Mientras Natalia le servía la pasta a su prometida, una sonrisa adornaba su rostro. Estaba completamente tranquila, contándole a Luz acerca del supuesto caso por el que le había escrito su padre.
—¿Tienes novedades sobre lo de Aitor? —preguntó entonces.
—Por ahora Julián no me ha dicho nada. Supongo que no ha llegado a cumplir con su amenaza.
—Son gente poderosa, cariño —Natalia se sentó a la mesa y comenzó a enrollar los espaguetis con el tenedor—. Tienen muy buenos abogados.
—No me da miedo —replicó Luz, segura de sí misma—. Ese tío es un cerdo, y si tengo que ir a juicio para demostrarlo, lo haré.
—Sabes que, casualmente, llegados a ese caso, mi padre podría ser asignado como juez de esa instancia. Ya sabes que es el mejor. Hunde a quien se mete en medio, siempre.
Aquella última frase le hizo tragar saliva. La había dicho completamente en paz, sin mirarla siquiera, como quien deja caer un comentario casual del estilo de "pues hace buen tiempo hoy" o "qué buena es esta salsa que has comprado en el súper, cariño". Ella sabía que Joaquín Ordóñez era posiblemente uno de los mejores en su campo, y desde que Natalia se había ido no había hecho más que pensar en Miguel, en Ainhoa y en los niños. Si el padre de su novia estaba metido en su caso... ¿cuántas posibilidades había de salir ilesos?
—¿Iremos estos días a comer a tu casa? —preguntó Luz, refiriéndose al hogar de los Ordóñez.
—Mi madre lo había sugerido. Ya sabes, siempre se muere de ganas de verte.
Ana, la mujer de Joaquín, la había adorado desde el día que la había conocido, y la complicidad que tenían era envidiable. La trataba como a una hija más.
—Es lo que tiene ser la nuera perfecta —bromeó Luz.
—Eres perfecta en todo, cariño.
Natalia deslizó la mano sobre la mesa para tomar la de la morena, que le correspondió aún con el pulso nervioso.
—Eres idiota. Sabes que no soy perfecta. Si...
— "...si fuera perfecta te hartarías de mí porque sería todo aburrido, sin emoción". Lo sé, pero eres perfecta para mí.
—¿Lo piensas desde siempre? —preguntó Luz, acariciando los dedos de la chica. Tenía que saber si se había aprovechado de ella.
—Pues sí. Siempre te he admirado, desde que nos conocimos.
—¿Crees que tu madre también?
—Imbécil —rio—. Al final voy a tener que ponerme celosa de verdad.
—¿Has sentido celos antes?
El gesto de Natalia se tensó levemente. Después de casi cinco años juntas, Luz leyó su rostro enseguida.
—¿Amor?
—Un poco estas semanas —confesó la rubia—. No sé, Luz, no me cogías el teléfono, no me respondías a los mensajes y todo en medio del puto temporal, después de dejarme tirada en el hotel.
—Perdona, Nat. Reconozco que no actué bien...
—Es que... ¿Sabes la gilipollez que se me pasó por la mente? —soltó una carcajada seca—. Que podías estar liada con tu ex.
Quiero explorar lo que me haces sentir...
—¿Qué dices, Natalia?
—¿Puedes juzgarme? Cortas toda comunicación conmigo después de que tu ex te llore un poco ¿y pretendes que me quede tan tranquila? No conozco a esa mujer y no confío en ella.
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Déjà Vu
Fiksi PenggemarLuz Lasierra desapareció en circunstancias extrañas. Fue su mujer, Ainhoa Arminza, quien, sintiéndose tremendamente culpable, denunció su desaparición. Cinco años más tarde, Luz reaparece en el pueblo para solucionar un asunto legal, pero no parece...