Despierto de golpe con el insistente zumbido de mi teléfono. Mis ojos, todavía pesados por el sueño, luchan por enfocarse en la pantalla iluminada que parpadea con el nombre de Franquito🫶🏼. Es un poco extraño que me llame a esta hora; suelo ser yo quien lo despierta, y no al revés.
—¿Hola? —mi voz suena ronca, aún atrapada en la neblina del sueño.
—¿Che Jenny, estás despierta? —pregunta él, como si no se diera cuenta de la hora que es.
—No pelotudo sigo durmiendo, no vez que te conteste?, son las... —miro el reloj y suspiro—, seis de la mañana. Claro que no estoy despierta del todo pero si algo.
Puedo escuchar su risa baja al otro lado de la línea. Esa risa traviesa que siempre me hace sonreír, aunque esta vez intento contenerla.
—Y bueno solo pensé que podrías querer un poco de aventura matutina. Estoy fuera de tu edificio —dice, y escucho el claxon de su auto.
Me quedo en silencio por un momento, sin saber si reír o enfadarme. Con Franco, siempre es una mezcla de ambos. Él es esa clase de amigo que te saca de la rutina, que te recuerda que la vida es algo más que trabajo, estrés y responsabilidades.
—Dame diez minutos —le digo antes de colgar.
Me levanto de la cama rápidamente y voy al baño. Me miro en el espejo: mi cabello negro, que normalmente cae lacio y ordenado, ahora está revuelto, como una pequeña maraña de rebeldía que refleja exactamente cómo me siento. Me lavo la cara, me hago una coleta rápida y me pongo algo cómodo; con Franco, nunca sé a dónde me llevará, pero siempre sé que la ropa formal no es una opción.
Diez minutos después, salgo a la calle y ahí está él, apoyado en la puerta de su auto, con una sonrisa tan amplia que podría iluminar toda la cuadra.
—¿En serio no tienes nada mejor que hacer tan temprano? —le pregunto mientras camino hacia él, intentando sonar molesta.
—Nada es mejor que secuestrarte para una pequeña aventura —responde, y abre la puerta para que suba.
Nos alejamos de la ciudad, y mientras conducimos, el paisaje cambia de los edificios grises y el asfalto al verde de los árboles y el cielo que comienza a aclararse con el amanecer. El silencio entre nosotros es cómodo, roto solo por el suave zumbido del motor y el ocasional sonido de las aves que empiezan a despertarse.
—¿A dónde vamos? —pregunto, rompiendo finalmente el silencio.
—Confía en mí —es todo lo que dice, con una expresión de misterio que solo él puede lograr sin parecer pretencioso.
Franco siempre ha sido así. Impulsivo, espontáneo y lleno de ideas aparentemente locas. Aunque a veces puede sacar lo peor de mí, él también sabe cómo sacarme de mi zona de confort, y creo que por eso somos mejores amigos. Porque él me recuerda que la vida no siempre tiene que estar planeada al milímetro.
Después de un rato, llegamos a un pequeño mirador que da a un lago rodeado de montañas. El sol está justo en el horizonte, bañando el paisaje en tonos dorados y naranjas que reflejan en el agua como un espejo. Es impresionante.
—Es... hermoso —murmuro, sin apartar los ojos del paisaje.
—Sabía que te gustaría. —Franco me observa, con una sonrisa suave y sincera. A veces, cuando estamos solos en momentos como este, veo un lado de él que no muestra con nadie más. Como si por un instante, todas sus bromas y su actitud despreocupada se desvanecieran, dejando a un Franco vulnerable y auténtico.
Nos sentamos en la hierba y dejamos que el silencio nos envuelva. Saco mi cámara del bolso, un viejo hábito que tengo de capturar momentos que me tocan el corazón. Franco observa en silencio mientras tomo algunas fotos del paisaje y del amanecer.
—¿Aún piensas que estoy loco por traerte aquí tan temprano? —me pregunta, con una sonrisa traviesa.
—Loco sí, pero en el buen sentido —respondo, devolviéndole la sonrisa.
Nos quedamos hablando de todo y de nada, como solo se puede hacer con los amigos de verdad. Me cuenta sobre su última carrera y los planes que tiene para las próximas semanas. Yo le cuento sobre el trabajo, sobre Max y sobre lo caótica que se ha vuelto mi vida desde que empecé a trabajar como community manager de una estrella de Fórmula 1. Él se ríe y me escucha, haciéndome sentir como si fuera lo único importante en ese momento.
—Jenny, ¿alguna vez te has planteado dejarlo todo y hacer algo completamente diferente? —me pregunta de repente, con una seriedad inusual.
Lo miro, sorprendida por su pregunta. Franco siempre ha sido el que me anima a seguir mis sueños, a no detenerme. Pero ahora parece... inquieto, como si él mismo estuviera cuestionando sus decisiones.
—A veces, sí —respondo después de pensarlo—. Pero cada vez que lo hago, me doy cuenta de que, a pesar de todo, amo lo que hago. ¿Tú?
Franco suspira, y por un momento veo un destello de duda en sus ojos. Pero, como siempre, lo disimula rápidamente con una sonrisa.
—Nah, olvídalo. No me imagino haciendo otra cosa que correr en autos —dice, pero sé que hay algo más detrás de esas palabras.
El sol ya está alto cuando decidimos regresar. Mientras manejamos de vuelta, siento una extraña paz en mi corazón. Como si estos momentos, lejos del ajetreo y las responsabilidades, me recordaran quién soy realmente. Al llegar a mi edificio, me despido de él con un abrazo, agradecida por tener a alguien como Franco en mi vida.
—Gracias por esto, en serio. —Le sonrío, y él solo me da un golpecito en la cabeza, como siempre hace para hacerme sentir que todo está bien.
—Cuando quieras, Jenny. Tú y yo, siempre podemos escapar de la rutina —me guiña un ojo y se sube a su auto, alejándose mientras me quedo en la acera, viendo cómo desaparece en la distancia.
Y ahí, en medio de la ciudad que vuelve a la vida con el sonido de los autos y la gente apresurada, me quedo un momento más, abrazando la calma que Franco me regaló esta mañana. Sabía que era una bendición tenerlo en mi vida, pero cada día me lo demuestra de una forma nueva.
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Primer caaaaaap🫶🏼!Espero que les guste, todo para dar inicio a esta gran historia, disfrútenla mis amores🤍.
Nos leemos en otro cap! Byeeee👋!
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Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️🔥
FanfictionÉl es un piloto que enciende pasiones dentro y fuera de la pista. Con una sonrisa cautivadora y una mirada que desarma, sabe el efecto que tiene en los demás... y lo disfruta. Pero cuando te conoce, algo cambia. Tú no eres como el resto; no caes en...