V E I N T E

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Cinco días pasaron en un compás angustiante. Cada amanecer traía consigo la misma pregunta en la mente de todos los amigos y familiares de Kokomi: ¿Hoy despertará?

Saiki visitaba el hospital puntualmente cada tarde, siempre acompañado de un aire de calma que escondía su constante batalla interna. Se sentaba en el sillón junto a la cama de Kokomi y la observaba, su rostro pálido aún tan perfecto como siempre, pero carente de la vitalidad que la definía.

"Cinco días..." pensó mientras apoyaba la barbilla en la mano, mirando fijamente el monitor que marcaba sus constantes vitales. Aunque era un alivio que su estado fuera estable, cada segundo de su silencio se sentía como una carga insostenible.

Makoto había dejado de enfrentarse a Saiki directamente, pero su mirada seguía cargada de reproches cada vez que lo veía en el hospital. Los amigos de ambos intentaban mantener el ánimo, pero las conversaciones se hacían cada vez más cortas.

Esa noche, Saiki se quedó más tiempo del habitual. Cuando todos los demás se habían ido, permaneció sentado junto a Teruhashi, perdido en sus pensamientos. Aunque había intentado con todas sus fuerzas no volver a usar su poder para conectarse con ella, la frustración y el miedo crecían como un peso imposible de soportar.

—Estoy agotado de esperar, Teruhashi —susurró, con una honestidad que rara vez dejaba salir. Sus ojos permanecían en el techo, incapaces de mirarla directamente mientras hablaba—. Siempre pensé que eras molesta, que tu insistencia era innecesaria... pero ahora que estás así, me doy cuenta de lo vacío que sería todo si no estuvieras.

Guardó silencio, cerrando los ojos y tratando de controlar la oleada de emociones que se avecinaba. Sus poderes, siempre en control, empezaban a tambalearse con la intensidad de lo que sentía.

—No sé qué significa esto... pero sé que no quiero perderte.

Un leve sonido interrumpió sus pensamientos. No era el monitor, ni ningún aparato médico. Miró hacia la cama, y por un segundo creyó haberlo imaginado, pero entonces, los dedos de Teruhashi se movieron apenas.

—¿Teruhashi? —murmuró, levantándose rápidamente.

Los párpados de Kokomi temblaron y, lentamente, comenzaron a abrirse. Sus ojos azules, aunque todavía llenos de cansancio, se encontraron con los de Saiki. Por un momento, ninguno dijo nada. Él estaba paralizado, y ella parecía tratar de ubicarse en el espacio.

—Saiki-kun... —susurró, su voz débil pero reconocible.

La sensación de alivio que inundó a Saiki fue abrumadora. Por un instante, incluso olvidó mantener su expresión neutral. Había un leve temblor en sus manos cuando volvió a sentarse a su lado.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, su tono más suave de lo usual.

—Cansada... pero estoy bien —respondió ella con una sonrisa tenue. Entonces, como si recordara algo, su rostro se llenó de confusión—. ¿Qué pasó?

—Tuviste un accidente —respondió Saiki. Quería añadir más, decirle cuánto la había preocupado, pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta.

Teruhashi lo miró, como si buscara algo en su expresión, y finalmente dejó escapar un suspiro aliviado.

—Gracias... por estar aquí.

Saiki no respondió, pero la forma en que su mirada se suavizó fue respuesta suficiente.

Poco después, el resto del grupo llegó al hospital tras recibir la noticia del despertar de Kokomi. Makoto fue el primero en entrar, abrazándola con fuerza mientras las lágrimas corrían por su rostro.

—No vuelvas a asustarnos así, Kokomi —dijo entre sollozos.

El resto del grupo se reunió a su alrededor, ofreciendo palabras de ánimo y sonrisas llenas de alivio. Saiki, mientras tanto, se mantuvo en segundo plano, observando cómo la energía en la habitación volvía a la normalidad.

—Saiki —llamó Makoto finalmente, con un tono mucho menos hostil que antes. Saiki levantó la vista, y Makoto asintió con seriedad—. Gracias por estar aquí por ella.

El psíquico simplemente asintió, sin decir nada, pero sus ojos se cruzaron con los de Teruhashi, que lo observaba desde la cama con una sonrisa pequeña pero genuina.

Aunque el camino aún era incierto, en ese momento, Saiki supo que nunca permitiría que algo así volviera a ocurrir. Porque, aunque no podía definir lo que sentía, había algo claro: Kokomi Teruhashi era una parte importante de su vida, y no estaba dispuesto a perderla.

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⏰ Última actualización: 17 hours ago ⏰

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ᴛʜᴇ ʜᴇᴀʀᴛ ᴏꜰ ᴀ ᴘꜱʏᴄʜɪᴄ | 𝐬𝐚𝐢𝐭𝐞𝐫𝐮 [rmk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora