Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥

Dia de gestiones y charlass🤞🏼!

día en el paddock de Brasil estaba en plena marcha, y yo me sumergía en las gestiones como quien busca un refugio. Horarios de entrevistas, puntos claves para las reuniones de pilotos, revisiones de logística... Todo lo tenía bajo control. O al menos, eso quería hacerme creer. Porque, a pesar de mis esfuerzos, la conversación en el avión con Lando y, sobre todo, aquel beso, todavía rondaban en mi mente. Intentaba apartar esos recuerdos, concentrándome en cada tarea, pero parecía imposible.

Mientras revisaba una lista de tareas, alguien se acercó a mi escritorio.

—Veo que alguien está bastante ocupada hoy —dijo Lando, apoyándose en la mesa con una sonrisa traviesa.

Suspiré y me forcé a mantener la calma mientras alzaba la vista. Lando estaba ahí, con esa expresión desenfadada, y sus ojos fijos en mí, analizándome, como si quisiera desarmar cada capa de profesionalismo que trataba de construir.

—Ocupada y sin tiempo para distracciones —respondí, dándole una mirada que pretendía ser estricta.

Lando no se inmutó. De hecho, su sonrisa se amplió, como si mis palabras fueran solo un reto para él.

—Vaya, no pensé que eras tan buena fingiendo. —Sus ojos me lanzaron una mirada provocativa—. Después de todo, cuando estás conmigo en otro ambiente, pareces algo más... relajada.

Mis mejillas se sonrojaron, pero mantuve mi compostura, o al menos eso intenté.

—Norris, algunos de nosotros tenemos que trabajar para asegurarnos de que ustedes, los pilotos, estén donde deben estar y a la hora correcta. No todos podemos vivir en tu mundo de bromas y coqueteos.

Él se acercó un poco más, y bajó la voz.

—No sé si lo notas, pero me estoy tomando esto muy en serio. —Sus palabras tenían ese tono juguetón, pero su mirada era intensa.

Cerré los ojos un segundo, tomándome un respiro. Sabía que no debía dejarme llevar por su juego, así que intenté redirigir la conversación.

—Si eso es cierto, entonces deberías estar en tu próxima entrevista en cinco minutos. No me hagas ir a buscarte.

Lando se rió, dando un paso atrás.

—Tranquila, estaré donde me necesites. Y ya sabes que siempre puedes venir a buscarme.

Con una sonrisa cómplice, Lando se fue, dejándome con el corazón latiendo rápido y un nudo en el estómago. Había aprendido a ser profesional en cualquier situación, pero él tenía una habilidad única para desarmarme en segundos. Necesitaba un respiro, y quién mejor que Franco para ayudarme a mantener los pies en la tierra.

Después de otra serie de gestiones y algunos mensajes confirmando entrevistas, logré encontrar a Franco en el área de descanso, con un café en la mano y una expresión de total tranquilidad. Me acerqué, agradeciendo tener un momento para despejarme.

—Che, ¿te quedó algo para mí o te tomaste todo el café? —le pregunté, sonriendo.

Franco me miró y soltó una risa, dándome un empujón en el brazo.

—Tomátelo con calma, che. ¿Vos viste tu cara? Parecés que hubieras corrido una maratón —bromeó, mirándome con esa mezcla de picardía y preocupación que solo él sabía tener.

Me dejé caer en la silla junto a él y suspiré.

—Es que... no sé, Franco, siento que todo esto es una locura. —Levanté la vista y vi que me escuchaba con atención—. Y para colmo, Lando no deja de... bueno, no sé ni cómo explicarlo.

Franco se rió, con esa mirada de quien ya sabía perfectamente lo que estaba pasando.

—¿Qué, te hace la vida imposible el pibe? —dijo, imitando un tono de preocupación que no le creí ni por un segundo—. Sabés bien cómo es. Pero bueno, se ve que le interesás en serio.