D I E C I S É I S

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                                   |  𝐑𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨 𝐚 𝐂𝐥𝐚𝐬𝐞𝐬 |

El primer día después del viaje escolar estaba marcado por una energía particular. Los estudiantes de la clase de Saiki hablaban sin cesar sobre los momentos más emocionantes, mientras revisaban fotos y videos en sus teléfonos. Los recuerdos de Okinawa eran tema principal, y cada pequeño detalle era motivo de risas o suspiros nostálgicos.

Sin embargo, para Saiki Kusuo, aquel día no era más que un recordatorio de los pensamientos caóticos que había tratado de evitar desde que había regresado. Durante el viaje, su rutina se había desmoronado: emociones inesperadas, confesiones confusas y miradas cargadas de significado habían invadido la estabilidad que tanto apreciaba. Y lo peor de todo era que, por primera vez, no podía ignorarlo.

Mientras se dirigía al aula, las voces en su mente se alzaban como un mar revuelto.

"¡No puedo creer que Aiura intentara confesarle a Saiki otra vez!"
"¡Esa fiesta en la playa fue lo mejor!"
"Teruhashi y Saiki parecían muy cercanos. ¿Será que están juntos?"

Saiki ajustó sus auriculares, tratando de bloquear el ruido. Sabía que era inútil, pero el gesto era un pequeño consuelo. Lo último que quería era enfrentarse a las miradas curiosas de sus compañeros o, peor aún, a las suposiciones de quienes creían saber más de lo que realmente sabían.

Cuando entró al aula, se encontró con Teruhashi sentada en su lugar habitual, rodeada por su grupo de admiradores. Ella parecía tan perfecta como siempre, con su cabello azul peinado impecablemente y su sonrisa encantadora. Pero Saiki sabía que eso era sólo la fachada.

Sus pensamientos eran diferentes desde Okinawa. Ya no estaban llenos de estrategias para mantener su imagen; en cambio, eran más introspectivos, más humanos.

"Está bien, Kokomi. Hoy será un día normal. Sólo sé tú misma. No necesitas presionarte."

Teruhashi alzó la vista y, al verlo entrar, le dedicó una sonrisa pequeña, casi tímida. Saiki sintió una extraña punzada en el pecho, pero desvió la mirada, caminando hacia su asiento sin decir nada.

Durante el almuerzo, Saiki trató de escapar a un rincón tranquilo, como siempre hacía. Sabía que sus compañeros no lo dejarían en paz si lo encontraban, especialmente después de todo lo ocurrido en el viaje. Pero, para su sorpresa, Teruhashi apareció con su bandeja en mano.

—¿Te importa si me siento aquí, Saiki-kun? —preguntó con una voz suave, casi dudosa.

Él no respondió de inmediato. Sabía que, aunque dijera que no, ella probablemente se quedaría. Asintió levemente, indicándole que podía sentarse.

Los primeros minutos transcurrieron en un silencio incómodo. Saiki estaba acostumbrado a comer solo, pero ahora sentía el peso de la presencia de Teruhashi. No podía leer su mente sin esfuerzo; era como si ella estuviera deliberadamente tratando de mantener sus pensamientos en calma.

Finalmente, ella rompió el silencio.

—Sobre lo que pasó en Okinawa... —comenzó, mirando su bandeja—. Quiero que sepas que no espero que me respondas de inmediato.

Saiki la miró de reojo. No estaba seguro de qué decir. Sabía que cualquier palabra suya sería analizada por ella, pero también sabía que debía ser honesto.

—No estoy seguro de lo que siento —dijo finalmente, con su tono neutral.

Teruhashi lo miró, sorprendida. Parecía esperar cualquier respuesta menos esa.

—Eso está bien, Saiki-kun —respondió después de un momento, su sonrisa regresando con suavidad—. No quiero presionarte. Sólo quería que supieras cómo me siento.

Mientras las clases avanzaban, Saiki se encontró distraído. Su mente, normalmente disciplinada y lógica, estaba llena de pensamientos contradictorios. Por un lado, apreciaba la honestidad de Teruhashi; por otro, se sentía culpable por no poder corresponder a sus sentimientos de la manera que ella merecía.

Miró de reojo hacia donde ella estaba sentada. Aunque parecía concentrada en la lección, su mente era un torbellino de emociones.

"Saiki-kun... No importa cuánto tiempo tome. Estoy feliz de que lo sepas."

Saiki suspiró. ¿Cómo podía ella ser tan segura de sí misma cuando él apenas podía entender lo que sentía?

Cuando terminó la última clase, Saiki guardó sus cosas rápidamente, con la intención de irse antes de que alguien lo detuviera. Pero apenas salió del aula, escuchó pasos apresurados detrás de él.

—¡Saiki-kun! —Teruhashi lo alcanzó, su voz sonando un poco más nerviosa de lo habitual.

Él se detuvo y se giró para mirarla.

—¿Puedo acompañarte un momento? —preguntó, con una sonrisa pequeña pero sincera.

Saiki asintió en silencio, aunque no estaba seguro de por qué. Caminaron juntos por los pasillos, sin decir mucho al principio.

—Quería agradecerte por escucharme hoy —dijo finalmente Teruhashi, rompiendo el silencio—. Sé que no fue fácil para ti.

Saiki la miró, notando la sinceridad en sus palabras.

—No fue tan complicado —respondió, tratando de sonar indiferente.

Ella rió suavemente, aunque había un toque de melancolía en su voz.

—Sabes... aunque no estés seguro de lo que sientes, para mí significa mucho que me permitas estar cerca de ti.

Saiki sintió una punzada de algo que no podía identificar, pero no dijo nada. En cambio, asintió levemente.

Cuando finalmente llegaron al cruce donde debían separarse, Teruhashi se giró hacia él.

—Espero que algún día... podamos entendernos mejor, Saiki-kun.

Él no respondió de inmediato, pero antes de que ella pudiera irse, murmuró:

—Yo también lo espero.

Ella le devolvió una sonrisa cálida antes de despedirse. Mientras la veía alejarse, Saiki no pudo evitar pensar que, tal vez, entender sus propios sentimientos no era tan aterrador como había creído. Y aunque no estaba listo para dar un paso hacia ella, tampoco quería que se apartara de su vida.

Por primera vez, Saiki Kusuo comenzó a aceptar que, quizás, los sentimientos eran algo que ni siquiera un psíquico podía evitar.

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ᴛʜᴇ ʜᴇᴀʀᴛ ᴏꜰ ᴀ ᴘꜱʏᴄʜɪᴄ | 𝐬𝐚𝐢𝐭𝐞𝐫𝐮 [rmk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora