KAIRA
Hay cosas en la vida que no se pueden detener, sucesos que te matan la poca inocencia que te queda y destruye la fe con la que creciste, eso es lo que me pasó a mí, pese a lo que estaba viviendo en Alemania, hoy rompieron la burbuja rosa en la que me encontraba, me arrebataron el alma, me humillaron y ahora me siento como un costal de basura.
Ya no tengo fuerzas para seguir, solo no quiero despertar, no quiero abrir los ojos y darme cuenta de que esto pasó en realidad, pero sé que lo debo hacer. Poco a poco abro los ojos, el cuerpo me duele y los recuerdos de lo sucedido, me avasallan, las imágenes pasan frente a mí hasta que de una abro los ojos de golpe.
Siento el techo de la habitación lo primero que veo. Quisiera creer que voy a estar bien, pero anoche me quitaron la última gota de valor que me quedaba, me incorporo, estoy completamente desnuda, por lo que me cubro con la sábana, una que está manchada de sangre.
Lento, giro a mi derecha con temor de encontrarlo a mi lado, no está, es entonces que me permito respirar y tomar una larga bocanada de aire. Mis ojos vuelven a empañarse. Anoche Uriel me violó, me quitó lo que se supone debía ser para alguien especial, era virgen, y fue la peor experiencia de mi vida.
Las manos me tiemblan, el corazón me palpita, localizo una muda de ropa en la orilla de la cama, por lo que salgo, al ponerme de pie, noto que me arde, duele al caminar, no fue delicado, mucho menos amable, me folló como si fuera una bestia, en cuanto se dio cuenta de que era virgen, algo cambió en su mirada, jamás había imaginado que mi primera vez me la arrebatarían de esta forma.
Tomo la ropa y entro al baño, cierro con pestillo, me doy una ducha de agua caliente, enjabonando mi cuerpo entre lágrimas, tallando como demente mi piel, como si eso me fuera a borrar las caricias y marcas que me hizo. Cuando termino, me miro en el espejo, no tengo marcas en la cara, lo cual me sorprende, me hace dudar de lo que vi hace unos días cuando me golpearon.
¿Aluciné todo? La idea de que me drogaron ronda por mi cabeza, me visto con los jeans que me dejaron, la blusa de manga larga y las flats. No me dieron ropa interior, por lo que se siente raro. Salgo y al levantar la mirada y darme cuenta de quién está parado esperándome, hace que quiera volver a encerrarme en el cuarto de baño.
—Buenos días, Kaira Cavalli —sonríe Akin.
Recorre mi cuerpo de arriba abajo.
—¿Acaso no tienes modales? ¿Quieres que te los enseñe?
El miedo vuelve a llenar mis venas. Niego con la cabeza.
—Buenos días —musito y mi voz apenas es audible.
Parece conforme con mi respuesta, mira todo hasta que sus ojos se clavan en la mancha roja que hay en las sábanas.
—Sabes, me preguntaba por qué Uriel estaba tan de buen humor, y porque ha tomado ciertas decisiones —sigue con la mirada fija en la mancha de sangre que tanto me avergüenza—. Pero ahora veo el motivo.
Trago grueso, me cruzo los brazos y el silencio que nos rodea me hace sentir más incómoda.
—Como sea —aparta la mirada y esta vez se concentra en mí—. Hoy habrá una fiesta por la noche, una en la que estarán invitados los directivos y algunos peleadores de la lucha clandestina, vas a venir acompañando a Uriel.
Mi corazón late con demasiada fuerza.
—Ya sé, yo tampoco estoy de acuerdo con que te lleve, ya se divirtió contigo, pero al parecer, el que hayas sido virgen te ha dado un poco de ventaja.
Comienza a mermar el espacio que nos separa. Llega hasta mí y me toma de la quijada con fuerza. Duele.
—Más vale que te comportes y no intentes nada, porque de lo contrario, pagarás, sí que crees que una violación es lo peor que te puede pasar, estás equivocada —me suelta.
Quisiera mandarlo a la mierda, pero me he quedado sin voz, las palabras se acumulan en mi garganta incapaces de salir.
—Me alegra que nos estemos entendiendo.
Ríe y se dirige hacia la puerta. Pero se detiene bajo el umbral.
—Por cierto, no intentes cosas con Uriel, que detrás de él, y de todas las decisiones que tome, estoy yo.
Cierra la puerta y un sollozo brota de mí, cubro mi boca con mi mano tratando de amortiguar el sonido. Me siento en la cama, no hay nadie a quien pueda acudir, solo me tengo a mí misma. Los minutos pasan, hasta que la puerta se vuelve a abrir, Uriel entra con una rosa roja en la mano y me abrazo a mis rodillas.
—¿Cómo amaneciste? —pregunta acercándose a mí.
Actúa y me habla como si fuéramos una pareja de años, deja la rosa a mi lado y me da un beso en la coronilla.
Trae consigo una carpeta roja que deja sobre la mesilla, cierra la puerta con llaves y se mete al baño, el sonido de la regadera me hace saber que se está duchando, los minutos pasan, observo la carpeta y chasqueando la lengua, me acerco hasta esta, la abro.
Es la lista de los nombres de los invitados al evento del que me habló Akin, reviso hasta que mi alma se cae al suelo al ver el nombre de Artemis Francori en la lista. Por un segundo me alegro e incluso comienzo a formular el escapar de la fiesta y decirle todo a él, pero todo eso se ve empañado con sus palabras, él jamás me va a ayudar.
Pero de igual manera puedo intentar escapar, al no escuchar el ruido de la regadera, cierro la carpeta, la dejo en su lugar y vuelvo al mío tratando de no sentir más miedo, o al menos no demostrarlo. Uriel sale completamente desnudo y sus ojos brillan.
La barbilla me tiembla, estoy sola, no hay superhéroes, no hay príncipes azules, tampoco grandes oportunidades.
—Volvamos a divertirnos.
Lloro cuando se me acerca y me arrastra hacia él, no hay nada, solo el chico de cabello oscuro, ojos azules y mirada oscura al que me aferro mientras Uriel vuelve a tomarme. De algo estoy segura, Artemis Francori y yo nos volveremos a ver en la fiesta y no será nada bonito.
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Un Corazón Dañino #3 © [COMPLETA]✅
Romance"Se supone que el villano no es el rey, y se supone que la princesa no debe destronar al rey" Lo que empezó como un sueño, terminó en una pesadilla, perdí la cabeza y herí a la única mujer que he amado. Han pasado cuatro años desde el día en el qu...