XXVII

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No sé por dónde empezar sobre ese momento, si por el hecho de que acababa de tener el mejor orgasmo de mi vida, o que no podía detenerme y simplemente quería seguir pidiendo más y más. No voy a mentir, ya habíamos parado y quedaba muy poco tiempo para que el sol se fuera. Tom estaba sobre su espalda, viendo el techo y a mi parecer, intentando recordar si todas nuestras noches y días y mañanas habrían sido iguales. No quería interrumpirlo, pero también quería saber si era eso lo que estaba en su mente.

—¿En qué piensas? —pregunté de repente, atrayendo su atención.

—En nada y en todo.

—¿Cómo?

—Es que… ¿Así se siente siempre que lo hacemos?

—No —admití y él frunció el entrecejo confundido.

—¿Qué?

—No, nunca se ha sentido así, es decir, todas las veces han sido especiales, créeme, sé que lo digo por los dos, pero hoy… esta vez fue… no sé, algo estuvo diferente, si me lo preguntas, es mi… —rememoré todas y cada una de laa ocasiones que lo hemos hecho y, espero que no haya dejado nada fuera—. Nuestra primera vez fue excelente, extraordinaria. Luego, la primera vez que lo hicimos en tu camioneta, ese día fue… muuuuy placentero; hace unos años lo hicimos en el ascensor de nuestro edificio donde vivíamos, ese día fue… arrebatador y toda una experiencia; y hace poco lo hicimos en un baño público.

—¿Cómo hicimos eso?

—No me preguntes, casi me da un calambre en la pierna derecha, pero fue… otra experiencia única.

—Bueno, me llena de orgullo escucharte, pero no has respondido mi pregunta.

—Es que no he terminado, todas esas veces fueron increíbles porque en cierto modo fueron fantasías y fueron increíbles; por otro lado están las ocasiones de cama, sofá, oh por Dios, cuando llegamos a esta casa y a nuestro viejo departamento, estrenamos cada rincón… pero, lo que acabamos de hacer ahora fue… no sé si sea suficiente con decir que fue mágico.

—¿Mágico?

—No, no es suficiente. Religioso. Sí, tal vez eso llegue a definirlo por completo.

—Oh por Dios, pues… Gracias.

—¿Para ti qué fue?

—No lo sé.

—No partas mi corazón.

—No, no me refiero a eso, no me mal entiendas. Es solo que no tengo cómo compararlo como lo acabas de hacer.

Entonces me dió una excusa perfecta para volver a llorar, y aunque intenté no hacerlo por todos los medios, no pude.

—No llores, por favor, no lo dije para hacerte sentir mal.

—No, lo sé, lo sé.

—Es solo que, también acabo de tener un gran impacto, según lo que dices lo hacemos diario.

—No desde que tenemos a Andy. Nos quita tiempo las tareas, nuestros trabajos, y rara vez cuando discutimos.

—¿Hacemos eso?

—Sí, cuando sé que me ocultas algo, y por lo regular cuando cambias nuestros planes.

—¿Cambio nuestros planes?

—Es que amas el fútbol, y a veces se te olvida cuándo van a jugar y hacemos planes para el domingo y de repente, partido.

—Lo siento.

—No, está bien, me divierten tus locos cambios de ánimo. 

—Y… ¿En qué trabajamos?

—Tú eres productor.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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In die Nacht - Zurück zu dir... Zurück zu us [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora