Capítulo 36

76 3 0
                                    

KAIRA

No entiendo cuál es la urgencia de que viniera, pero Rafael me mandó un mensaje hace una media hora diciendo que era de suma importancia que fuera a la fiesta en la que todos los chicos del pueblo se reúnen, hay bebida, juegos idiotas, competencias, está cerca de un lago y al parecer es la última moda aquí.

Por más intentos de rechazar su oferta, me rogó tanto que no pude decirle que no, además, me siento mal por cómo lo trató Artemis, así que ahora estoy llegando hacia él, veo cómo uno de sus amigos le da un ligero empujón con el hombro para luego decirle algo al oído, este levanta la mirada y al verme sonríe.

Juro que incluso los ojos se le iluminaron, es apuesto hasta una mierda, pero mi cerebro no parece estar muy de acuerdo, aunque lo fuerce, ya que la imagen de Artemis aparece en mi cabeza, me emociona y me aterra el hecho de estar esperando un hijo suyo, en mi vientre crece su semilla.

—Viniste —habla Rafa.

Tiene las pupilas ligeramente dilatadas, su aliento huele a Vodka y se ve malditamente sexy, ¿por qué no me puedo enamorar de alguien como él? Por breves momentos me imagino cómo sería nuestra relación; aburrida.

—Me rogaste demasiado, así que aquí estoy.

Asiente.

—¿Quieres un trago? —me pregunta ladeando una media sonrisa.

—No, gracias —suspiro—. Mejor dime qué es lo que quieres, te escuchabas muy...

—¿Urgido? —ríe.

—No iba a emplear esa palabra, pero ya que lo dices... sí.

De pronto su mirada va hacia algo detrás de mí, me giro, y los ojos de Natasha, su prima, lo fulminan, no sé si sea algo legal, pero la primera vez que la vi y que nos conocimos, juraría que lo veía como un dulce que necesitaba retener en su boca. A ella le gusta su primo, qué asco.

—Vayamos a un sitio más tranquilo, ¿te parece?

Miro a mi alrededor, todos beben, ríen, lo cierto es que nunca pude llegar a disfrutar de esta clase de cosas, ya que, por la enfermedad de mi padre, tuve que hacer a un lado muchas cosas y entre ellas estaba el salir con chicos, o ir a esta clase de fiestas, nunca fui una santa, en solo dos ocasiones me escapé porque necesitaba una vía de relajación.

Nunca funcionó, y para ser honestos, esto me trae recuerdos de Uriel Dominico.

—Vale.

Él me dirige hacia el bosque, donde pese a ser noche, hace un calor horrible, no nos apartamos mucho, pero si lo suficiente como para que nadie nos moleste, solo espero que no venga con el mismo tema de salir conmigo porque me mantengo sobre la misma respuesta y eso es un no, rotundo.

Nos sentamos sobre el tronco de un árbol caído, y él se acerca demasiado a mí, intento alejarme con una sonrisa en los labios, toma mi mano y tira de ella.

—Rafael, ¿qué te pasa?

—Me gustas mucho, mírate, eres hermosa —toca mi rostro y comienza a inclinarse hacia mí—. Quisiera saber a qué saben tus labios.

Mi corazón late con fuerza, de pronto no estoy viendo a Rafael. Si no los ojos de Uriel, los recuerdos vuelven a golpear duro, necesito terapia o algo para poder superar esto.

—No... aléjate —lo empujo.

No obstante, es más fuerte que yo, intenta rodear mi cuerpo con ambos brazos, levanto la pierna y le doy una patada en los bajos justo cuando todos comienzan a gritar y a correr, la policía ha llegado y me alejo queriendo tomar un atajo, no me detengo a mirar hacia atrás, poco a poco las voces y todo van desapareciendo hasta que alguien tira de mí.

Mi pecho choca contra la corteza de un enorme sauce, levantan mi falda, abro los ojos como platos, el miedo me aplasta como a una maldita cucaracha, pero el olor a esa loción... me hace saber de quién se trata, acto seguido se hunden de mí y me aferro a la fantasía de ser follada por nada más y nada menos que el propio padre de mi hijo.

—Artemis —gimo.

—¿Creíste que deshacerte de mí era tan fácil? —empuja sus caderas—. Te mostraré que no.  

  

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un Corazón Dañino #3 © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora