Bajo la misma sombra

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La noche avanzaba y la cena había quedado atrás. El grupo se había trasladado a un bar cercano, donde el ambiente se sentía mucho más relajado, pero no por ello menos cargado. Las luces bajas y la música suave parecían crear un contraste perfecto con la tensión que se respiraba entre los asistentes. Max, sin embargo, no podía evitar sentir que estaba fuera de lugar. La sonrisa de Checo seguía rondando su mente y, aunque trataba de desentenderse, algo en el aire lo mantenía intrínsecamente conectado a él.

Carlos y Pato O'Ward,(que llego después porque lo invito Carlos) sentados juntos en la barra, charlaban relajados y disfrutaban de la compañía mutua. Max los observó por un momento. La forma en que se miraban, la complicidad en sus risas, lo hacía pensar en todo lo que había pasado con Checo. El momento entre ellos estaba marcado por algo que Max no lograba entender, algo que lo inquietaba profundamente.

Mientras tanto, Checo parecía estar disfrutando de la velada, conversando animadamente con Fernando Alonso. Cada palabra, cada gesto, parecía tener una carga especial. Max, aunque trataba de esconderlo, no podía evitar notar cómo Fernando mantenía una cercanía a Checo que, de alguna manera, le erizaba la piel. Fernando hablaba con esa calma y seguridad que solo él podía exhibir, pero la forma en que se inclinaba hacia Checo para escuchar sus respuestas, y cómo Checo parecía disfrutar de la conversación, lo hacía sentir... fuera de lugar.

Finalmente, cuando Fernando rozó el brazo de Checo de manera casi imperceptible al pasarle su vaso, Max sintió cómo su corazón daba un vuelco. No podía negar que había algo entre ellos, algo que ni él ni Checo se atrevían a verbalizar.

Fernando (con una sonrisa ligera):

—Checo, ¿qué te parece si damos una vuelta afuera? El aire fresco te hará bien, y además, la ciudad tiene una vista impresionante por la noche.

Checo lo miró, sonrió, y asintió con suavidad. A Max le costaba mucho disimular la frustración que sentía. Él quería decir algo, hacer algo, pero en ese momento, no estaba seguro de qué. No era su estilo interferir, pero algo dentro de él lo impulsaba a no dejar que Checo se fuera tan fácilmente con Fernando.

Max (sonriendo pero con algo de tensión en su voz):

—¿Nos quedamos un rato más aquí, Checo? La noche está buena, y sería genial brindar por la buena carrera de hoy.

Checo lo miró un momento, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y algo más que Max no pudo identificar. No podía evitar pensar que algo estaba cambiando, pero no podía decir exactamente qué.

Checo (con una sonrisa tranquila):

—Claro, Max. Un trago más y luego nos vamos afuera.

Max, aunque algo aliviado por la respuesta, no pudo evitar la sensación de que algo se estaba escapando de sus manos. No solo Fernando estaba más cerca de Checo, sino que también había algo en la mirada de Checo que le sugería que su relación ya no era como antes. No podía poner el dedo en qué exactamente, pero era evidente que las cosas estaban tomando otro rumbo.

Carlos (acercándose con una sonrisa tranquila):

—Oye, Max, tranquilo. Lo que pasa entre tú y Checo no lo va a cambiar nadie, ni Fernando ni nadie más. Solo tienes que ser paciente.

Max (mirándolo, buscando calmarse):

—Lo sé, pero... no es tan fácil. Cuando Fernando está cerca de él, algo cambia en el aire. Y no me gusta cómo me siento al respecto.

Pato (mirando de lejos, tomando la mano de Carlos con complicidad):

—No te preocupes, Max. Las cosas siempre encuentran su lugar. La verdadera pregunta es: ¿estás listo para dar el siguiente paso?

La broma de Pato parecía querer aligerar el ambiente, pero Max no pudo dejar de pensar en esas palabras. ¿Estaba listo para dar el siguiente paso? ¿Realmente podría abrirse a Checo sin que todo se complicara aún más?

Mientras tanto, Fernando y Checo comenzaron a levantarse de sus asientos. Max los observó, observando cómo Fernando guiaba suavemente a Checo hacia la salida. Había algo en su postura, algo en la forma en que Checo caminaba junto a él, que Max no podía ignorar. Era evidente que se conocían bien, demasiado bien.

Fernando (con tono juguetón):

—Vamos, Checo, el aire fresco está esperando. Necesitamos hablar de algo que no podemos decir en un bar lleno de gente.

Checo (sonriendo, disfrutando del momento):

—¿Seguro que no es solo una excusa para salir y hablar de tus historias de carreras?

Fernando (riendo mientras le daba un golpe ligero en el hombro):

—Siempre estoy dispuesto a hablar de carreras, pero también tengo otros temas interesantes que contarte.

Max, aunque no podía escuchar sus palabras, veía cómo ambos se alejaban, y en ese momento, una punzada de celos le recorrió el pecho. No era solo sobre Fernando. Era sobre todo lo que no había dicho, sobre todo lo que había quedado en el aire. Y, sobre todo, sobre la inseguridad que sentía al no saber cómo encajar en ese nuevo espacio entre él y Checo.

Justo cuando pensaba que las cosas no podían volverse más tensas, la puerta del bar se abrió de golpe y una figura familiar entró. Max levantó la mirada y, por un momento, se sintió aliviado. Era Mark Webber. Con su postura relajada y esa sonrisa cómplice que Max conocía bien, Mark entró como si nada hubiera pasado. Sin embargo, Max no pudo evitar notar cómo sus ojos se encontraron con los de Fernando y Checo, y algo en su rostro cambió.

Mark (con una risa cálida):

—¿Qué pasa aquí, chicos? ¿Puedo unirme a la diversión o estoy interrumpiendo algo?

Carlos, Pato y Max lo recibieron con entusiasmo, pero Max no pudo evitar sentir que Mark había notado algo en el aire. Algo que aún no sabía cómo manejar.

Mark (sentándose entre Max y Pato, mirando a Fernando y Checo):

—Vaya, parece que hay una pequeña competencia en el aire, ¿eh? No estoy seguro de si debería quedarme o mejor irme antes de que alguien empiece a pelear.

Pato (con una risa nerviosa):

—No te preocupes, Mark. Solo son las carreras, pero fuera de ellas las cosas se complican un poco más.

Max no sabía si la broma de Pato había sido acertada o si realmente estaba hablando en serio. Lo que sí sabía es que las cosas entre él y Checo estaban comenzando a cambiar, y aunque intentaba mantener la calma, el hecho de que Fernando estuviera tan cerca de él solo lo hacía sentirse más inseguro. 




solo para reafirmar 
calros y oward son pareja por si no quedo claro

Las Sombras de Red BullDonde viven las historias. Descúbrelo ahora