El cachorro, llamado Estrella, se convirtió rápidamente en una parte esencial de la vida de Sergio y Max. Aunque al principio el personal del palacio no estaba muy convencido de tener un pequeño pomerania correteando por los salones reales, pronto fue imposible resistirse al encanto del travieso peludo y a lo feliz que hacía a su dueño.
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Los días en el palacio comenzaban de forma distinta desde la llegada de Estrella. Una mañana, Max iba caminando por el palacio pero se detuvo al escuchar risas provenientes de la habitación de Sergio. Al abrir la puerta, lo encontró sentado en el suelo, en pijama, mientras Estrella mordisqueaba juguetonamente uno de sus zapatos.
—¿Así que este es el responsable de que no hayas bajado a desayunar? —preguntó Max con una sonrisa, entrando a la habitación.
—¡Max! Estrella me robó el zapato y no me deja recuperarlo.
Max se arrodilló, extendiendo la mano hacia el cachorro. Estrella lo miró, ladeando la cabeza antes de soltar el zapato y saltar directamente a los brazos de Max.
—Creo que me prefiere a mí —bromeó, acariciando al cachorro mientras Sergio lo observaba fingiendo un puchero.
—Eso es porque tú lo malcrías más que yo.
Max rió antes de inclinarse y darle un beso rápido a Sergio.
—No puedo evitarlo. Malcriar a quienes amo es mi especialidad.---
Cuando llegó el día del Gran Premio de Italia, Max decidió llevar a Sergio y a Estrella con él. La pequeña pomerania no tardó en convertirse en el centro de atención del paddock. Sergio la llevaba en un pequeño bolso diseñado especialmente para ella, mientras saludaba a los mecánicos y otros pilotos.
—¿Qué es esto? ¿Ahora el paddock es un desfile de mascotas? —preguntó Lando, acercándose a Sergio para acariciar a Estrella.
—Es una princesa como yo —respondió Sergio con una sonrisa radiante, sacando a Estrella del bolso para que pudiera socializar.
Max, que estaba al otro lado del garaje, observaba con una mezcla de orgullo y celos cómo todos se acercaban a Sergio. Incluso Carlos y Lewis hicieron fila para acariciar al cachorro.
—Parece que tengo que compartirte con medio paddock —comentó Max, abrazando a Sergio por la cintura desde atrás.
—¿Celoso del perro o de los pilotos? —preguntó Sergio con una risa burlona.
—De ambos —respondió Max con una sonrisa, besándole la mejilla mientras Estrella ladraba suavemente, como apoyando a su dueño.
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Una tarde, Max decidió que necesitaban tiempo a solas y organizó un paseo por un parque privado cercano al palacio. Sergio vestía una chaqueta de lana beige y botas elegantes, mientras sostenía a Estrella con una correa de seda.
Max llevaba una mochila con una manta y algunas golosinas, listo para un pequeño picnic. Mientras caminaban, Max no podía apartar la vista de Sergio. Su risa mientras jugaba con Estrella era como música, y sus mejillas sonrojadas por el aire fresco lo hacían lucir aún más encantador.
—Nunca pensé que un simple paseo podría ser tan perfecto —dijo Max mientras desplegaba la manta en el césped.
—Es porque estoy contigo —respondió Sergio, sentándose junto a él y recostando su cabeza en el hombro de Max.
Estrella correteaba alrededor, persiguiendo hojas secas que el viento levantaba, hasta que finalmente se tumbó en la manta, exhausta.
—Creo que es feliz con nosotros —comentó Sergio, acariciando al cachorro.
Max le tomó la mano, entrelazando sus dedos.
—Es feliz porque nosotros somos felices.---
De vuelta en el palacio, las noches que Max se quedaba en el palacio, se habían convertido en una rutina especial. Después de cenar, Max y Sergio se acurrucaban en el sofá de la biblioteca privada con Estrella durmiendo entre ellos.
Una noche, mientras Max leía un libro y Sergio acariciaba a Estrella, Sergio lo miró con una sonrisa.
—Gracias por regalarme algo tan perfecto.—¿Te refieres a Estrella o a mí? —preguntó Max con una sonrisa divertida.
—A los dos. Pero tú no cabes en mi bolso —bromeó Sergio, riendo.
Max dejó el libro a un lado y lo abrazó.
—Siempre encontraré formas de hacerte feliz, Sergio. Tú eres mi Estrella.Mientras Estrella dormía profundamente, Max y Sergio compartieron un beso suave, disfrutando de la tranquilidad de su pequeño mundo perfecto.
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La Joya de La Corona
FanfictionSergio, un príncipe doncel conocido como "La joya de la corona" por su familia y su reino, asiste al Gran Premio de Mónaco, donde conoce a Max Verstappen, un piloto carismático. Max queda fascinado por las pecas y la sonrisa de Sergio, mientras que...