La cocina del ala sur siempre había sido su refugio. Allí, entre el calor de los hornos y el aroma dulce de las masas recién horneadas, Yeonjun podía dejar atrás el peso de la corona y perderse en su mundo. Pero ese día, sus manos temblaban ligeramente mientras trabajaba la mezcla para el pastel.
El motivo de su nerviosismo no era el pastel en sí, sino lo que había planeado añadirle.
Soobin.
El nombre resonaba en su mente como un eco constante. La indiferencia del guardia le atormentaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. ¿Cómo podía ser tan frío, tan distante? Yeonjun no podía entenderlo. No estaba acostumbrado a que alguien le rechazara o, peor aún, le tratara como si fuera uno más.
Por eso había decidido tomar el asunto en sus propias manos. Si Soobin no iba a ceder a sus encantos naturales, entonces tendría que darle un pequeño empujón.
—¿Estás seguro de esto, pequeño príncipe? —preguntó la repostera, observándole con sus ojos sabios mientras trituraba unas hierbas extrañas en un mortero.
—Por supuesto —respondió Yeonjun con una confianza fingida, aunque el rubor en sus mejillas traicionaba su nerviosismo—. Es solo un... toque especial.
La repostera alzó una ceja, una sonrisa astuta asomando en sus labios. Sabía más de lo que decía, pero no iba a cuestionarle. Después de todo, su papel no era juzgar las decisiones del príncipe, sino ayudarle cuando lo necesitara.
Yeonjun observó con atención cómo las hojas se convertían en un fino polvo de un color verde oscuro. La repostera le entregó el mortero con una advertencia en su mirada.
—Recuerda, no necesitas mucho. Un pellizco bastará. Si exageras, las emociones pueden volverse... incontrolables.
Él asintió con un brillo travieso en los ojos. Incontrolable. Esa era precisamente la palabra que buscaba. Quería que Soobin le mirara con algo más que indiferencia. Quería que pensara en él cada segundo del día, que se preocupara, que le deseara, que no pudiera apartar los ojos de él.
Con manos firmes, Yeonjun añadió el polvo al glaseado que había preparado, mezclándolo hasta que desapareció por completo. La mezcla adquirió un brillo sutil, casi imperceptible, pero que a él le pareció mágico.
—¿Cómo va eso? —preguntó la repostera desde su rincón, mientras amasaba una nueva tanda de masa.
—Perfecto —respondió Yeonjun, más para sí mismo que para ella.
Cuando el pastel estuvo terminado, se tomó un momento para admirar su obra. Era una pequeña maravilla, decorada con flores de azúcar y un delicado diseño que había esbozado en su mente desde temprano. Pero lo más importante no era la apariencia, sino lo que contenía.
Esto funcionará.
Guardó el pastel con cuidado, asegurándose de que nada lo dañara antes de encontrar a Soobin. Mientras tanto, el príncipe no podía evitar imaginar la escena en su cabeza: Soobin probando el pastel, mirándole con nuevos ojos, más cálidos, más... cercanos.
—¿Vas a llevarlo ahora? —preguntó la repostera, limpiándose las manos en su delantal.
—No, aún no. Quiero que sea el momento perfecto.
Ella le observó por un momento, como si estuviera evaluando algo. Finalmente, asintió y volvió a su trabajo.
Yeonjun se quedó en la cocina un poco más, disfrutando del calor y de la sensación de haber tomado el control de la situación. Por fin, Soobin iba a entender lo que significaba para él. Por fin, Soobin iba a sentir lo que Yeonjun llevaba tanto tiempo intentando mostrarle.
Pero, mientras envolvía el pastel con delicadeza, no pudo evitar un pequeño nudo en el estómago. Era un sentimiento extraño, una mezcla de anticipación y... ¿culpa?
Lo ignoró.
Esto era por el bien de ambos.
⌇ 🍥 彡 ‧₊˚ ᴹʸ ʰᵉᵃʳᵗ ⁱˢ ᶠᵘˡˡ ᵒᶠ ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ ꒱ 𓈒 ✦
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ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)
FanfictionEn el reino de Eryndor, el príncipe heredero Yeonjun es conocido por su encanto, dulzura y una peculiar pasión: hornear pasteles. Pero detrás de sus exquisitas creaciones se esconde algo más que simple repostería. Guiado por la misteriosa y sabia re...