Capítulo 23

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KAIRA

Artemis no deja de mirarme y creo que estoy mojando mis bragas, es como si me estuviera follando con la mirada, solo que, en modo molesto, ya que al mismo tiempo que lo hace con deseo, siento su rabia sobre mí.

Me remuevo inquieta mientras estamos dentro de su camioneta, una que es manejada por uno de sus hombres, abro la boca para romper el silencio cuando Artemis se dirige hacia su hombre y cambia de asiento a un lado de mí.

—Volteas o te atreves a mirar, y te muelo a golpes —gruñe.

—Como ordene, señor.

El conductor mantiene los ojos fijos adelante, y Artemis agarra mi rostro con una mano para luego besarme, no, devorar mis labios es la palabra correcta.

—Móntame —demanda.

—¿Aquí? —abro los ojos como platos—. Pero ¿y la fiesta?

—A la mierda eso, tenemos diez minutos y si no te ensartas en mi gruesa polla, me buscaré a otra esta noche —añade y hay algo en su tono que me dice que no miente.

No somos nada, novios, pareja, nada de eso, lo dejamos claro, solo es sexo, él podría follar a otras y no tendría derecho alguno de reclamarle, él tampoco si lo hiciera yo, pero... ¿entonces por qué se siente así? Me molesta su comentario. Por lo que, de una, me subo a él a horcajadas, haciendo a un lado mis bragas.

—Buena chica.

Enfila su polla en la entrada de mi coño, desciendo poco a poco cuando agarra mis caderas con fuerza.

—Lo siento, pero no tenemos tiempo para esto —y diciendo esto me baja.

Chillo porque duele, es como ser partida en dos por dentro. Me aferro a sus hombros y comienzo a subir y bajar mientras él agarra mis nalgas con posesión.

—Odio este vestido —dice a mi oído—. Si alguien te mira...

Sonrío, debo estar enferma, pero me gusta cuando se comporta como un hombre de las cavernas y me cela de este modo, me hace sentir que solo soy suya aunque sea una ilusión. Me hace importante para alguien por un instante.

—Me voy a correr dentro de ti —se abraza a mi cuerpo—. Te voy a llenar de mi semen y estarás toda la noche con mi semilla en tu interior.

¿Por qué tiene que hablarme de esta manera tan sucia?

No tardamos mucho y llegamos justo cuando la camioneta se detiene. Mi pecho sube y baja, veo estrellas y sigo aferrándome a su cuello.

—Te he marcado —es todo lo que dice.

Me bajo, acomodo mis bragas y él devuelve su miembro dentro de los bóxer. Intento recuperar el aliento cuando entramos al edificio donde Akin está haciendo la fiesta, no soy idiota, sé que debe ser por la pérdida de Uriel. El problema es que sigo aturdida por el sexo en la camioneta, que ni siquiera me da miedo volver a verlos.

Hasta que su voz hace que me congele y apriete el brazo de Artemis.

—Nos volvemos a encontrar —habla Uriel.

Artemis tensa el cuerpo, pero se recupera rápidamente y voltea conmigo, ambos lo encaramos, debo admitir que el estómago se me revuelve con solo verle el rostro de nuevo, el mismo que contrae una mueca.

—Uriel Dominico —lo saluda Artemis como si no se hubieran visto jamás.

Uriel estrecha su mano con fuerza y los dos ejercen un fuerte apretón.

—Artemis Francori, la maravillosa leyenda de las peleas ilegales —su tono es hostil—. Bueno, luego de Oliver Strong, claro.

—Oliver es mejor que yo, y lo ha demostrado —Artemis rodea mi cintura baja con un brazo—. Es el único que está por encima de mí, por cierto ¿ya viste mi trofeo?

Un Corazón Dañino #3 © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora