Bajo el peso de una obsesión

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Yeonjun intentaba mantener la compostura, pero la situación se le escapaba de las manos

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Yeonjun intentaba mantener la compostura, pero la situación se le escapaba de las manos. Desde aquella mañana en que Soobin apareció en su habitación, las cosas habían ido de mal en peor. El guardia no se apartaba de él ni por un segundo, siempre a su lado, siempre demasiado cerca. Aquella intensidad que al principio resultaba desconcertante, ahora comenzaba a volverse asfixiante.

—Alteza, ¿necesita algo? —preguntó uno de los sirvientes mientras colocaba los arreglos florales en el salón. La mirada del hombre iba de Yeonjun a Soobin, que permanecía pegado a él como una sombra demasiado corpórea, observando cada movimiento con una intensidad que helaba el ambiente.

—No, estoy bien —respondió Yeonjun con una sonrisa forzada, tratando de fingir normalidad.

Pero claro que no estaba bien. Lo único que deseaba era que Soobin se apartara aunque fuera por un instante. No podía moverse sin sentir su mirada clavada en él, sus pasos siguiéndole de cerca, su presencia tan abrumadora que incluso los sirvientes comenzaban a notar lo extraño de la situación.

En otra ocasión, quizá, Yeonjun habría encontrado el comportamiento de Soobin reconfortante o protector. Pero este no era el Soobin que conocía. Este era alguien que lo hacía sentir observado hasta en los rincones más íntimos de su mente.

"¿Qué hice? ¿Qué fue lo que salió mal?", pensó el príncipe, mirando de reojo al guardia, quien estaba demasiado cerca, tanto que podía sentir el calor de su cuerpo.

—Soobin, podrías... darme un poco de espacio, por favor —intentó decir Yeonjun con suavidad, esperando apelar a su sentido del deber.

—¿Espacio? —replicó Soobin, como si la palabra fuera un concepto extranjero para él. Se inclinó ligeramente hacia Yeonjun, su voz baja, apenas un susurro que hizo que el príncipe sintiera un escalofrío recorrerle la espalda—. ¿Por qué necesitarías espacio de mí, alteza?

Yeonjun apretó los labios, sin saber cómo responder. Había algo en el tono de Soobin que lo desarmaba, una mezcla de dulzura y determinación que era difícil de rechazar, aunque cada fibra de su ser le rogaba que lo intentara.

Cuando llegó a la sala del consejo para una reunión de rutina, pensó que al menos tendría un respiro, pero Soobin no se movió ni un centímetro. Incluso cuando no estaba técnicamente invitado, el guardia se quedó de pie detrás de Yeonjun, como si fuera una extensión de su propia sombra.

Los consejeros intercambiaron miradas incómodas, y el príncipe quiso desaparecer en ese momento. Cada movimiento que hacía era observado, cada palabra que decía era seguida por una atención que bordeaba lo obsesivo.

Finalmente, cuando la reunión terminó, Yeonjun se levantó rápidamente, buscando refugio en cualquier rincón del castillo. Pero Soobin no le dio tregua. Antes de que pudiera siquiera pensar en escapar, el guardia estaba allí, bloqueando su camino.

—Soobin, ¡basta! —exclamó el príncipe, girándose para enfrentarlo de una vez por todas—. Esto... esto ya es demasiado.

Pero Soobin no pareció inmutarse. En lugar de eso, dio un paso hacia él, reduciendo la distancia entre ambos hasta que Yeonjun tuvo que retroceder. Su espalda chocó contra una de las columnas del pasillo, dejándolo sin salida.

—Alteza... —murmuró Soobin, su voz sorprendentemente suave, como si no se diera cuenta del caos que estaba causando. Sus ojos estaban fijos en los de Yeonjun, y antes de que el príncipe pudiera reaccionar, Soobin se inclinó hacia él y...

Lo besó.

No fue un beso apresurado o brusco, como Yeonjun habría imaginado dadas las circunstancias. Fue... tierno. Cuidadoso, como si Soobin estuviera tratando de transmitir algo más que simple deseo. Pero eso no cambiaba el hecho de que estaba completamente fuera de lugar.

El príncipe se quedó congelado, sin saber cómo responder. Su corazón latía con fuerza, una mezcla de confusión, enojo y, para su horror, algo que no quería admitir. Cuando Soobin finalmente se apartó, sus ojos brillaban con una calidez que Yeonjun nunca había visto antes.

—¿Qué estás haciendo? —susurró el príncipe, su voz apenas audible mientras trataba de recuperar el aliento.

Soobin sonrió, pero no fue la sonrisa tranquila y profesional de antes. Era una sonrisa que hablaba de sentimientos más profundos, más oscuros, que Yeonjun no sabía cómo manejar.

—Solo estoy siendo sincero, alteza —respondió el guardia, como si eso lo justificara todo.

Yeonjun dio un paso hacia un lado, alejándose de Soobin mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Todo esto era demasiado. La poción había funcionado, pero lo había hecho de una manera que no podía haber anticipado. ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué había desencadenado en Soobin, y cómo podría detenerlo?

El príncipe sabía que tenía que hablar con la repostera, y pronto. Pero mientras caminaba por el pasillo, sintiendo la mirada de Soobin clavada en su espalda, no pudo evitar pensar que, tal vez, ya era demasiado tarde para deshacer lo que había hecho.

 Pero mientras caminaba por el pasillo, sintiendo la mirada de Soobin clavada en su espalda, no pudo evitar pensar que, tal vez, ya era demasiado tarde para deshacer lo que había hecho

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⌇ 🍥 彡 ‧₊˚ ᴹʸ ʰᵉᵃʳᵗ ⁱˢ ᶠᵘˡˡ ᵒᶠ ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ ꒱ 𓈒 ✦

ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora