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¡Bip, bip, bip!


El despertador suena otra vez, esta vez más insistente. Viernes. Finalmente ha llegado el día, y con él, una mezcla de emociones que no sé cómo manejar. Me levanto, aún medio dormida, y me asomo por la ventana. El cielo está despejado, un día perfecto para el último día antes del partido de baloncesto.

Mientras me preparo, el eco de las conversaciones aún resuena en mi mente. Jace y Grace parecen haber encontrado una manera de llevarse mejor, y aunque el ambiente sigue siendo tenso a veces, la calma ha vuelto un poco. James y Grace están juntos, y la imagen de ellos dos me arranca una sonrisa. A pesar de todo, me alegra ver a mi amiga feliz.

Bajo a la cocina, donde el aroma del café recién hecho inunda el aire. Me siento a desayunar, saboreando cada bocado mientras reviso mis mensajes. La conversación de grupo en el chat sobre el partido de mañana está llena de entusiasmo. También hay un aviso sobre la fiesta de disfraces que se celebrará esa noche. La idea de un evento donde todos podemos relajarnos un poco me emociona, pero también me pone un poco nerviosa.

Mientras camino hacia la escuela, la emoción en el aire es palpable. Los pasillos están llenos de estudiantes hablando sobre el partido y lo que llevarán a la fiesta. A medida que me acerco a la entrada, veo a Grace y a James riendo juntos. Su felicidad es contagiosa.

...

El sonido del timbre marca el final de la clase, y la adrenalina del viernes se siente en el aire. La semana ha sido larga, pero el hecho de que hoy sea viernes me anima. La cafetería está llena de estudiantes, todos charlando y riendo, disfrutando del inicio del fin de semana. Busco a Grace y James, y cuando finalmente los veo, no puedo evitar sonreír al notar lo felices que se ven juntos.

Grace está sentada en la mesa, con su cabello brillando bajo la luz del sol que entra por las ventanas. James está a su lado, inclinado hacia ella, contándole algo que la hace reír a carcajadas. No puedo evitar sentir un pequeño cosquilleo de alegría al verlos tan bien. Después de todo lo que ha pasado entre ellos y Jace, es reconfortante ver que han logrado encontrar su camino.

Me acerco a la mesa y me siento junto a ellos, justo cuando Grace se apoya en el hombro de James, quien le lanza una mirada tierna. Me siento un poco fuera de lugar al observarlos, pero la felicidad en sus ojos me anima a dejar de lado mis inseguridades.

     —¿Qué tal, Vicky? —pregunta Grace, sonriendo de oreja a oreja.

     —¡Hola! —respondo, tratando de sonar entusiasta—. ¿Cómo va todo?

     —¡Perfecto! —exclama James, interrumpiendo a Grace—. Estamos planeando el disfraz para la fiesta de después del partido de mañana.

Grace asiente, sus ojos brillan con emoción.

     —Tú y yo vamos a brillar en el partido, Vicky. —Emma me da una palmada en la espalda.

     —Con la presión de Grace a mi lado, no tengo opción —bromeo.

     —No te preocupes, lo haremos genial. Y después, ¡fiesta! —agrega Kayla, su entusiasmo es contagioso.

Mientras conversamos con los demás, no puedo evitar que mi mente divague hacia lo que sucederá esta noche. La idea de la fiesta me excita y, a la vez, me pone un poco nerviosa. Siempre he sido más reservada en situaciones sociales, pero al menos esta vez tendré a Grace a mi lado.

Al finalizar la charla sobre el partido y la fiesta, Grace se inclina hacia mí y susurra, como si estuviera compartiendo un secreto.

     —Vicky, ¿sabes que Jace parece estar más relajado últimamente? Tal vez deberías hablar con él en la fiesta.

Me detengo por un momento, procesando sus palabras. La idea de hablar con Jace de nuevo me produce un nudo en el estómago. He estado evitando esa conversación desde que empezaron las tensiones.

     —No estoy segura de que eso sea una buena idea... —digo, mientras intento esconder mi nerviosismo.

     —Vicky, no puedes seguir así. Las cosas han cambiado, y él también ha cambiado —me anima Grace, su voz llena de sinceridad.

Asiento lentamente, sabiendo que tiene razón. Pero la verdad es que no estoy lista para enfrentar todo eso.

     —¡Hey, chicas! —saluda Carson, sonriendo mientras se sienta en la mesa—. ¿Listas para la gran batalla de mañana?

     —¿Batalla? Más bien deberíamos llamarlo «fiesta con balones» —bromea Logan, lanzando un puñado de papas fritas hacia Mia, quien se ríe y se aparta.

     —Asegúrense de que la celebración no sea solo para ustedes —responde Emma, con una sonrisa juguetona—. Estamos hablando de un partido importante aquí.

Mia se une al grupo, con una expresión emocionada.

     —He estado practicando mucho. No quiero fallar, especialmente con todos los chicos viéndonos —dice, guiñando un ojo hacia Logan.

Tyler levanta una ceja, como si hubiera escuchado un reto.

     —Chicas, no se preocupen, nosotros estaremos gritando por ustedes desde la grada. Seremos su mejor apoyo, ¡prometido!

     —¡Eso esperamos! —responde Kayka, dándole un pequeño golpe en el brazo—. Porque si no, puede que tengamos que sacar nuestro lado competitivo también.

     —¿Y qué tal la fiesta de por la noche? —pregunta Mia, mirando a todos con curiosidad—. ¿Ya tienen sus disfraces listos?

Grace sonríe al escuchar la pregunta.

     —Sí, James y yo tenemos un par de ideas. Pero no quiero revelar demasiado —responde, mirándolo con complicidad.

     —Yo iré de vampiro —anuncia Logan, cruzando los brazos con un aire de confianza—. Siempre es un clásico, y además, es fácil de conseguir.

     —Vampiro, por favor. Eso es lo más básico que se puede hacer —se ríe Carson—. Yo seré un zombie, eso siempre llama la atención.

Emma se ríe y sacude la cabeza.

     —Quizás deberíamos tener una competencia de disfraces. El que tenga el peor disfraz tendrá que hacer algo vergonzoso durante el partido.

     —¡Trato hecho! —exclama Tyler, apuntando a todos con un dedo—. Pero no se olviden de que soy un maestro en lo ridículo.

La mesa estalla en risas, y aunque la conversación es ligera, siento que las cosas están cambiando para todos nosotros. La tensión que había marcado nuestras interacciones parece desvanecerse un poco más, dejando espacio para la diversión y la camaradería.

     —Voy a ser un gato negro —anuncio, sin pensarlo mucho. Todos se giran a mirarme, y por un momento, siento un cosquilleo de ansiedad. No soy muy buena en esto de ser el centro de atención.

     —Genial, Vicky. ¡Te verás adorable! —dice Kayka, mientras los demás asienten con entusiasmo.

     —¿Adorable? ¡Vamos! ¡Deberías intentar ser aterradora! —bromea Logan.

Justo cuando la conversación sigue fluyendo, la campana suena, indicándonos que es hora de ir a clase. Cuando nos levantamos, no puedo evitar sentir una mezcla de nervios y emoción al pensar en la fiesta y el partido.

Mientras caminamos por el pasillo, escucho a Grace murmurar algo a James, y no puedo evitar mirar hacia ellos. La forma en que él le toma la mano y ella sonríe hace que mi corazón se sienta ligero. Quizás esta noche sea el momento de dejar atrás las tensiones y simplemente disfrutar del presente.

Cuando llegamos al aula, me siento junto a Grace, y en un susurro le digo:

     —¿Crees que Jace también irá a la fiesta?

Ella asiente, su expresión se vuelve más seria.

     —Sí, creo que sí. Será interesante ver cómo se comporta. Pero tengo la esperanza de que todos podamos relajarnos y pasar un buen rato.

     —Yo también lo espero —le digo, sintiendo un ligero peso en el pecho. El futuro es incierto, pero tal vez esta noche pueda ser el comienzo de algo nuevo.

Gracias al baloncestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora