Risk It All. {h.s}

Capítulo 29.

Harry.

Hoy es viernes y nunca había estado tan aburrido como hoy. Las cosas en la empresa están tranquilas, tan tranquilas que hasta aburre venir aquí. Hace más de una semana que no veo a Rose, ni a nadie de la familia de Ángela asi que todo se siente diferente. Vivir en mi departamento no fue un gran cambio ya que desde hace muchos años pasaba mucho tiempo en ese lugar y me había acostumbrado. Aunque ahora con mi nueva gata, las cosas se han vuelto un poco complicadas, ya que siempre tengo que estar viendo donde está,puede que arañe mis cortinas o mi único mueble que tengo.

Cuando mi secretaria entró a mi oficina, no me sorprendí cuando ella me miró nerviosa.

—¿Por qué siempre estás nerviosa cuando hablamos?— pregunté.

—N-no estoy nerviosa.

Rodé los ojos. —Lo que sea. ¿Qué pasa ahora?

—Estaba pensando si ya pensó en lo que le va a regalar a su esposa.

—¿Qué?

—Mañana es el cumpleaños de la señora Ángela. ¿Quiere que yo vaya a comprarle una cartera o alguna joya?

Revisé mi calendario y me di cuenta que es verdad, mañana es su cumpleaños. Me había olvidado completamente de ese detalle.

—Ah, no. Está bien. Yo buscaré su regalo.— Aunque no creo que me lo reciba. —Por cierto, ¿cómo sabes que es su cumpleaños?

—Usted me hizo apuntarlo en mi agenda para hacerle acordar, mayormente si se acuerda, pero esta vez...— Dejo la frase al aire.

—Ángela y yo nos vamos a divorciar.— Ella me miró sorprendida. —Sería mejor que lo sepas ahora para evitarnos más conversaciones incómodas como esta. No creo que la sigas viendo aquí en la oficina tampoco, así que no tienes que preocuparte por ella.— Hice una pausa. —Ahora, puedes irte de mi oficina. Gracias.— Le di una pequeña sonrisa y desvié mi mirada hacia mi lap top.

Solo escuché como ella cerró la puerta. Me incliné en mi silla y me quede pensando en una idea que vino a mi mente. Un poco arriesgada pero creo que tomaré el riesgo.

•••

Rose.

—¿En serio tenemos que ir?— pregunté, moviendo mis manos.

—Es mi prima.— Respondió como si fuera algo obvio.

—Lo sé.

—Y también es la tía de Rebecca.— Suspiro. —Es su cumpleaños y está pasando por un momento difícil, estaría muy mal de mi parte no estar a su lado acompañándola.

Entonces ve solo.

Voltee a ver mi armario y rodé los ojos. Esto es estúpido, no quiero ver a Ángela, es sábado y lo único que quería hacer es ver películas en pijamas, sin que nadie me moleste pero parece que mis planes cambiaron drásticamente por el cumpleaños de la pelirroja.