El sacrificio de un príncipe

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El aire fresco de la mañana no logró calmar la tormenta que rugía en el pecho de Yeonjun

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El aire fresco de la mañana no logró calmar la tormenta que rugía en el pecho de Yeonjun. Había pasado la noche en vela, pensando, debatiendo qué camino tomar. La idea de hacer que Soobin lo odie, de borrar por completo lo que había entre ellos, parecía una opción insoportable. Pero la otra... dejarlo ir, dejarlo encontrar el amor verdadero, parecía la única forma de liberarlo del hechizo que lo mantenía atado a él.

Al principio, no estaba seguro de cómo hacer que Soobin encontrara su amor verdadero. Había pasado días intentando pensar en alguna forma de solucionarlo. Finalmente, se le ocurrió algo: si Soobin no podía enamorarse de él, tal vez debía dejar que su guardia experimentara lo que era el amor, pero con alguien más. Alguien que no fuera él. Y así fue como nació la idea.

Al principio fue incómodo. Soobin no comprendía por qué Yeonjun le proponía encuentros con distintas personas. Pero el príncipe no le dio tiempo para cuestionarlo. Tenía que ser esto. Tenía que dejarlo ser feliz.

El primer intento fue con una joven noble de un reino cercano, una dama que, según todos los informes, parecía tener una personalidad vibrante y encantadora. Pero el momento en que Soobin la vio, simplemente se quedó en silencio. No había chispa en sus ojos. La chica intentó hablarle, sonreírle, pero Soobin no respondía. Había algo en su rostro que denotaba desinterés absoluto.

—¿Qué opinas de ella? —preguntó Yeonjun con una sonrisa nerviosa, aunque sus ojos no podían ocultar la incertidumbre.

Soobin miró a la chica una vez más, con los ojos vacíos de emoción.

—No es mi tipo —respondió, sin ninguna emoción en su voz.

Yeonjun sintió que su pecho se apretaba, pero forzó una sonrisa.

—Está bien. Aún hay más personas por conocer.

Al siguiente día, Yeonjun preparó una cita con un joven apuesto de un reino vecino. Este chico parecía ser amable y atento, y por un momento, Yeonjun pensó que tal vez sería la persona que finalmente haría que Soobin despertara, que lograra ver algo más allá de él. Pero el mismo resultado ocurrió una y otra vez. Soobin no mostraba el más mínimo interés. Las conversaciones eran tensas, las risas forzadas, y las miradas vacías.

Era como si Soobin estuviera atrapado en un mundo donde nadie más existiera, donde solo él y Yeonjun importaran, y nadie más podía entrar. La frustración se apoderaba de Yeonjun con cada cita fallida. No sabía qué más hacer. Había intentado todo.

Un día, en uno de los salones del palacio, después de otra cita fallida, Yeonjun no pudo más y, sin pensarlo, estalló.

—¡¿Qué tienes, Soobin?! —exclamó, golpeando la mesa con los puños, su voz llena de desesperación. —¡¿Por qué no puedes ver a nadie más?! ¿Por qué nadie más te hace sentir algo? ¿No te importa que te vea feliz? ¿Qué tengo que hacer para que te des cuenta de que te estoy dejando ir?

Soobin lo miró en silencio, sus ojos fríos como siempre, pero esta vez había algo diferente. Algo que Yeonjun no había visto antes. Un destello de tristeza, de confusión. Parecía como si Soobin realmente estuviera luchando con algo dentro de sí mismo.

—¿Por qué haces esto? —preguntó Soobin con voz baja, pero profunda, como si intentara comprender la verdadera razón detrás de las acciones de Yeonjun. —Yo... no quiero a nadie más, Yeonjun.

Las palabras le cortaron la respiración. Yeonjun lo miró fijamente, incapaz de decir nada, pero en el fondo, algo dentro de él se rompió. Soobin le había dado la respuesta que no quería escuchar. No podía seguir negándolo. El amor de Soobin por él era real, aunque nacido de un hechizo.

—No quiero que me veas así —dijo Yeonjun, casi en un susurro, sintiendo cómo el peso de las palabras se derrumbaba sobre él. —Quiero que seas feliz, Soobin. No quiero que me ames solo por un hechizo. Quiero que encuentres a alguien que te quiera por quien eres, por ti mismo.

Soobin se quedó en silencio, su mirada fija en el príncipe, sus labios ligeramente apretados como si quisiera decir algo, pero no podía. Sabía que Yeonjun estaba tratando de hacer lo correcto, pero había algo dentro de él que se resistía a entenderlo. Su corazón, aún bajo el hechizo, no podía aceptar que lo dejara ir.

Sin embargo, aunque Soobin no lo admitiera, sus ojos mostraban la verdad, esa verdad dolorosa que Yeonjun había temido todo el tiempo. No importaba cuántas personas tratara de presentar a Soobin.

Yeonjun, derrotado, se dio la vuelta, sintiendo cómo el peso de sus acciones lo aplastaba. Había intentado liberar a Soobin, pero tal vez la única forma de hacerlo era aceptar que ambos seguirían atados, por amor o por destino.

—Lo siento —dijo con voz baja, antes de caminar lentamente hacia la puerta, dejando a Soobin solo en el salón, con su mirada fija en el vacío.

—Lo siento —dijo con voz baja, antes de caminar lentamente hacia la puerta, dejando a Soobin solo en el salón, con su mirada fija en el vacío

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⌇ 🍥 彡 ‧₊˚ ᴹʸ ʰᵉᵃʳᵗ ⁱˢ ᶠᵘˡˡ ᵒᶠ ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ ꒱ 𓈒 ✦

ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora