Capítulo 26. De cero

1.6K 83 26
                                    

La búsqueda en internet no le trajo resultados nuevos a Luz, que sentía el miedo haciéndose hueco en su pecho, aunque aparentemente no tuviera motivos. Todos los medios de comunicación se habían hecho eco de la desaparición del famosísimo actor Aitor Sánchez de redes sociales a raíz de los múltiples testimonios que habían salido en su contra, dándole mayor motor a una nueva ola del me too español dentro del cine.

Intentaba trabajar, desconectar de todo aquel ruido que se había instalado en su cabeza y que la impulsaba a ser detective, en vano. La reseña de la última comedia navideña española que había ido a ver al cine con Ainhoa y sus hijos no acababa de escribirse, y ella además solo recordaba las mariposas en el estómago que había sentido cuando lentamente su mano y la de la pelirroja se encontraron en las butacas, entrelazándose. Por otro lado, seguía respondiendo a los mensajes de Natalia con una normalidad fingida, aunque aquello le diera ganas de vomitar. Fingir nunca se le había dado bien, a pesar de que la distancia ayudara.

Natalia.
En la oficina solo hablan de tu artículo
De que has hundido a Aitor
Enhorabuena, mi amor!

Sintió un abrazo entonces por la espalda. Sin quererlo, dejó escapar un suspiro. Estar físicamente cansada es una sensación incómoda, sentir cómo cada movimiento hace que el cuerpo se agote cada vez más. Pero, ¿mentalmente cansada? Ese era el peor de los cansancios. Alba le decía muchas veces que no había peor enemigo que la mente, y era cierto. La gente moderna lo llamaba burn out. Vamos, un “quemada” de toda la vida.

—¿Sigues dándole vueltas a lo de Aitor? —preguntó Ainhoa, apoyando la barbilla en su cabeza. Dejó un beso en el cuero cabelludo de la chica que hizo que la morena cerrase los ojos por un momento.

—Me estoy preparando.

—¿Para qué? ¿Para otro artículo que lo humille más?

—No —Luz se giró en la silla, mirando directamente a Ainhoa, de pie—. Todas esas mujeres han dado su testimonio. Mi artículo ha sido un altavoz para la denuncia. No puede ser que huya con el rabo entre las piernas. Este tío me da muy mala espina. Su padre tampoco está limpio.

Investigando en las horas muertas en las que Ainhoa estaba en terapia y los niños en extraescolares, Luz aprovechaba para avanzar trabajo, pero también para investigar a la familia del actor. Cuál había sido su sorpresa cuando descubrió un artículo del año 2013 en el que aparecía que el padre de Aitor había defraudado millones de euros a Hacienda y que había percibido dinero en negro de empresas que no existían.

—A pesar de que con el ceño fruncido estás monísima, creo que te estás obsesionando demasiado con el caso. Deberías descansar —opinó la pelirroja, acariciando su mejilla. Luz aprovechó el gesto para darle un beso en la palma de la mano. Después resopló.

—Ya, si probablemente tengas razón.

—¿Vamos un rato al sofá a ver la tele?

La chica aceptó la invitación tomando la mano de su… ¿mujer? ¿Novia? Llevaban una semana actuando como pareja, pero a esas alturas nunca habían tenido una conversación acerca de la relación de ambas.

Estaba levantándose de la silla de su escritorio agarrada de la mano de la pelirroja cuando el móvil comenzó a vibrar. El nombre de Natalia apareció en la pantalla. Luz miró a Ainhoa; ella también lo había leído.

—Te dejo hablar con ella. Nos vemos abajo.

Apretó suavemente su mano y se fue de la habitación, dejándola a solas con la que se había convertido en su peor pesadilla. La morena entendía que no se quisiera quedar. Sabía que no era para darle intimidad, sino para protegerse a sí misma. Debía ser duro escucharla actuar, fingir unos sentimientos que antes le acariciaban el alma y ahora le revolvían el estómago. ¿Se pueden fingir las emociones? ¿Se puede disfrazar el amor?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 21, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Déjà VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora