Max caminaba lentamente por el pasillo, sabiendo que Checo lo seguía a una distancia calculada. Había algo en su caminar, en su presencia, que Max no podía ignorar. El mexicano no era solo su compañero de equipo, era su mayor rival. Y esa rivalidad, aunque oculta bajo la superficie de sonrisas y bromas, se había intensificado en algo mucho más profundo. Algo que Max no podía etiquetar, pero que sentía cada vez más.
Checo lo alcanzó finalmente, y aunque sus pasos seguían sonando suaves y seguros, la mirada fija en Max denotaba algo más. Algo que ni él, ni Max, podían disimular.
Checo: "¿Estás bien, Max? Pareces... distraído." —Su tono era tan tranquilo que Max no pudo evitar sentirse como si estuviera siendo examinado bajo un microscopio.
Max no respondió de inmediato. En su lugar, miró al frente, viendo cómo los miembros del equipo y otros pilotos pasaban por el pasillo, algunos riendo, otros concentrados en sus propios pensamientos. Parecía que todo seguía con normalidad, pero dentro de él, nada estaba en su lugar.
Max: "Solo pensando... en lo que se viene." —La respuesta salió de sus labios como una verdad a medias, un intento de desviar la conversación sin admitir lo que realmente sentía. Sabía que Checo lo conocía lo suficiente como para no dejarse engañar, pero no quería admitir lo que estaba ocurriendo entre ellos.
Checo, sin embargo, no parecía querer presionarlo más. En lugar de eso, se dejó llevar por el silencio durante unos segundos, como si estuviera evaluando la situación.
Checo: "La presión nunca para, ¿verdad?" —Comentó con una sonrisa ligera, pero con una intensidad que solo Max podía notar. El tono de su voz no era tan confiado como siempre; había algo más en su mirada, una determinación oculta, que Max solo había visto en raras ocasiones.
Max lo miró de reojo. La pregunta no era solo una reflexión sobre la carrera, era un comentario cargado de un significado más profundo. ¿Estaba Checo insinuando algo? ¿Estaba él también sintiendo la misma presión que Max? Esa duda se instaló en su mente, pero no lo abordó directamente. En lugar de eso, soltó una risa baja, algo tensa.
Max: "La presión... siempre será parte de esto. Lo importante es cómo la manejamos." —Max dejó escapar un suspiro, buscando esconder lo que realmente pensaba. Lo cierto era que la presión lo estaba superando más de lo habitual, y era algo que no podía admitir tan fácilmente.
Checo asintió, pero sin dejar de mirarlo, como si tratara de entender algo más allá de las palabras. La tensión entre ellos seguía creciendo, pero en esta ocasión, había algo diferente. No era solo la competencia por el primer lugar en la pista. Había una conexión que ninguno de los dos podía negar, algo que surgía entre ellos cada vez que se encontraban, ya sea en una conferencia de prensa o en un briefing de equipo.
Ambos sabían que las reglas del juego, aunque visibles, no se aplicaban de la misma manera fuera de la pista. En ese momento, ambos competían no solo por el primer puesto, sino por algo mucho más personal. Una especie de lucha silenciosa por el control de una relación que no podía ser completamente definida.
Max, viendo que la conversación se estaba volviendo demasiado seria, decidió romper el silencio de manera ligera, como era su costumbre.
Max: "Bueno, al menos... no estaré solo en esta presión. Tenemos un equipo para respaldarnos, ¿no?" —Dijo con una sonrisa, aunque no era tan despreocupada como las veces anteriores. Había algo que lo hacía sentir vulnerable, pero no quería admitirlo.
Checo, como siempre, respondió con una sonrisa amplia y confiada. Aunque sus palabras no reflejaban lo mismo, Max pudo ver en su mirada que, en el fondo, ambos sabían que no se trataba solo de las carreras. Se trataba de algo más.
Checo: "Claro, Max. No hay carrera que no podamos ganar juntos... aunque, eso no significa que no te voy a hacer sudar cada vez que me acerque." —Dijo con un toque de humor, pero el brillo en sus ojos revelaba que las cosas entre ellos ya no eran tan simples como antes.
Ambos se quedaron mirando un momento, conscientes de que lo que parecía una conversación normal estaba, de hecho, cargada de una tensión que no se podía resolver solo con bromas o palabras. La rivalidad entre ellos había crecido más allá de las pistas, más allá de los coches. Había algo en el aire, algo que se había encendido en su interior, y que ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar ir.
Christian Horner apareció de nuevo en el pasillo, rompiendo el momento. Su presencia los sacó de sus pensamientos y los recordó a ambos de la responsabilidad que tenían como pilotos del equipo. La verdadera competencia no era solo contra los otros, sino entre ellos mismos. Y esa competencia, aunque disimulada, cada vez se volvía más peligrosa.
Christian Horner: "Muchachos, les necesito en la reunión de seguimiento. Y por favor, mantengan la cabeza en el juego. No podemos permitirnos desvíos." —Dijo con firmeza, antes de girarse y continuar su camino.
Checo y Max se miraron una vez más, como si ese simple gesto de Christian fuera el recordatorio de que, aunque todo parecía seguir su curso, las cosas entre ellos no podían ser lo mismo. La competición, que antes solo existía en la pista, ahora estaba en todos los rincones de sus vidas.
Max sabía que la temporada apenas comenzaba. Las batallas que librarían en el futuro serían más intensas, más personales, y probablemente más complicadas de lo que ambos imaginaban.
Max: "Esto recién comienza." —Pensó para sí mismo, mientras caminaba tras Christian, con el peso de la presión aumentando cada vez más, pero sin saber que la verdadera guerra estaba por estallar.
Y a su lado, Checo, con una sonrisa tranquila pero calculadora, no podía dejar de pensar en lo que vendría. Una rivalidad que, por mucho que intentaran disimular, cada vez se volvía más peligrosa.
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Las Sombras de Red Bull
Storie d'amore**"Sombras de Red Bull"** sigue a Max Verstappen y Sergio "Checo" Pérez, dos pilotos de élite en el equipo Red Bull Racing, que parecen ser grandes amigos fuera de la pista. Sin embargo, debajo de esa fachada de camaradería, hay una tensión palpable...