El Ring Fuera de la Pista

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La vida fuera del circuito tenía un ritmo diferente. Lejos del rugido de los motores, Max y Checo intentaban navegar por su compleja relación mientras lidiaban con sus propios desafíos. Después de la cena, el grupo decidió pasar unos días en una lujosa villa que Carlos había reservado en Mallorca. Un descanso antes de volver a la pista, aunque las dinámicas entre ellos eran cualquier cosa menos relajadas.

El sol estaba en lo alto, y junto a la piscina, Max observaba a Checo desde lejos. Estaba con su mejor amigo, Saúl "Canelo" Álvarez, quien había decidido visitarlo. La energía entre ellos era palpable, como si Checo y Canelo compartieran un vínculo que nadie más podía entender.

Carlos, sentado junto a Max, notó cómo la mirada de su amigo se posaba en Checo con una mezcla de frustración y curiosidad.

Carlos: "¿Qué pasa, Max? ¿Celoso del campeón de boxeo? Digo, no es como si pudieras competir con él a golpes. A menos que quieras terminar con un ojo morado."

Max: "¿Celoso? Por favor. Solo estoy... curioso. ¿Qué hace alguien como Canelo aquí? Pensé que estaría entrenando o algo."

Carlos se echó a reír.

Carlos: "Max, estás mintiendo fatal. Admitámoslo, es difícil ignorar a alguien como Canelo. Tiene carisma, éxito, y claramente, Checo lo adora. Deberías relajarte."

Max frunció el ceño y desvió la mirada. Carlos tenía razón, aunque nunca lo admitiría.

Mientras tanto, Canelo y Checo estaban en plena conversación.

Canelo: "Hermano, ¿todo bien en el equipo? Me han llegado rumores de que las cosas con Max están... complicadas."

Checo: "Bah, son solo tonterías. Max es competitivo, pero también lo soy yo. Es parte del juego. Aunque..."

Canelo levantó una ceja, curioso.

Canelo: "¿Aunque qué?"

Checo miró hacia la piscina, donde Max estaba sentado con Carlos. Por un segundo, su mirada se suavizó.

Checo: "Aunque, a veces, siento que hay algo más. No sé cómo explicarlo. Pero no importa, prefiero concentrarme en lo importante."

Canelo asintió, pero no parecía convencido.

Más tarde, en la terraza, el grupo decidió jugar un partido amistoso de voleibol. Lando, como siempre, se encargó de animar a todos.

Lando: "¡Vamos, equipos! Yo voy con Checo y Canelo. Max, Carlos, ustedes dos pueden ser el equipo contrario. Y prometo no hacer trampas... demasiadas."

El partido comenzó de manera ligera, pero pronto se volvió competitivo, especialmente entre Max y Canelo. Cada vez que Canelo hacía un punto, Max lo miraba con más intensidad, como si cada golpe fuera un desafío personal.

Canelo: "¿Qué pasa, Max? ¿Demasiada presión?" – dijo con una sonrisa mientras le devolvía la pelota.

Max: "Solo estoy calentando. Ya verás."

Carlos, al borde de la risa, intentaba calmar a Max.

Carlos: "Max, amigo, es un juego. Relájate o vas a hacer que Checo piense que realmente estás molesto."

Checo, por su parte, disfrutaba del espectáculo, aunque no podía evitar notar la tensión.

Después del juego, todos se reunieron para un almuerzo al aire libre. Fue entonces cuando apareció otro invitado inesperado: Mark Webber.

Checo levantó la vista y sonrió al verlo.

Checo: "¡Mark! No sabía que estarías por aquí. ¿Te uniste al club de vacaciones?"

Mark, con su actitud relajada, respondió con un guiño.

Mark: "Solo vine a pasar tiempo con viejos amigos. Y, por supuesto, ver cómo van las cosas con mi compañero favorito."

Max, que estaba mordiendo un trozo de carne, casi se atragantó al escuchar eso. Carlos le dio una palmada en la espalda mientras contenía la risa.

Carlos: "¿Estás bien, Max? Pareces un poco... sorprendido."

Max: "Perfectamente bien, gracias."

La tarde continuó con bromas y charlas, pero Max no podía evitar sentirse desplazado. Entre Canelo y Mark, parecía que Checo estaba rodeado de personas que lo admiraban y lo conocían en un nivel que él no entendía.

Checo, sin embargo, notó el comportamiento de Max y decidió acercarse.

Checo: "¿Todo bien, Max? Has estado muy callado."

Max lo miró, intentando ocultar su incomodidad.

Max: "Claro, solo disfrutando del día. Aunque, para ser honesto, no esperaba una reunión de fans de Checo aquí."

Checo soltó una carcajada.

Checo: "¿Fans? Vamos, Max. Solo son amigos. Y no te preocupes, tú también tienes tu lugar aquí, aunque no lo creas."

Max no supo cómo responder a eso. Había algo en la forma en que Checo lo miraba que lo desarmaba por completo.

Esa noche, mientras todos estaban relajados alrededor de una fogata, Max observaba a Checo desde lejos. Entre las risas y las bromas, algo se movía dentro de él, una sensación que no podía identificar pero que crecía con cada momento que pasaban juntos.

Max sabía que fuera de la pista había un juego completamente diferente, y que este era uno que no podía ganar solo con velocidad.

Las Sombras de Red BullDonde viven las historias. Descúbrelo ahora