Max estaba convencido de que Sergio era el amor de su vida y no iba a esperar más para dar el siguiente paso. Pero sabía que para convertirlo en su esposo, primero tenía que enfrentar a los Reyes y a sus hermanos nuevamente, esta vez con un plan más detallado, más grande y que reflejara lo serio que era acerca de sus intenciones.
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Max organizó una reunión formal con toda la familia de Sergio. Esta vez no sería un simple encuentro privado, sino una cena en el salón principal del palacio, con todos los miembros clave presentes: el Rey Carlos, la Reina Isabel, Fernando y Carlos. El ambiente era solemne, como si se tratara de una deliberación importante. Max incluso llevó a Christian Horner, su padre, para mostrar que este era un asunto de familias, no solo de individuos.
Mientras todos tomaban asiento en la mesa, Max se levantó, respiró hondo y comenzó su discurso.
—Majestades, altezas, he pedido esta reunión porque quiero hablarles sobre algo de suma importancia.Fernando arqueó una ceja, mientras Carlos cruzaba los brazos, mirándolo con curiosidad. La Reina Isabel le dedicó una sonrisa alentadora, mientras el Rey mantenía su expresión imperturbable.
—Desde que conocí a Sergio, mi vida ha cambiado de formas que jamás imaginé. Su luz, su bondad y su alegría han transformado mi visión del mundo. No solo lo amo, sino que lo admiro profundamente.
Hizo una pausa, tragando el nudo que se le formaba en la garganta.
—Hoy estoy aquí para pedir su permiso y su bendición para casarme con Sergio.El Rey alzó una mano, deteniendo cualquier reacción inmediata.
—¿Eres consciente, Max, de lo que implica casarte con Sergio? Él no solo es nuestro hijo, sino un príncipe, una figura amada por nuestro pueblo. Unir tu vida a la suya no es una simple unión, sino una responsabilidad.Max asintió solemnemente.
—Lo sé, Majestad. Estoy dispuesto a asumir esa responsabilidad. No solo prometo amarlo y protegerlo, sino apoyarlo en cada desafío que enfrente, ya sea personal o como parte de su deber real.La Reina Isabel habló entonces, con su tono maternal.
—Max, amamos a Sergio más de lo que las palabras pueden expresar. Si te damos nuestra bendición, será porque confiamos en que lo cuidarás como merece.Max volvió a asentir, sus ojos brillando con determinación.
—No puedo prometer que nunca habrá dificultades, pero sí puedo prometer que cada día de mi vida lucharé para hacer feliz a Sergio.Fernando, siempre el más directo, intervino.
—Y si lo haces sufrir, ¿estás preparado para enfrentarte a todos nosotros?Max mantuvo la mirada firme.
—Sí. Pero no planeo darle motivos para que eso pase.El Rey finalmente se inclinó hacia adelante, mirando a su esposa antes de dirigirse a Max.
—Tienes nuestra bendición, Max Verstappen. Pero recuerda: Sergio es nuestra joya, y siempre lo será.---
Max quería que la propuesta de matrimonio fuera algo digno de un príncipe, algo que Sergio recordara para siempre. Decidió recrear uno de los sueños de Sergio: un viaje en un globo aerostático al amanecer, sobre los vastos campos de lavanda de Provenza.
La mañana comenzó temprano, con Sergio despertando con una nota al lado de su cama:
*"Hoy es un día especial. Vístete cómodo, pero no olvides que para mí siempre serás el príncipe más elegante. Nos vemos abajo."*Sergio, intrigado y emocionado, bajó para encontrarse con Max, quien lo esperaba con una sonrisa y un elegante picnic preparado en una canasta.
—¿Qué es todo esto? —preguntó Sergio, curioso.—Confía en mí —respondió Max, tomándole la mano mientras lo guiaba hacia el globo aerostático.
Subieron juntos, y a medida que el globo ascendía, el paisaje se desplegaba ante ellos: una alfombra interminable de lavanda bañada por la suave luz dorada del amanecer. Sergio, fascinado, se giró hacia Max.
—Esto es increíble…Max lo miró con una mezcla de nervios y adoración.
—Sergio, hay algo que quiero decirte.El corazón de Sergio comenzó a latir con fuerza mientras Max sacaba una pequeña caja de terciopelo de su bolsillo. Se arrodilló, aunque el espacio era limitado, y le mostró un anillo que parecía capturar la luz del sol.
—Sergio Pérez, desde el día en que entraste en mi vida, supe que eras único. Me enseñaste lo que significa el verdadero amor, la paciencia y la alegría. Eres mi príncipe, mi hogar, y quiero pasar el resto de mi vida demostrándote cuánto te amo.
Sergio llevó una mano a su boca, completamente conmovido.
—¿Quieres casarte conmigo y convertirte en mi esposo?
Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de Sergio mientras asentía rápidamente.
—¡Sí, Max! Por supuesto que sí.Max deslizó el anillo en su dedo, antes de abrazarlo con fuerza, besándolo como si el mundo entero se hubiera desvanecido a su alrededor.
Mientras el globo flotaba en el cielo, Max y Sergio compartieron risas, lágrimas y sueños para el futuro, sabiendo que acababan de escribir el primer capítulo de una vida juntos.
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La Joya de La Corona
FanfictionSergio, un príncipe doncel conocido como "La joya de la corona" por su familia y su reino, asiste al Gran Premio de Mónaco, donde conoce a Max Verstappen, un piloto carismático. Max queda fascinado por las pecas y la sonrisa de Sergio, mientras que...