, las parejas tienen problemas ¿no?— agarré su mano y acaricie sus dedos. —Yo también me pase de la raya a veces con todo lo que te respondía. Lo siento.— Hice un pequeño puchero.

—¿Qué tal si mañana salimos solo los dos?— me sonrió. —Podemos llamar a Brenda para que cuide a Rebecca y nosotros salimos por algunas horas, creo que lo necesitamos después de todo este tiempo ¿no crees?

—Eso sería fantástico.— Le sonreí también.


Él se acercó a mí y me abrazó fuertemente. Me relaje en sus brazos, cerrando los ojos y recibí gustosamente su abrazo. Al momento de abrir mis ojos, me topé con Harry, quien estaba a unos metros de mí. Estaba con los brazos cruzados y negaba con la cabeza mientras nos miraba. Ignoré esa pequeña punzada que sentí en mi estómago y me concentré en Andrew.


Mi prometido. La persona con la que me voy a casar. Solo en él debo de pensar.



•••



—Este lugar es hermoso, Andrew.— Susurré, cuando entramos al restaurante. Parecía una niña de cinco años cuando entra a una tienda de dulces, miraba asombrada y con la boca abierta todo el lugar.

—Sabía que te iba a gustar.— Me sonrió. Los dos nos sentamos e inmediatamente vino un mesero dándonos a cada uno la carta.

—¿Así que ya habías venido antes?— alce una ceja.

—Sí, uno de los inversionistas de la empresa quiso que tengamos un almuerzo aquí, de inmediato cuando vi el lugar, supe que tenía que traerte aquí algún día. Sabía que ibas a estar encantada.

—Bueno, tus predicciones son correctas, me encanta.


Cada uno pidió un plato y mientras esperábamos la comida, nos trajeron una copa de vino.


—Lo siento.— Murmuró.

—¿Por qué?— lo mire confundida.

—Por todas las peleas que hemos tenido.— Hizo una mueca. —He sido un idiota.

—Ya te dije que todo está en el pasado. Por algo estamos aquí ¿no? Para arreglar las cosas. Por favor, ya no hablemos más sobre eso.— Pedí.

—Está bien, solo quería que sepas que de verdad lo sentía.— Agarro mi mano por encima de la mesa y beso mis nudillos. —Te amo ¿lo sabes, verdad?

Risk It All. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora