Rumbo al final de temporada⭐️

136 6 0
                                    


El aeropuerto privado tenía una atmósfera tranquila, casi íntima, pero mi corazón latía con fuerza. No era la primera vez que acompañaba a Lando a un Gran Premio, pero este último de la temporada tenía un peso diferente. Su año había sido una montaña rusa, y aunque ya no luchaba por el campeonato, quería estar allí para él, sin importar el resultado.

Caminé hacia el jet con mi maleta de mano, luciendo una sudadera de Red Bull, el equipo para el que trabajaba, y un short que, honestamente, había elegido más por comodidad que por intención de provocar. Sin embargo, no pasé desapercibida cuando Lando me vio.

—¿De verdad? —fue lo primero que dijo al verme, sus cejas alzándose en un gesto entre incrédulo y molesto.

—¿Qué? Es mi sudadera de trabajo, ¿qué esperabas? —respondí con una sonrisa burlona mientras subía al avión.

Lando me siguió, sin apartar la mirada. —Podrías usar algo más... neutral.

—¿Neutral? ¿Esto te molesta? —pregunté, fingiendo inocencia mientras me sentaba en uno de los sillones de cuero del avión.

Él se dejó caer frente a mí, cruzando los brazos. —Solo digo que hay mejores opciones.

Rodé los ojos, pero la situación me divertía. Decidí no darle más vueltas al tema y saqué mi celular para poner algo de música mientras despegábamos. Sin embargo, Lando no tardó en levantarse, con esa mirada suya cargada de intención.

—Levántate. —Su tono era directo, aunque su rostro mantenía una sonrisa ligera.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Levántate.

Obedecí, más por curiosidad que por otra cosa. Antes de que pudiera decir algo más, él sacó una sudadera de McLaren de su maleta y me la lanzó.

—Póntela.

—¿Lo estás diciendo enserio?

—Totalmente. —Sus ojos brillaban con diversión, pero también con algo más profundo.

Suspiré, pero me cambié la sudadera, dejando la de Red Bull a un lado. —¿Contento?

Lando me estudió un momento, dejando que su mirada bajara lentamente antes de asentir. —Mucho mejor.

Nos sentamos nuevamente, y mientras el avión despegaba, la conversación fluyó hacia temas más relajados. Hablamos de la carrera, de cómo se sentía de cara al último fin de semana del año, y también de cosas triviales, como nuestras películas favoritas o las canciones que no podíamos sacar de nuestras cabezas últimamente.

Cuando alcanzamos altitud de crucero, Lando se inclinó hacia mí con una sonrisa ladeada.

—¿Sabes? No creo que seamos tan buenos amigos como todos piensan.

—¿Ah, no? —respondí, alzando una ceja, aunque sabía exactamente a lo que se refería.

—No, definitivamente no. —Su voz bajó un poco, y su mirada se oscureció mientras sus dedos rozaban los míos sobre el apoyabrazos.

Ese toque fue suficiente para que el ambiente se cargara de tensión, pero decidí no seguirle el juego.

—Lando, si sigues con eso, tendré que ponerme otra vez la sudadera de Red Bull.

Su risa fue baja y contagiosa. —No te atreverías.

—¿Quieres apostar?

—No, ya aprendí que siempre gano cuando no apuesto. —Se recostó en su asiento, aunque sus ojos seguían fijos en mí con una intensidad que no pasó desapercibida.

Después de un rato, la conversación derivó hacia lo que él esperaba del fin de semana. Había una mezcla de emoción y melancolía en su voz, y aunque intentaba disimularlo, sabía que el peso de la temporada aún lo seguía.

—Es extraño, ¿sabes? —dijo en un momento de reflexión—. Siento que quiero que esto acabe, pero al mismo tiempo, no estoy listo para que termine.

—Es normal, Lando. Has dado todo este año. Solo necesitas recordarte que no estás solo en esto.

—Lo sé. —Su mirada se suavizó, y por un momento, pareció querer decir algo más, pero simplemente asintió y cambió de tema.

Después de unas horas de vuelo, ambos decidimos descansar un poco. Me recosté en mi asiento con una manta, pero apenas cerré los ojos, sentí el peso de la suya cubriéndome. Abrí un ojo para mirarlo, y él simplemente sonrió.

—Duerme bien —susurró.

Al llegar al hotel

El ambiente de Abu Dabi era cálido y lleno de energía, como siempre en un fin de semana de Gran Premio. Nos dirigimos al hotel donde se hospedaría Lando, y mientras él organizaba sus cosas, yo me aseguraba de que tenía todo listo para el fin de semana.

—¿Vas a usar eso durante todo el GP? —preguntó, señalando mi sudadera de Red Bull que había vuelto a ponerme.

—Por supuesto. Es mi uniforme.

—Entonces tendrás que compensarlo de alguna forma. —Su tono era casual, pero había un trasfondo juguetón.

—¿Compensarlo cómo? —pregunté, aunque probablemente no quería saber la respuesta.

—Lo descubrirás.

Ese comentario quedó en el aire, pero su sonrisa traviesa me hizo sospechar que tenía algo planeado.

Nos despedimos más tarde esa noche, ambos cansados del viaje, pero listos para enfrentar el último desafío de la temporada. Aunque sabía que las emociones estarían a flor de piel, también estaba segura de que, pase lo que pase, estaríamos ahí el uno para el otro.

Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora