El sol ya se encontraba en lo alto del cielo, pero para Yeonjun el día apenas comenzaba. Desde la ventana de su habitación en la torre del palacio, observaba el patio donde Soobin se encontraba entrenando junto a otros guardias. Aunque intentaba mantener una actitud solemne, sus ojos dorados seguían cada movimiento de su protector personal, como si fuera un halcón acechando a su presa.
Soobin, con su túnica ligera de entrenamiento, parecía no percatarse de la mirada insistente que lo perseguía desde la altura. Sus movimientos eran precisos, calculados, y, a ojos de Yeonjun, absolutamente hipnotizantes.
—¿Por qué no me mira? —murmuró Yeonjun para sí mismo, inflando las mejillas como un niño pequeño que no consigue lo que quiere.
Con un bufido, se levantó de su sillón. No soportaba esa indiferencia. Después de todo, él era el príncipe, y Soobin debería estar prestándole atención a cada instante.
En el salón de música, Yeonjun decidió que esa mañana necesitaba un concierto privado. Ordenó que trajeran su arpa dorada, y con un gesto altivo llamó a uno de los sirvientes.
—Ve a buscar a Soobin. Dile que necesito que esté aquí. Ahora.
El sirviente inclinó la cabeza, apenas ocultando su confusión. Era poco común que el príncipe solicitara la presencia de su guardia personal en algo tan trivial como su práctica musical, pero nadie osaría contradecirlo.
Minutos después, Soobin apareció en el umbral de la puerta. Su postura era impecable, su expresión seria, pero su mirada se suavizó apenas al ver a Yeonjun sentado junto al arpa, con las manos delicadamente posadas sobre las cuerdas.
—¿Me ha llamado, Alteza? —preguntó Soobin.
Yeonjun, que había estado ensayando mentalmente cómo recibirlo, fingió sorpresa al verlo.
—Oh, Soobin, qué bueno que llegaste. Estaba practicando una nueva melodía y pensé que sería ideal si alguien tan... confiable como tú me diera su opinión.
Soobin frunció el ceño con ligera confusión, pero asintió y se colocó a unos pasos de distancia, manteniendo una postura profesional.
Yeonjun comenzó a tocar, dejando que sus dedos acariciaran las cuerdas con movimientos suaves. Pero no era la música lo que realmente importaba. De reojo, observaba cada reacción de Soobin, esperando que lo mirara con algo más que respeto.
—¿Qué te parece? —preguntó finalmente, deteniéndose a mitad de la pieza.
—Es una interpretación hermosa, Alteza —respondió Soobin, con una inclinación leve de cabeza.
—Hermosa, dices... ¿eso es todo? —Yeonjun se levantó de su asiento, dejando el arpa a un lado, y caminó lentamente hacia Soobin—. No te basta con mirarme y decir simplemente "hermosa", ¿verdad?
Soobin parecía ligeramente incómodo, pero no se movió ni un centímetro.
—¿Qué espera que diga, Alteza? —preguntó, con una calma que desesperó aún más al príncipe.
Yeonjun frunció el ceño, acercándose más de lo necesario. Su mano, delicada y pálida, se posó sobre el brazo de Soobin, obligándolo a bajar la mirada hacia él.
—Quiero que me mires de verdad, Soobin. No como a tu príncipe, sino como a... como a alguien que merece tu atención.
Soobin parpadeó, sorprendido por la cercanía. Sus ojos se encontraron con los de Yeonjun, y aunque su expresión seguía siendo estoica, hubo un leve destello de algo más en su mirada.
—Siempre le presto atención, Alteza. Es mi deber.
—No. —Yeonjun negó con la cabeza, su voz adoptando un tono más suave, casi melancólico—. No hablo de eso. Hablo de algo más...
Por un instante, el silencio llenó la habitación. Soobin apartó la mirada, como si temiera lo que podría encontrar si seguía mirándolo.
Yeonjun, frustrado por no obtener lo que quería, soltó un suspiro exagerado y se apartó bruscamente.
—Eres tan aburrido, Soobin. No entiendo cómo puedes ser mi guardia si ni siquiera entiendes lo que quiero.
Soobin no respondió. Su silencio era tan firme como su postura, y eso solo enfureció más al príncipe.
—¡Bien! —exclamó Yeonjun, cruzándose de brazos y girándose para darle la espalda—. Si no quieres jugar conmigo, entonces vete.
Soobin, que seguía en su lugar, inclinó ligeramente la cabeza antes de retirarse. Pero mientras salía, una leve sonrisa asomó en el borde de sus labios. Aunque Yeonjun no pudiera verlo, sabía que sus palabras habían dejado una huella.
Y Yeonjun, al quedarse solo, se dejó caer sobre el sillón con un suspiro dramático.
—Tonto... Eres tan tonto, Soobin.
La llama del capricho ardía más fuerte que nunca.
⌇ 🍥 彡 ‧₊˚ ᴹʸ ʰᵉᵃʳᵗ ⁱˢ ᶠᵘˡˡ ᵒᶠ ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ ꒱ 𓈒 ✦
ESTÁS LEYENDO
ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)
FanficEn el reino de Eryndor, el príncipe heredero Yeonjun es conocido por su encanto, dulzura y una peculiar pasión: hornear pasteles. Pero detrás de sus exquisitas creaciones se esconde algo más que simple repostería. Guiado por la misteriosa y sabia re...