Scream Girl

9: The unexpected call

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Después de la conversación sobre Billy, las chicas intentaron relajarse y disfrutar de su noche de chicas. Sin embargo, el ambiente seguía estando cargado de tensión. De repente, el teléfono sonó, rompiendo el silencio.

Dewey: ¡Chicas, el teléfono! Sidney, es para ti.

Sidney se levantó rápidamente y tomó el teléfono con un nudo en el estómago.

Sidney: ¿Hola? ¿Quién es?

La voz al otro lado de la línea era fría y amenazante. Sidney reconoció de inmediato la voz de Ghostface.

Ghostface: Hola, Sidney. ¿Te estás divirtiendo con tus amiguitas? Espero que sí, porque esta podría ser tu última noche."

Sidney sintió que el miedo la invadía, pero intentó mantenerse firme.

Sidney: ¿Qué quieres?

Ghostface: Quiero verte sufrir, Sidney.

Sidney sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Dewey, al ver la expresión de terror en su rostro, se acercó rápidamente.

Dewey: Sid, ¿qué está pasando? ¿Quién es?

Sidney, con la voz temblorosa, le pasó el teléfono a Dewey.

Sidney: Es él. Es Ghostface.

Dewey tomó el teléfono y escuchó atentamente, pero la línea ya estaba muerta. Se volvió hacia las chicas, su expresión grave.

Dewey: Chicas, tenemos que estar alertas. Ghostface está cerca y no sabemos cuándo atacará.

Tatum y Madison se acercaron a Sidney, tratando de consolarla.

Tatum: No te preocupes, Sid. Estamos juntas en esto y no dejaremos que te haga daño.

Madison: Así es. No estás sola. Vamos a enfrentarlo juntas.

Sidney, aunque agradecida por el apoyo de sus amigas, no podía evitar sentirse aterrorizada. Los recuerdos de lo sucedido con su madre hace casi un año atrás volvieron a su mente, llenándola de miedo y desesperación.

Sidney (pensando): No puedo creer que esto esté pasando de nuevo. Primero mi madre, y ahora esto. ¿Cuándo terminará?

Después de la aterradora llamada de Ghostface, Dewey decidió revisar toda la casa para asegurarse de que estaban seguras. Con una linterna en mano, caminó por cada rincón, revisando ventanas y puertas, mientras las chicas se mantenían juntas en la sala, visiblemente nerviosas.

Tatum: Gracias por quedarte con nosotras, Dewey. Esto es realmente aterrador.

Dewey: Es mi deber como tu hermano, Tatum. Haré todo lo posible para mantenerlas a salvo.

Por precaución adicional, Dewey llamó a otro oficial para que estuviera en la casa durante la noche. No quería correr ningún riesgo, sabiendo que Ghostface podría estar cerca. Minutos después, el Oficial Williams llegó a la casa y se unió a Dewey en la revisión.

Oficial Williams: Todo parece estar en orden aquí. Pero mantendremos una vigilancia constante.

Dewey: Gracias, Williams. No podemos bajar la guardia.

Además, el Sheriff Blake hizo una ronda alrededor del vecindario para asegurarse de que no hubiera ninguna actividad sospechosa cerca de la casa de Tatum.

Sheriff Blake: Dewey, cualquier cosa que notes, aunque parezca insignificante, repórtala de inmediato. No podemos permitir que Ghostface ataque de nuevo.

Dewey: Entendido, Sheriff. Mantendremos los ojos bien abiertos.

Sidney, Madison y Tatum se quedaron juntas en la sala, tratando de encontrar consuelo en la compañía de las demás. Sidney, en particular, estaba visiblemente perturbada, recordando el asesinato de su madre y temiendo que el ciclo de violencia se repitiera.

La noche continuó con una sensación de tensión en el aire. Aunque intentaban distraerse viendo películas y hablando de temas ligeros, el miedo seguía presente en sus corazones. Dewey y el Oficial Williams se turnaron para patrullar la casa, mientras el Sheriff Blake continuaba su ronda en el vecindario.

Las chicas se acurrucaron en el sofá, tratando de encontrar algo de tranquilidad en la cercanía de las demás. A pesar de la presencia de los oficiales, no podían evitar sentirse vulnerables.

Tatum: No puedo creer que esto esté pasando. ¿Por qué nosotras?

Madison: No lo sé, Tatum. Pero lo superaremos. Juntas.

Sidney: Solo espero que esto termine pronto. No quiero perder a nadie más.

A medida que la noche avanzaba, las chicas comenzaron a quedarse dormidas, una al lado de la otra. Aunque el miedo seguía presente, se sentían un poco más seguras sabiendo que estaban juntas y que los oficiales estaban vigilando.

La caza de Ghostface continuaba, y todos sabían que no podrían descansar hasta que el asesino estuviera tras las rejas. Pero por ahora, la amistad y el apoyo mutuo eran su mejor defensa contra el terror que los acechaba.

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