Dia de playa🏖️☀️

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Después de la adrenalina de la noche anterior y de todo el recorrido por Las Vegas, Franco y yo decidimos que necesitábamos un descanso

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Después de la adrenalina de la noche anterior y de todo el recorrido por Las Vegas, Franco y yo decidimos que necesitábamos un descanso. Una escapada a la playa artificial de uno de los resorts parecía la mejor idea para recuperar energías y disfrutar del sol. Además, sabíamos que después de tanto movimiento, tomar un día para relajarnos sería más que necesario.

La playa estaba a pocos minutos en auto, y, a pesar de estar en Las Vegas, el ambiente era paradisíaco, con arena blanca, palmeras y el sonido artificial de las olas. El lugar estaba repleto de turistas y gente de todas partes, todos buscando un respiro bajo el sol del desierto.

Instalándonos en la Playa

Cuando llegamos, encontramos el lugar perfecto junto al agua. Estiramos nuestras toallas, y ambos nos quitamos las camisetas para aprovechar el calor. Franco se puso sus lentes de sol y miró a su alrededor, sonriendo.

—¿Listos para causar sensación? —dijo, bromeando mientras se recostaba.

—¿Vos decís que nos miran? —respondí, también divertida.

—Obvio, mirá cómo te quedan esos lentes y ese traje de baño rojo. Parecés salida de una revista, che.

Rodé los ojos, pero no pude evitar reírme. Sabía que él tenía razón; habíamos atraído unas cuantas miradas desde que llegamos. Las personas a nuestro alrededor no disimulaban mucho, y varios parecían intrigados por ver a dos amigos disfrutando con tanta complicidad.

Después de un rato bajo el sol, decidimos meternos al agua. Estaba fresca y perfecta para el calor del día. Jugamos un rato, salpicándonos mutuamente y riéndonos como niños. Sentía la libertad en el aire y me dejaba llevar por la despreocupación que solo Franco lograba inspirarme.

En un momento, una pareja de turistas, de unos veinte y tantos, se nos acercó para saludarnos. Nos preguntaron de dónde éramos y charlamos un rato sobre nuestros acentos y la vida en Argentina. Franco, con su encanto natural, hacía que todos se sintieran bienvenidos, y yo no podía evitar notar que varias chicas lanzaban miradas en su dirección.

—Te están mirando, eh. No te hagas el humilde —le dije, en voz baja mientras salíamos del agua.

—¿Qué decís, boluda? Mirá, si sos vos la que tiene a todos hipnotizados. —me respondió, divertido—. No podés negar que ese tipo allá no te saca los ojos de encima.

Volví la cabeza con disimulo, y efectivamente, un chico alto y bronceado no dejaba de mirarme. Sentí una pequeña descarga de nervios, pero le devolví una sonrisa cordial antes de volver la vista a Franco.

Tarde de Relajo

Nos recostamos de nuevo en nuestras toallas, y ambos cerramos los ojos, disfrutando de la tranquilidad del momento. A veces, en medio de tanto caos, días así eran necesarios para recordar que también estábamos allí para vivir y no solo para correr de un lado a otro.

Al rato, una música relajada comenzó a sonar desde los altavoces de la playa, creando un ambiente aún más agradable. Me volví hacia Franco, que parecía estar en la misma sintonía de calma.

—Esto es vida, ¿no? —le dije, suspirando.

—Totalmente. Digo, a veces está bueno bajar un cambio y simplemente disfrutar. No todo tiene que ser tan intenso —me respondió, mirándome con una sonrisa sincera.

Pasamos las siguientes horas en una especie de paz perfecta. Nos quedamos charlando sobre cualquier cosa que se nos ocurriera, desde recuerdos de cuando éramos más chicos hasta historias de nuestras familias en Argentina. A veces, mientras hablábamos, notaba cómo algunas personas nos miraban, quizás intrigadas por nuestra conexión y por el idioma que hablábamos.

Paseo por la Playa al Atardecer

Cuando el sol comenzó a bajar, decidimos dar un paseo por la orilla. La arena estaba tibia bajo nuestros pies, y la brisa era suave. Caminamos en silencio un rato, cada uno sumido en sus pensamientos.

—¿Te diste cuenta de la cantidad de miradas que nos lanzaron hoy? —dijo Franco, rompiendo el silencio.

—Sí, me parece que causamos una buena impresión, ¿no? —le respondí, con una sonrisa.

—Eso seguro. Mirá que no es fácil encontrar un dúo como nosotros, ¿eh? —me dijo, entre risas.

Nos detuvimos un momento a observar el atardecer, el cielo tiñéndose de colores cálidos y la ciudad de Las Vegas comenzando a iluminarse a lo lejos. Había algo mágico en ese momento, algo que me hizo sentir agradecida de tener a Franco a mi lado, compartiendo no solo la vida en el circuito, sino también estos momentos simples y significativos.

De Vuelta al Hotel

Al final del día, regresamos al hotel, agotados pero llenos de una energía renovada. Estábamos listos para lo que se viniera en los días siguientes, y mientras subíamos en el ascensor, nos miramos y ambos supimos que este día de playa sería uno de esos recuerdos que guardaríamos para siempre.

Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora