D I E C I S I E T E

66 10 1
                                    

               |  𝐄𝐥 𝐓𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐧 𝐄𝐪𝐮𝐢𝐩𝐨 |

Después del viaje escolar, algo había cambiado. No era que mi vida diaria se hubiera transformado por completo, pero había una nueva inquietud en mi corazón que no podía ignorar. Las clases continuaban como siempre, y aunque las miradas de admiración y los suspiros seguían rodeándome, ya no me preocupaban tanto. Mi mente estaba en otra parte, o más bien, en otra persona.

"Saiki-kun..."

Recordaba sus palabras en Okinawa. No estaba seguro de lo que sentía, pero no quería que me apartara de su lado. Era una respuesta confusa, pero para mí, significaba más de lo que él probablemente imaginaba.

El timbre anunció el inicio de la clase de Lengua. La profesora entró al aula con su habitual energía, cargando un montón de papeles.

—¡Hoy haremos algo diferente! —anunció, sonriendo ampliamente—. Vamos a formar equipos para realizar un análisis de textos clásicos. El trabajo será evaluado en parejas o grupos de cuatro.

"Grupos..." La palabra resonó en mi cabeza, y por un momento me pregunté con quién terminaría. Miré de reojo hacia Saiki. Como siempre, parecía completamente indiferente, como si las dinámicas sociales no fueran más que un ruido de fondo para él.

La profesora comenzó a leer los nombres.

—Teruhashi Kokomi... Kuboyasu Aren... Toritsuka Reita... y... Saiki Kusuo.

Sentí un leve escalofrío al escuchar su nombre. Miré hacia él, pero no mostró ninguna reacción. Por supuesto, no esperaba que lo hiciera.

Nos reunimos en un rincón del aula durante el tiempo asignado para organizar el trabajo. Aren parecía entusiasmado con la idea, mientras que Reita no perdía la oportunidad de lanzarme cumplidos exagerados.

—¡Es un honor trabajar contigo, Teruhashi-san! —dijo, poniendo una mano en su corazón—. ¡Juro que daré lo mejor de mí para no defraudarte!

Saiki suspiró casi imperceptiblemente, pero lo suficiente para que yo lo notara.

—Reita, por favor, concéntrate —dije, intentando mantener mi tono amable.

Saiki, como siempre, se limitó a mirar su cuaderno. Aunque no decía mucho, su presencia era tranquilizadora de una manera extraña.

Aren tomó la iniciativa.

—Bien, ¿qué les parece si dividimos el trabajo? Yo puedo encargarme de la primera parte del análisis. Teruhashi-san, ¿puedes hacer la segunda?

Asentí con una sonrisa.

—Por supuesto.

—Yo puedo hacer la tercera parte —añadió Reita, mirando de reojo hacia mí—. ¡Siempre que Teruhashi-san esté cerca para ayudarme si me quedo atascado!

Saiki finalmente levantó la vista de su cuaderno.

—Haré lo que falte —dijo, en su tono neutral.

Su voz, aunque tan simple, me hizo sentir una especie de calma. Era como si, incluso en un grupo caótico, siempre pudiera contar con él para mantener el equilibrio.

Quedamos en reunirnos después de clases en la biblioteca para trabajar en el proyecto. Cuando llegué, Aren ya estaba allí, revisando algunos libros. Reita llegó poco después, cargando una pila de papeles, y finalmente, Saiki apareció, con su expresión habitual de indiferencia.

Nos sentamos juntos en una mesa grande, y aunque el ambiente al principio era un poco tenso, poco a poco comenzamos a avanzar en el trabajo.

Reita no tardó en hacer de las suyas.

—¿Sabías, Teruhashi-san, que el azul de tu cabello es como el reflejo de un lago bajo la luna? —dijo, inclinándose hacia mí con una sonrisa que pretendía ser encantadora.

Aren soltó una carcajada, y yo intenté disimular mi incomodidad.

—Gracias, Reita, pero tal vez deberíamos concentrarnos en el análisis.

Saiki, que estaba sentado a mi lado, apenas alzó una ceja. Sabía que no iba a decir nada, pero el ligero movimiento me bastó para saber que estaba molesto.

"Es tan difícil de leer..." pensé, mirándolo de reojo.

Después de una hora de trabajo, Aren sugirió tomar un descanso.

—Voy a buscar algo de beber —dijo, levantándose—. ¿Alguien quiere algo?

—¡Yo quiero un té verde! —exclamó Reita.

—Yo estoy bien, gracias —respondí, y Saiki simplemente negó con la cabeza.

Mientras esperábamos, Reita comenzó a hablar sobre fantasmas y espíritus, como solía hacer.

—Sabes, Teruhashi-san, los espíritus siempre están a mi alrededor. Tal vez uno de ellos pueda darnos suerte en el proyecto.

—Claro, Reita —respondí con una sonrisa educada.

Saiki suspiró de nuevo.

Cuando Aren regresó, retomamos el trabajo. Sin embargo, a medida que avanzábamos, me di cuenta de algo: Saiki estaba tomando más responsabilidad de la que le correspondía. Siempre encontraba las respuestas correctas, incluso antes de que pudiéramos terminar de formular las preguntas. Era como si tuviera una habilidad sobrenatural para resolver problemas, pero nunca buscaba reconocimiento por ello.

Cuando terminamos, ya era tarde. Salimos juntos de la biblioteca, y mientras los demás se despedían, me quedé un momento más con Saiki.

—Gracias por tu ayuda, Saiki-kun —dije, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. No sé qué haríamos sin ti.

Él me miró de reojo, y por un instante, pensé que iba a decir algo más que su habitual "No fue nada". Pero, como siempre, se limitó a asentir ligeramente.

Mientras caminaba hacia mi casa, no podía evitar sonreír. Aunque Saiki era reservado y difícil de entender, cada pequeño gesto suyo significaba mucho para mí. Tal vez no estaba listo para aceptar lo que yo sentía, pero eso no importaba.

"Porque mientras él esté cerca, eso será suficiente."

✧・゚

┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊

┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩

┊ ┊ ┊ ✫

┊ ┊ ☪⋆

┊ ⊹

✯ ⋆ ┊ . ˚

˚✩

ᴛʜᴇ ʜᴇᴀʀᴛ ᴏꜰ ᴀ ᴘꜱʏᴄʜɪᴄ | 𝐬𝐚𝐢𝐭𝐞𝐫𝐮 [rmk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora