Amor Posesivo © [COMPLETA]✅

Capítulo 35

RAYAN

MEDIA HORA ANTES...

Observo cómo Azura se marcha del club en compañía de su primo Dylan y de Marisol. Esta última me lanza una mirada cargada de rencor, sé que la quiere, pero no puede tapar un hoyo para destapar otro, Diamond no es juego, Alacrán no lo era y su hermano es un hijo de puta con toda la extensión de la palabra, un claro ejemplo es lo que nos hizo y el cómo nos mandó a avisar, sabe que Azura es importante para mí, pese a haberle dado la patada en el culo para mantenerla a salvo de toda esta mierda.

—No puedes cambiar de la noche a la mañana lo que le hiciste —dice Anastasia y la ignoro.

No me fio de nadie en estos momentos, por lo que salgo teniendo en mente la dirección de donde vive Azura, tenemos que hablar, le guste o no, mis errores del pasado no tienen por qué lastimarla de nuevo, así que saco las llaves de mi Harley-Davidson y arranco como un maníaco.

Me tiene enfadado, y pensé que quizá volverla a ver no me haría sentir la polla palpitar, pero estaba equivocado, verla con ese maldito vestido entallado hizo que regresaran a mi mente los momentos en los que la follé, el punto exacto en el que la hice sangrar, el sin sabor que me dejó ver y saber que tiene una relación tan estrecha con Sam Hamilton, hace que la sangre se me pudra. Le habló con tanta familiaridad que ahora entiendo que Marisol me ha mentido todo este tiempo, a más hay una duda que me pica el pecho ¿Quién es Yelena?

Lo primero que se me vino a la mente fue una mascota, y espero que sea eso. Al llegar al departamento de Azura, me doy cuenta de que está en una buena zona, ni muy ostentosa pero tampoco de mala muerte, aparco dejando bien asegurada la moto, me quito el casco y memorizando el número de su piso, subo al ascensor. Algo en mi pecho me da mala espina, y tengo que apartar todo de mi mente o voy a terminar por secuestrarla para luego follarla y hablar.

Las puertas se abren y entra una chica pelinegra, es guapa, pero como siempre ocurre... Azura lo es más, me coquetea en cuanto me ve, hace todo lo posible por llamar mi atención, desde colocarse un mechón de su cabello detrás de su oreja, hasta provocar con disimulo que se le caiga algo de su bolso, agacharse y mostrarme el culo, nada funciona, porque el único coño que quiero partir, es el de Azura.

Por fin llego, las puertas se abren y salgo aprisa, el ambiente con esa zorra me estaba asfixiando, busco su número y toco el timbre, tardan en abrir y me cuestiono, toco dos veces más, relajando los hombros como si me hubiesen quitado una enorme carga de encima. Estoy por esperar a que ella llegué, cuando el llanto de un bebé al otro lado de la puerta, retumba en mi pecho. Mi corazón galopa a toda velocidad, no me sentía así desde que estaba con Azura en el Instituto y la veía.

—Ahora voy.

«No, no y no... esa puta voz»

La puerta se abre mostrándome al puto de Sam Hamilton, trae puesto un traje oscuro mal arreglado, sin corbata, las mangas de la camisa arremangadas, pero eso no es lo que me deja estático y sin aire, sino, la cosa que carga en los brazos, y esa es una bebé, su nariz y mejillas están teñidas de rojo, su cabello castaño se parece al de... Azura, sus ojos azules me recuerdan otra cosa y mi pecho se comprime al acotar que es la niña más hermosa que he visto, la detallo un par de segundos más, las piezas encajan, y mi enfado se eleva.

—Rayan —menciona el tipo idiota que me ve de arriba a abajo.

—Hamilton —escupo.

El llanto de la que debe ser Yelena, cesa un par de segundos cuando se percata de mi presencia. No respiro, creo que por un segundo incluso olvido todo el mundo a mi alrededor, y sigo dudando, me pierdo en el iris azul que es muy parecido al...