Ultima Qualy de la temporada⭐️!

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La vibración del paddock siempre tenía algo hipnótico, casi caótico, pero hoy parecía amplificada. La clasificación acababa de terminar, y los resultados estaban en boca de todos. Lando Norris en la pole. Max P6. El contraste no podía ser más evidente, y la tensión entre los equipos era palpable.

Estaba en el hospitality de Red Bull, rodeada de laptops, reportes y las inevitables notificaciones de las redes sociales. Cada clasificación exigía estrategia comunicativa, y esta no sería la excepción. Max no había tenido su mejor vuelta, pero aún quedaba toda una carrera para cambiar las cosas.

—¿Cómo lo ves? —preguntó Max, entrando al área común con el mono aún puesto y la mirada fija en la pantalla donde repetían la sesión de clasificación.

—No es ideal, pero sabemos que sos mejor en carrera —respondí, manteniendo un tono calmado.

Él asintió, pero no parecía completamente convencido.

—Tenemos ritmo. Si logramos salir limpios de las primeras vueltas, puede funcionar. —Su tono era más para convencerse a sí mismo que para mí.

Max podía ser brutalmente honesto consigo mismo, y esa era una de las cosas que más admiraba de él. Pero sabía que el hecho de que Lando estuviera en la pole no ayudaba.

—Además, no es la primera vez que remontás. Sos Max Verstappen. Todos lo saben.

Esa última frase le arrancó una sonrisa ligera.

—Claro que lo saben.

Horas después, con la calma de la tarde sobre el paddock, decidí salir a caminar. Había algo terapéutico en alejarse del ruido y las pantallas, aunque solo fuera por unos minutos. Pero la tranquilidad duró poco.

—¿Escapándote del trabajo? —La voz era inconfundible.

Me giré, y ahí estaba él: Lando. Aún llevaba el mono de McLaren parcialmente abierto, y su casco colgaba del brazo como si fuera un accesorio casual. Su sonrisa seguía intacta, una mezcla de arrogancia y carisma que parecía irresistible para cualquiera que se cruzara con él.

—Solo tomando un respiro. ¿No deberías estar celebrando tu pole? —respondí, cruzándome de brazos.

—Lo haré. Pero primero, quería asegurarme de que alguien me felicitara personalmente.

—¿En serio? ¿No te bastan los millones de felicitaciones que ya tenés? —repliqué, intentando no sonar demasiado afectada por su cercanía.

Él se encogió de hombros, acercándose un poco más.

—Las tuyas siempre son más interesantes.

Lo miré, intentando no dejarme intimidar por su mirada fija. Era un juego. Uno que no debía jugar, pero que de alguna forma siempre terminaba aceptando.

—Bueno, felicidades, Lando. Gran vuelta. Ahora, si me disculpás, tengo trabajo que hacer.

Intenté pasar de largo, pero él dio un paso al costado, bloqueándome el camino.

—Siempre tan profesional. ¿Alguna vez bajas la guardia?

—No cuando estoy en el paddock. —Mi respuesta fue rápida, casi automática.

Él sonrió, esa sonrisa que parecía diseñada para romper cualquier resistencia.

—¿Y fuera del paddock?

Mis ojos se encontraron con los suyos, y por un momento, el ruido del paddock desapareció. Era como si estuviéramos en un lugar aparte, donde el tiempo avanzaba de forma diferente.

—Eso no es asunto tuyo —respondí finalmente, con un tono más firme del que esperaba.

—Todavía no. —Su respuesta fue suave, pero cargada de significado.

Me giré antes de que pudiera decir algo más y caminé hacia el hospitality de Red Bull, sintiendo su mirada en mi espalda todo el tiempo.

De vuelta en mi zona de trabajo, intenté concentrarme, pero mi mente seguía volviendo a ese encuentro. Lando tenía una habilidad frustrante para invadir mis pensamientos, y eso era lo último que necesitaba en un fin de semana de carrera.

Max, por otro lado, estaba enfocado. Pasó por el área común un par de veces, intercambiando palabras rápidas con los ingenieros, pero nunca perdiendo esa seriedad característica. Él era puro trabajo.

La diferencia entre ambos era casi cómica. Uno parecía querer jugar con mis límites, mientras que el otro los respetaba sin siquiera acercarse a ellos.

Franco pasó a buscarme más tarde, como solía hacer después de las clasificaciones. Habíamos quedado en ir al motorhome para ajustar algunos detalles de las publicaciones del día siguiente.

—Te vi hablando con Norris —dijo de repente, con un tono más curioso que molesto.

—¿Y? —respondí, intentando sonar despreocupada.

—Nada, solo que no te confíes. Es bueno para correr, pero también es bueno para otras cosas... cosas que te pueden meter en problemas.

Suspiré. Franco siempre había sido protector conmigo, y aunque sabía que tenía buenas intenciones, no podía evitar sentirme un poco irritada.

—Lo tengo bajo control, Franco.

—Eso espero. Porque si no, va a ser un quilombo.

Sonreí levemente. No era algo que pudiera discutir con él, pero sabía que tenía razón.

La noche llegó rápido, y con ella, el silencio del paddock. Desde mi habitación en el hotel, podía ver las luces de los motorhomes aún encendidas, con los equipos trabajando hasta tarde.

La carrera del día siguiente sería intensa, pero lo que más me preocupaba no era el resultado. Era el caos interno que Lando había logrado desatar en mí, sin siquiera esforzarse demasiado.

No se si estoy tan alterada por que es la última carrera de la temporada o porque ya vendrán las vacaciones y probablemente Lando desaparezca de mi vida. Tengo miedo, pero a la vez me frustra y me enoja no saber bien lo que siento..

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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