C A T O R C E

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                           |𝐄𝐥 𝐯𝐢𝐚𝐣𝐞 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨|

El último día del viaje escolar amaneció con un aire de nostalgia. Para los estudiantes, las actividades de la mañana eran el último intento de aferrarse al encanto de Okinawa. Pero para Teruhashi, el día era mucho más significativo: se había decidido a confesarle sus sentimientos a Saiki antes de regresar a casa.

Después del desayuno, el grupo visitó un mercado local. Teruhashi caminaba junto a Yumehara, quien no paraba de animarla con sus susurros entusiastas.

—Hoy es tu oportunidad, Teruhashi. No puedes dudar.

—Lo sé, Yumehara —respondió ella, apretando con fuerza el pequeño recuerdo que había comprado para Saiki. Era un amuleto que representaba la tranquilidad y la claridad de pensamiento, algo que creía que le vendría bien a él.

Mientras tanto, Saiki deambulaba por el mercado con las manos en los bolsillos, observando el ajetreo de sus compañeros. Aunque parecía distante, sus pensamientos estaban más desordenados de lo habitual. Desde la noche anterior, no podía dejar de recordar la sonrisa de Teruhashi y la forma en que sus palabras lo habían hecho sentir... vulnerable.

Por la tarde, regresaron al hotel para recoger sus cosas antes del viaje al aeropuerto. La playa, tranquila y bañada por el sol del atardecer, ofrecía un refugio para aquellos que querían un último momento de paz. Teruhashi lo vio como la oportunidad perfecta.

Saiki estaba sentado en una roca cerca de la orilla, con la mirada perdida en el horizonte. Teruhashi respiró hondo y caminó hacia él, sosteniendo el amuleto en sus manos.

—Saiki-kun —llamó suavemente, haciendo que él la mirara con una leve inclinación de cabeza.

—¿Qué pasa?

—Quiero hablar contigo... a solas.

Saiki asintió sin decir nada, dejándose guiar por ella hacia un lugar más apartado. El sonido de las olas llenaba el silencio entre ellos mientras Teruhashi luchaba por reunir el valor necesario.

—Saiki-kun, desde que empezó este viaje... —comenzó, evitando su mirada—, me di cuenta de que hay cosas que nunca te había dicho, cosas que he sentido durante mucho tiempo.

Él se quedó en silencio, observándola con atención, lo que solo aumentó su nerviosismo.

—Tú eres diferente a todos los demás, Saiki-kun. No sé cómo explicarlo, pero... cuando estoy contigo, siento que puedo ser yo misma, sin máscaras ni expectativas. —Su voz se quebró ligeramente, pero continuó—. Me gustas, Saiki-kun.

El corazón de Saiki dio un vuelco. Aunque lo había intuido, escucharlo directamente lo hizo enfrentarse a una verdad que había estado evitando: no entendía completamente lo que sentía por ella.

Teruhashi lo miró con ojos brillantes, esperando una respuesta. Saiki, como siempre, mantuvo su expresión neutral, pero esta vez era diferente. Sus labios se separaron, y después de unos segundos de reflexión, habló con un tono más suave de lo habitual:

—Teruhashi... no quiero mentirte.

Ella contuvo la respiración, preparándose para lo peor.

—Eres importante para mí. Mucho más de lo que creí posible al principio. —Sus palabras parecían vacilantes, como si buscara la forma correcta de expresarse—. Pero no entiendo completamente lo que siento.

Los ojos de Teruhashi se abrieron con sorpresa.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con un hilo de voz.

—No estoy seguro de lo que es esto... lo que siento cuando estoy contigo. No estoy listo para algo que no entiendo. —Su mirada se suavizó mientras añadía—: Pero sé que no quiero que te alejes de mi lado.

Teruhashi sintió cómo su corazón se rompía un poco, pero al mismo tiempo, las palabras de Saiki estaban llenas de sinceridad. No era una confesión de amor, pero era una declaración de cuánto la valoraba, algo que nunca habría esperado de él.

—Gracias por ser honesto, Saiki-kun —dijo al final, esbozando una pequeña sonrisa—. Aprecio mucho que me lo digas.

Él asintió, aliviado de que ella no se lo tomara como un rechazo absoluto.

—Tú también eres... especial, Teruhashi.

Esas palabras, aunque simples, hicieron que una cálida sensación inundara su pecho. Tal vez no era el final que había imaginado, pero era un comienzo.

Esa noche, durante el vuelo de regreso, Teruhashi se sentó junto a Saiki. El ambiente entre ellos era tranquilo, incluso cómodo. Mientras el avión despegaba, ella sacó el pequeño amuleto que había comprado.

—Toma, Saiki-kun. Quería dártelo antes de que terminara el viaje.

Él lo tomó con cierta curiosidad, observando el pequeño objeto.

—¿Qué es?

—Un amuleto para la claridad de pensamiento. Creí que podría gustarte.

Saiki no pudo evitar una ligera sonrisa ante la ironía, pero se lo guardó en el bolsillo.

—Gracias.

Mientras el avión alcanzaba su altura de crucero, Teruhashi apoyó la cabeza contra el respaldo, sintiendo una extraña paz. Aunque no había terminado como había esperado, sabía que entre ellos había algo que valía la pena atesorar.

Por su parte, Saiki, mirando por la ventana, no podía evitar pensar en Teruhashi. Quizá no entendía del todo lo que sentía, pero una cosa era segura: no quería que ella desapareciera de su vida.

Esa noche, ambos regresaron a casa con el corazón más ligero, sabiendo que el viaje había cambiado algo entre ellos, algo que, aunque indefinido, les daba la esperanza de un futuro lleno de posibilidades.

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ᴛʜᴇ ʜᴇᴀʀᴛ ᴏꜰ ᴀ ᴘꜱʏᴄʜɪᴄ | 𝐬𝐚𝐢𝐭𝐞𝐫𝐮 ¹ [rmk]Onde histórias criam vida. Descubra agora