Conflictos y Decisiones

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La música de fondo en el bar era vibrante, pero la tensión entre los presentes era aún más palpable. El ambiente estaba cargado de risas forzadas, bromas que se desvanecían rápidamente y miradas furtivas. Todos, de alguna forma, parecían estar esperando algo. Algo que, aunque invisible, se sentía en el aire.

Max, que había intentado relajarse con sus amigos, no podía evitar sentirse incómodo. La presencia de Fernando Alonso, uno de los pretendientes de Checo, lo había dejado con un nudo en el estómago. Había algo en el veterano piloto que lo desestabilizaba. Max no era celoso, o al menos eso creía, pero había algo en esa mirada tan confiada, en esa sonrisa tan segura de Alonso que lo ponía a prueba.

Max: "Solo es una conversación, nada más. No tengo por qué preocuparme." Pero sus pensamientos seguían girando, como un torbellino.

Checo, por otro lado, parecía estar disfrutando de la atención de Fernando. La forma en que conversaban, cómo se reían de las bromas de Alonso, todo parecía tan natural entre ellos. Max observaba desde lejos, eligiendo no intervenir, aunque el fuego de la incomodidad se extendía por su pecho.

No mucho después, Mark Webber llegó al bar. Su entrada no fue tan discreta como pensaba. Al parecer, había venido directamente a buscar a Checo. Y aunque todos sabían que Mark también había sido uno de los pretendientes de Checo, esa situación ya no parecía un simple juego. Max lo notó inmediatamente, y no pudo evitar tensarse aún más.

Mark, con su estilo relajado, se acercó al grupo, y aunque saludó a todos con una sonrisa, sus ojos iban directamente hacia Checo.

Mark: "¿Qué tal, compañero? Espero no interrumpir demasiado." Dijo, su tono informal no disimulaba el interés en su mirada.

Checo: "No interrumpes, Mark. Estaba disfrutando la charla." Respondió Checo, sin perder el ritmo de la conversación, pero Max, observando desde un rincón, se dio cuenta de que había un toque extra de coqueteo en las palabras de Checo, algo que no había notado antes. El mismo toque que él, Max, le dedicaba en privado.

Oscar Piastri, que estaba cerca de Max, también notó el ambiente cargado y trató de aliviar la situación, aunque sus palabras sonaban algo forzadas.

Oscar: "¿Qué te pasa, Max? Pareces más tenso que en plena clasificación." Le dijo con una media sonrisa, esperando que Max soltase algo de lo que estaba pensando.

Max, con una risa nerviosa, le contestó: "Solo estoy... observando. No es nada." Pero Oscar, como siempre, no fue tan fácil de engañar.

Oscar: "No es nada, claro. Te has quedado mirando a Fernando y Mark como si fueran a robarte a Checo. No te preocupes, amigo, no te lo van a quitar."

Max: "No es eso. Solo que no me gusta que se metan con lo que es mío."

La frase sonó más fuerte de lo que Max había planeado, y su mirada se dirigió hacia Checo, que seguía conversando cómodamente con Mark y Fernando. Los tres se reían, aparentemente sin ninguna preocupación. Max no sabía si sentir celos, frustración o confusión.

Lance Stroll, que había llegado con Pato O'Ward y su pareja, se unió al grupo, saludando a todos con un entusiasmo que apenas alcanzaba para disimular la tensión en el aire.

Lance: "¡Hola a todos! ¿Qué tal la fiesta? Se ve que algo está pasando aquí..." Dijo, mirando rápidamente a Max y a Checo. Su tono era curioso, pero no le dio mayor importancia a la atmósfera rara que se sentía. Al fin y al cabo, Lance era un hombre de pocas palabras, pero de mucha observación.

Max: "Nada, solo... charlas de pilotos." Respondió, intentando relajar un poco el ambiente.

Pato, que se encontraba junto a Lance, se acercó a Max y le dio un toque en el hombro.

Pato: "Oye, ¿todo bien? Estás muy callado. ¿Algo te molesta?"

Max, con una sonrisa tensa, lo miró. "No, todo bien. Solo... no me gustan ciertas miradas." Dijo, sin poder evitar que su voz temblara un poco.

Carlos Sainz, que estaba cerca, escuchó la conversación y se unió con un toque de humor, intentando aligerar la tensión que empezaba a escalar.

Carlos: "¿Celos, Max? Vamos, no te hagas. Sabemos que Checo puede manejar a cualquiera de estos tipos." Dijo, guiñando un ojo a Max.

Max le lanzó una mirada rápida. "No es celos. Es... competencia."

Carlos: "Claro, lo que sea. Pero no olvides que es solo un juego, Max. Relájate. Tú sabes que, al final del día, Checo está con quien quiera estar."

Max sabía que Carlos tenía razón, pero no podía evitar lo que sentía. La competencia entre él y Checo siempre había sido una constante, pero ahora las cosas se sentían diferentes. Checo no era solo su compañero de equipo, no solo el rival silencioso en la pista. Ahora había más en juego, algo que no podía entender, pero que lo consumía por dentro.

En ese momento, Fernando, aprovechando el pequeño silencio, decidió lanzar la última carta que Max no esperaba.

Fernando: "Sabes, Checo, siempre he creído que la Fórmula 1 no solo es para pilotos. Se necesita alguien que tenga una visión... ¿y qué mejor que alguien con tu temperamento para liderar este equipo?"

Checo, claramente complacido por el comentario, sonrió y, sin pensarlo demasiado, respondió con una broma.

Checo: "¿Quieres que te deje ser mi mentor o algo así?"

Fernando rió, pero Max sintió cómo el nudo en su pecho se apretaba aún más. No entendía qué era lo que realmente lo estaba afectando, pero esa conversación era demasiado cercana a algo que no quería que sucediera.

Mark, que había estado observando la interacción, se acercó a Checo con una sonrisa juguetona.

Mark: "¿Te parece si la próxima vez te llevo a cenar? Tengo algunas ideas sobre lo que podríamos hablar."

Checo sonrió, y fue una sonrisa que Max conocía bien. Era la sonrisa de alguien que disfrutaba el juego, que jugaba con fuego y sabía que no se quemaría.

Max, sin pensarlo, se levantó abruptamente de su asiento, provocando que todos lo miraran.

Max: "Lo siento, chicos, tengo que irme. Un asunto personal."

La sala se quedó en silencio por un momento, todos observando cómo Max caminaba hacia la puerta, sin mirar atrás.

Carlos se acercó a Checo y, con una sonrisa, le dijo en voz baja.

Carlos: "Esto acaba de volverse mucho más interesante."

La noche no había hecho más que comenzar, y con cada segundo, las tensiones crecían, las alianzas se cambiaban y, aunque todos intentaban ocultarlo, el corazón de Max latía más fuerte con cada paso que daba Checo hacia los otros pretendientes.

Las Sombras de Red BullDonde viven las historias. Descúbrelo ahora