México GP 2024
El sol apenas comienza a elevarse sobre el circuito, y ya estoy ahí, cargando mi equipo de fotografía y revisando las publicaciones de redes sociales de Max. Los boxes están llenos de actividad, mecánicos corriendo de un lado a otro, probando motores, afinando detalles, todo para asegurarse de que cada segundo en la pista cuente. Para muchos, esto sería agotador, pero para mí, es el lugar donde realmente siento que estoy en mi elemento.
Justo cuando estoy revisando las estadísticas de la última publicación de Max, escucho una voz familiar a mis espaldas.
—¿Durmió bien nuestra community manager estrella o vino sin dormir otra vez? —dice Max con una sonrisa burlona, mientras se apoya en la pared con los brazos cruzados.
—Para tu información, dormí perfecto. ¿Tú? —le respondo, devolviéndole la sonrisa mientras me aseguro de mantener la calma. A pesar de la confianza que tenemos, él sigue siendo una de las estrellas más importantes del circuito y mi "jefe".
Max se encoge de hombros, como si dormir fuera una actividad secundaria en su vida. Es el tipo de persona que parece funcionar con energía inagotable, incluso después de horas interminables de entrenamiento y carreras.
—Estoy listo para cualquier cosa. Tú encárgate de que el mundo también lo sepa, ¿sí? —dice con esa seguridad que siempre me sorprende. Antes de irse, me lanza una mirada que parece decir "confío en ti", y eso, viniendo de alguien como Max, siempre me da un impulso de energía.
Mientras Max se dirige a una reunión con su equipo, veo a Franco acercándose desde el otro lado del box. Su actitud es completamente diferente; aunque también es competitivo, con él siento esa familiaridad que solo da la amistad. Me sonríe y alza la mano en un saludo despreocupado, como si no tuviera nada que probar.
—¡Ey, jefa de redes! —me llama Franco, siempre con ese tono relajado que tanto contrasta con el ambiente serio del paddock.
—Ey, piloto favorito —le respondo con una sonrisa, mientras él finge exageradamente que no lo había escuchado bien.
—¿Dijiste piloto favorito? —pregunta, arqueando una ceja con esa mirada divertida que siempre me hace reír.
—No te emociones, Franco. Sabes que solo lo digo porque me ahorras el trabajo de editar tus fotos. —Le saco la lengua y él hace una mueca, fingiendo ofenderse.
Nos quedamos unos minutos conversando sobre lo que tiene planeado para la práctica de hoy, su enfoque para mejorar sus tiempos en las curvas y algunos detalles técnicos de su auto. Aunque mis conocimientos de mecánica y carreras son limitados, siempre me ha encantado escucharle hablar con esa pasión que lo caracteriza.
—Bueno, deséame suerte, Jenny. Hoy siento que puedo mejorar mis tiempos —me dice, y justo antes de que se aleje hacia su monoplaza, coloca su mano en mi hombro y me da una sonrisa sincera—. Gracias por estar aquí. Eres como mi amuleto de buena suerte.
Esas palabras me sacan una sonrisa y me llenan de orgullo. Sé que para él soy algo más que una amiga; soy alguien que entiende el sacrificio y el esfuerzo que pone en cada carrera, alguien que sabe cuánto ha luchado para llegar aquí.
Me quedo observando mientras Franco se prepara para salir a la pista. No puedo evitar sentir una mezcla de orgullo y nerviosismo cada vez que lo veo subirse a ese monoplaza. Siento como si una parte de mí también estuviera ahí, corriendo con él, enfrentando el riesgo y la adrenalina.
Justo en ese momento, Max vuelve de su reunión, y al verme tan absorta, se para a mi lado en silencio, observando la pista conmigo.
—Vas a desgastar el suelo de tanto mirarlo, ¿sabes? —comenta Max, interrumpiendo el silencio.
—Es que... siempre me da un poco de miedo verlo correr. No puedo evitarlo. —Respondo sinceramente, sin quitar los ojos de Franco, que ahora está haciendo sus primeras vueltas.
Max me observa con una expresión que no alcanzo a descifrar del todo. Aunque él y Franco son competidores, siempre he sentido que Max tiene un respeto especial hacia mi amistad con él. Quizás porque entiende lo importante que es para mí.
—Entiendo cómo te sientes. Pero si te sirve de algo, Franco es de los pilotos novatos más talentosos que he visto. Tiene lo necesario para destacar en este deporte. —Max dice esto con una convicción que me sorprende. En su mundo de rivalidades y egos, palabras de reconocimiento no son algo común.
—Gracias, Max. Eso significa mucho. —Le sonrío y él asiente, con esa actitud tranquila y segura que siempre me ha parecido admirable.
Pasamos el resto de la práctica en el box, con Max revisando los datos de su equipo y yo asegurándome de capturar los mejores momentos para nuestras redes. Cada vez que Franco pasa por la línea de salida, siento que mi corazón se acelera un poco, y cuando veo los tiempos que está marcando, no puedo evitar sentir una oleada de emoción.
Cuando la práctica termina, Franco regresa al box con una sonrisa satisfecha. Me acerco a él, levantando mi cámara para capturar el momento, pero él se adelanta, tomándome por sorpresa y abrazándome sin previo aviso.
—¡Lo logré, Jenny! Mejoré mi tiempo! —dice con una emoción tan genuina que se me olvida todo y simplemente me río, correspondiendo su abrazo.
—Sabía que podías hacerlo, Franco. Eres increíble —le susurro mientras siento la calidez de su abrazo y su alegría tan cerca.
Max, que está observando la escena, se acerca con una sonrisa ladeada y da un par de palmadas en la espalda de Franco, en un gesto amistoso que me sorprende.
—Buen trabajo, Colapinto. Hoy estuviste impresionante —le dice Max, con una sinceridad que se nota.
Franco asiente, un poco sorprendido pero agradecido. Entre ellos existe una competencia, sí, pero también una camaradería que solo los pilotos pueden entender. Yo, en cambio, me siento en medio de dos mundos: el del trabajo que hago para Max y la amistad que tengo con Franco. Ambos son importantes para mí de maneras muy distintas, y en momentos como estos, me siento agradecida de poder compartirlos.
Mientras el día va terminando y el circuito empieza a quedarse vacío, me siento agotada pero llena de satisfacción. Me doy cuenta de que, a pesar de las largas horas, la presión y las constantes idas y venidas, no cambiaría esto por nada.
Franco, Max y yo salimos del paddock juntos, caminando hacia los estacionamientos. Franco se coloca una gorra al revés, haciendo que su estilo relajado contraste con la postura firme y profesional de Max. Pero ambos, a su manera, me hacen sentir que pertenezco aquí.
—¿Qué tal una cena para celebrar? —sugiere Franco, mirándome con una sonrisa, y luego a Max, como si esperara que él también aceptara la invitación.
Max sonríe, un poco sorprendido por la propuesta, pero asiente. —Suena bien. Aunque creo que será la última vez que acepto algo así. Después de esto, te veré solo como mi rival en la pista, Franco.
Nos reímos los tres, y por un instante, siento que he encontrado un equilibrio perfecto entre el trabajo y lo que es convivir amistosamente con estos dos. Caminamos hacia la salida, entre bromas y risas, mientras el sol se oculta en el horizonte, dando por terminado un día más en la pista.
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-Segundo caaaaappp❤️!!
Todo chill, por ahora...😙
Sigan disfrutando 😎!
Nos leemos en otro caaaappppo😙😙🫶🏼!
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Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️🔥
FanfictionÉl es un piloto que enciende pasiones dentro y fuera de la pista. Con una sonrisa cautivadora y una mirada que desarma, sabe el efecto que tiene en los demás... y lo disfruta. Pero cuando te conoce, algo cambia. Tú no eres como el resto; no caes en...