Capítulo 6

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RAYAN

¡En qué mierda estaba pensando!

Mi cabeza no dejaba de dar vueltas, así como no dejaba de doler, y no precisamente esta, sino, mi polla. Había masturbado a Azu, maldita sea ¡Azura! La niña de ojos redondos y avellana que siempre me perseguía preguntando si las cosas que hacía estaban bien, la que siempre me obligaba a comer sus estúpidos panques de lodo y yo fingía que me agradaban, supe desde los cinco que me gustaba, y solo tardé otros siete años en saber que eso eran problemas.

La había tocado, mis dedos se habían hundido un poco en su sexo rosado, no lo pude evitar, lo quise, lo deseé y lo obtuve, sus gemidos y la manera en la que decía mi nombre, seguían en mi cabeza, joder, joder, joder, una parte de mí se siente mal, pero otra no, la otra quería follarla, quería que me abriera las piernas a mí.

—¿Estás bien?

Giro por encima del hombro y me encuentro con una morena de ojos azules, asiento y avanzo en la fila, dejo un billete y pido un maldito late, la espera se me hace eterna, en especial porque ahora, deseaba más a mi mejor amiga. Habíamos cruzado una de las barreras, pero no los límites, y nunca lo haríamos, porque ella es dulce, tierna e inocente, no sabe de la vida, no es como que yo sepa mucho, pero sí más que ella.

Me conozco, sé cómo soy, y sé que si inicio algo con ella lo voy a joder, porque soy un maldito celoso de mierda, controlador y un hijo de puta infiel, en cambio, ella... romperle el corazón no es opción, así que mientras recibo mi late y le dirijo una mirada amenazante a la morena que no deja de comerme con la mirada, llego a una sola respuesta: alejarme de ella un tiempo, no tanto para que no lo recienta, las cosas tenían que volver a ser como antes.

Salgo de la tienda y, cuando llego a mi casa, me dejo caer en el sofá, saco mi móvil y marco el jodido número de la persona que me estaba cabreando toda mi vida, porque, por su error, Azura se siente así.

—Tardaste en llamar, ¿empezarás tu venganza conmigo? —me responde Daria al instante.

—Lo jodiste todo —le reclamo ejerciendo fuerza en mi mano alrededor del envase de mi latte.

Suelta un suspiro exasperante.

—¿Yo?

—Sí, tú.

—¿Debo recordarte que fuiste tú quien le dijo que fuera con Eithan?

Cierto, pero era un capullo que, al echarle la culpa a ella, me hacía sentir menos mierda de lo que ya era.

—Puede que yo pusiera la piedra en la mano, pero tú la lanzaste —le acuso.

—Buen punto, pero al final yo solo confirmé las cosas que Eithan le dijo.

—¿Qué cosas? —Trago duro y aprieto los puños, deseoso de partirle la cara a mi primo, no importa que sea mi sangre, siempre ha sido mi puta sombra.

Silencio, es lo único que escucho durante unos segundos al otro lado de la línea.

—Daria, si no me dices lo que quiero saber, juro que tu estancia en la escuela será la peor pesadilla que pudieras vivir, y sabes que no miento, quien se mete en mis mierdas lo paga caro —la amenazo increpando.

—Escucha, no quiero problemas, contigo ni con nadie, solo te diré que Eithan le contó todo y argumentó que tú estás enamorado de ella, pero claro, eso ya lo sabes —dice y luego cuelga la zorra.

Miro la pantalla con rabia, ese pendejo tiene muy poco cerebro, pero muy grande la boca, elimino de mis contactos a Daria y bloqueo su número solo porque ya la usé, ya la follé y porque no quería que me jodiera después con lo que le va a ocurrir. Deslizo mi dedo diestro sobre la pantalla táctil y marco esta vez el número de mi muy molesto primo, no me responde, y creo saber por qué.

Amor Posesivo © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora