El sol brilla intensamente en el cielo de San Diego, y la brisa marina acaricia nuestras caras mientras llegamos a la playa. Me siento emocionada de pasar un día relajante con mis amigos, especialmente después de la intensa conversación que tuve con Jace la noche anterior. Caminamos hacia el mar, dejando que la arena tibia se interponga entre nuestros dedos.
Jace se coloca a mi lado, y una corriente de nerviosismo y felicidad me recorre. Él me sonríe, esa sonrisa que hace que mi corazón lata más rápido. A nuestro alrededor, los demás se dispersan: Logan y Mia se dirigen a la orilla, riendo y desafiándose a ver quién puede aguantar más tiempo en el agua. Se empujan juguetonamente, y Mia, con sus pecas brillando bajo el sol, le lanza agua a Logan, quien se ríe y contraataca.
—¡No tienes oportunidad, Brown! —grita Logan, antes de lanzarse al agua.
Mientras tanto, Emma y Kayla se instalan en una toalla, disfrutando del sol y compartiendo historias sobre sus últimas aventuras. Emma, con sus gafas de sol y pelo rubio ondeando al viento, parece estar en su elemento.
—¿No es genial estar aquí? —pregunta Emma, sonriendo mientras se aplica protector solar—. Necesitaba esto.
Kayla asiente, jugando con su pelo rizado. —Totalmente. Un día de relax antes de que comience la locura de las clases de nuevo.
Grace y James están más alejados, charlando suavemente. Se miran de vez en cuando con sonrisas, y hay una química palpable entre ellos. James, con su cabello negro y mirada profunda, parece estar completamente absorto en Grace, mientras ella se ríe de algo que él dice.
De repente, veo un grupo de personas a lo lejos. Mi corazón se hunde cuando reconozco a Nora y sus amigos. ¿Qué están haciendo aquí? La última cosa que quiero es un enfrentamiento.
—¿Qué pasa? —pregunta Jace, notando mi cambio de expresión.
—Nora y su grupo están allí —respondo, señalando con la cabeza.
Él frunce el ceño, pero no dice nada. En cambio, se acerca un poco más, como si quisiera protegerme. Me pregunto si él también siente la tensión en el aire.
Mientras el sol sigue brillando, Jace y yo nos unimos a los demás. La risa y la música llenan el ambiente, pero mis pensamientos siguen volviendo a Nora. No puedo evitar sentir que ella está observándonos. A medida que pasan los minutos, puedo ver cómo Nora se acerca, su mirada desafiante fija en nosotros.
—Vaya, qué sorpresa verlos aquí —dice Nora, con una sonrisa que no llega a sus ojos.
Mia y Logan, que acaban de salir del agua, se detienen y miran hacia la dirección de Nora. La risa desaparece de sus rostros y se sienten un poco incómodos.
—¿Qué pasa, Nora? —pregunta Mia, cruzando los brazos.
Jace se coloca más cerca de mí, y siento su apoyo. En ese momento, tengo que decidir cómo manejar la situación. No quiero que me intimide.
—Solo estamos disfrutando de un día de playa con amigos —respondo, tratando de sonar despreocupada.
Nora se ríe, pero es un sonido vacío. —¿Amigos? Eso suena divertido. ¿Así que ya no estás tan ocupada como antes?
Mis amigas me observan, y siento que la tensión aumenta. Jace da un paso adelante, defendiendo mi espacio.
—Vicky no tiene que explicarte nada —dice, su tono firme—. Estamos aquí para pasarlo bien, así que ¿por qué no simplemente dejas de meterte en nuestras vidas?
La mirada de Nora se oscurece, y puedo ver que se siente amenazada. Este podría ser un momento crucial, y siento que todos nos estamos conteniendo.
—Oh, no te preocupes, Jace. Solo estoy aquí para ver cómo se divierten —dice Nora, sonriendo con desprecio.
Tyler, que estaba disfrutando de una bebida fría, se acerca a nosotros. —¿Hay algún problema aquí? —pregunta, con un tono casual pero alerta.
—Nada que no pueda manejarse —responde Jace, sin apartar la mirada de Nora.
La atmósfera se siente tensa, pero el grupo intenta relajarse. Emma intenta romper el hielo, señalando el mar. —¿Alguien quiere ir a nadar? El agua está perfecta.
Grace asiente, tratando de cambiar de tema. —Sí, vamos a divertirnos. ¿Qué les parece un partido de voleibol en la playa?
Nora, claramente incómoda, da un paso atrás. —No quiero seguir malgastando mi tiempo aquí. Supongo que mejor me voy.
Mis amigas y yo intercambiamos miradas, sintiendo un alivio momentáneo. Jace se relaja un poco a mi lado, pero sé que la tensión entre nosotros aún persiste.
—¿Todo bien? —me pregunta él, cuando la atención de Nora se aleja.
—Sí, pero eso no fue lo que esperaba para nuestro día de playa —respondo, tomando un respiro profundo.
—No te preocupes —dice Jace, acercándose un poco más—. Solo estamos nosotros y eso es lo que importa.
Con el ánimo un poco más ligero, decidimos jugar un partido de voleibol en la playa. Todos nos unimos, riendo y animándonos. La competitividad entre Logan y Mia, junto con las bromas de Emma y Kayla, hace que el ambiente se sienta alegre y despreocupado.
Mientras jugamos, siento a Jace cerca de mí. Cada vez que nuestras manos se tocan accidentalmente, siento un cosquilleo en el estómago. El tiempo pasa volando, y la energía del grupo es contagiosa.
Finalmente, el juego termina, y todos estamos riendo y jadeando por el esfuerzo. Decidimos refrescarnos en el mar. Mientras el agua me cubre, miro a Jace y le lanzo un poco de agua, sonriendo. Él responde con una sonrisa traviesa y me persigue.
—¿A dónde crees que vas, Hudson? —grita, intentando alcanzarme.
Me siento ligera y feliz. Cuando finalmente me atrapa, ambos caemos en el agua, riendo a carcajadas. Pero cuando nos levantamos, el sol comienza a bajar en el horizonte, tiñendo el cielo de colores cálidos.
En un momento, nos quedamos a solas, con el mar de fondo. Siento que la conexión entre nosotros es más fuerte que nunca. Jace se acerca un poco más, sus ojos fijos en los míos, como si estuviera buscando mi permiso. Mis latidos se aceleran.
El calor del sol y la cercanía de su cuerpo hacen que mis mejillas se sonrojen. La tensión entre nosotros es palpable, como un hilo invisible que nos une. Él se inclina un poco, y puedo sentir su aliento cálido en mi piel.
—Vicky... —comienza a decir, pero me interrumpo.
—Quiero... —susurro, sintiendo una mezcla de emoción y vulnerabilidad.
Sin pensarlo, me acerco a él y, en un instante que parece eterno, nuestros labios se encuentran. El beso es suave al principio, pero pronto se intensifica, convirtiéndose en algo lleno de promesas y deseo. Su mano se desliza por mi cintura, atrayéndome hacia él, mientras la otra acaricia suavemente mi mejilla.
La sensación de sus labios sobre los míos me envuelve, y el mundo alrededor se desvanece. La sal del mar se mezcla con el sabor de su boca, y siento una corriente de energía recorrerme. Me aferro a su cintura, sintiendo los músculos contraerse por el agua y el tacto, y al mismo tiempo, él me sostiene firmemente, como si tuviera miedo de que me fuera.
Nos perdemos en ese momento, completamente ajenos a lo que nos rodea. Al separarnos, ambos respiramos profundamente, las sonrisas asomando en nuestros rostros. La risa y el aliento del grupo nos rodean, y siento que todos nos vitorean desde la orilla.
—¡Sí, Vicky! —grita Mia, con entusiasmo—. ¡Tyler, me debes 5 pavos!
—Mierda, nunca apostéis con pecas! —responde este.
—No sé como sentirme al respecto —digo yo riéndome y negando con la cabeza.
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Gracias al baloncesto
Teen FictionAviso: historia CLICHÉ -VICTORIA EVA MARIA HUDSON FERRER, AL FINAL PERDERÁS EL VUELO - Sí queridos, ella es la mujer que me dio la vida, se llama Amelia Ferrer, junto a su ex-esposo Matthew Hudson. Sentaos porque os voy a contar mi historia, igual...