Dorian.
Los primeros rayos de la mañana apenas comenzaban a iluminar el horizonte cuando todos se reunieron en la sala de reuniones, una habitación amplia y oscura, con mapas y pantallas iluminando el espacio. Después del enfrentamiento en la mansión de Giovanni, quedaba claro que necesitábamos reorganizar nuestras fuerzas y mover cada pieza del tablero con precisión calculada.Roderick, aún pálido por la pérdida de sangre pero tan estoico como siempre, ya estaba inclinado sobre un mapa de la ciudad, trazando posibles rutas de entrada y salida. Antonio, a su lado, se mantenía concentrado, con los ojos fijos en las anotaciones de Roderick.
—Tenemos que asegurarnos de que nuestras defensas no solo sean sólidas aquí, sino también en los puntos de retirada —dijo Antonio, señalando varias áreas estratégicas—. Giovanni no va a quedarse esperando nuestro próximo movimiento. Necesitamos adelantarnos.
Roderick asintió, aunque su expresión era sombría.
—Giovanni ha reforzado la seguridad en sus territorios. Cada entrada estará vigilada, cada ruta, bajo su control. Pero hay formas de moverse sin ser visto —murmuró, su voz baja y calculada.
Justo en ese momento, Neva entró silenciosamente en la habitación. Se detuvo junto al grupo, con su usual semblante sereno.
—Ya tengo un plan para infiltrarme en sus filas. Hay puntos débiles en su sistema de comunicación. Aún confían en intermediarios para transmitir la información más sensible, y puedo aprovechar eso —dijo, con una confianza que me dio una nueva chispa de esperanza.
—¿Cuánto tiempo necesitas? —pregunté, observándola detenidamente.
Neva sonrió levemente.
—No mucho. Tengo contactos dentro de su organización, algunos ni siquiera saben quién soy realmente. Solo debo hacerles creer que esta vez trabajo para Giovanni y obtener la información que necesitamos.
Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió y entraron tres figuras que parecían listos para la guerra. Matías, con su inseparable bolso lleno de armas, fue el primero en hablar.
—Dorian, tengo las armas y el equipo necesario para este enfrentamiento. Giovanni podrá tener recursos, pero dudo que esté preparado para lo que estamos armando aquí.
A su lado, Iker y Dante ya estaban revisando sus tabletas y dispositivos. Como expertos en tecnología y espionaje, su misión sería hackear y rastrear cada movimiento de Giovanni sin que él lo notara.
—Hemos interceptado algunas comunicaciones —dijo Iker, con una sonrisa confiada—. Giovanni no sabe que estamos en su sistema. Podemos seguir sus pasos en tiempo real.
—Y no solo eso —añadió Dante, tecleando en su dispositivo y proyectando una imagen en la pantalla principal—. Logramos identificar sus sistemas de seguridad y cómo están interconectados. Si Neva logra infiltrarse y colocarnos en el sistema, podríamos desactivar todo a la distancia.
Roderick se inclinó hacia adelante, observando cada detalle en el monitor.
—¿Qué necesitamos para garantizar que Giovanni no vea venir el golpe? —preguntó.
Dante respondió sin titubear.
—Un contacto dentro. Neva, si logras instalar este pequeño dispositivo en sus servidores principales, podremos cortar su red en segundos.
Neva tomó el pequeño dispositivo que Dante le ofrecía, observándolo con determinación.
—Considera que ya está hecho.
Antonio, siempre cuidadoso en su análisis, intervino.
—Debemos recordar que Giovanni no es alguien que se confíe. Su entorno estará lleno de trampas, y el menor error podría poner todo el plan en riesgo. Necesitamos cada paso perfectamente coordinado.
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El rubí del Emperador [+18]
Romance-¡Lang lebe der Kaiser! -exclaman al unísono una vez abajo. Athena Harrison había vivido cuatro años terribles trabajando en el club nocturno Heaven's; había perdido toda esperanza de vivir otra vez, hasta que, en una noche inesperada, su destino ca...