Soobin no era un hombre de grandes reflexiones. Su trabajo como guardia requería enfoque, disciplina y la capacidad de reaccionar sin pensar demasiado. Pero esa mañana, al despertarse en su habitación fría y silenciosa, algo extraño lo perturbó.
Era un vacío.
Lo había sentido de forma tenue los días anteriores, pero ahora era abrumador. Una ausencia que no podía ignorar.
Desde que había decidido mantenerse al margen y darle espacio al príncipe, sus días habían perdido su habitual caos. No había reclamos insistentes, ni sonrisas altivas, ni berrinches desmesurados. Nadie lo buscaba por los pasillos con una excusa ridícula solo para llamar su atención.
Y eso lo inquietaba.
***
Mientras cumplía con sus rondas matutinas, sus pasos resonaban vacíos en los pasillos del castillo. Intentó distraerse, centrándose en su deber, pero todo parecía... plano. Sin color.
Se detuvo frente a la gran puerta del salón del trono, donde Yeonjun solía practicar discursos para su futuro como rey. Normalmente, el príncipe estaría allí, quejándose de las palabras complicadas o burlándose de las formalidades. Pero hoy, el lugar estaba desierto.
"¿Dónde estará ahora?", se preguntó.
La verdad era que, desde que Yeonjun había empezado a ignorarlo, Soobin no se había tomado el tiempo de buscarlo realmente. No quería admitirlo, pero temía enfrentarse de nuevo a esos ojos tristes y decepcionados.
Un guardia que temía al príncipe. Qué irónico.
***
La tarde pasó igual de monótona. Soobin vagó por los jardines, recordando los momentos en que tenía que perseguir al príncipe porque este se escapaba a escondidas para recoger flores o probar recetas con hierbas que encontraba.
Por primera vez en mucho tiempo, Soobin dejó escapar un suspiro profundo.
—¿Por qué me molesta tanto esto? —murmuró para sí mismo, deteniéndose bajo un cerezo que había empezado a perder sus hojas.
Sabía que el silencio era exactamente lo que había deseado al principio. Había imaginado días tranquilos sin tener que lidiar con los caprichos y extravagancias de Yeonjun. Pero ahora que lo tenía, lo detestaba.
Sus días no se sentían completos sin los reclamos de Yeonjun, sin sus sonrisas mal disimuladas o la forma en que su nariz se arrugaba cuando algo lo frustraba. Incluso extrañaba las discusiones constantes, esas pequeñas guerras en las que ambos terminaban cediendo un poco.
Soobin se apoyó en el tronco del árbol, cerrando los ojos con una mezcla de frustración y tristeza.
"¿Desde cuándo me convertí en alguien que necesita a otra persona para sentirse vivo?", pensó.
***
Esa noche, mientras terminaba su patrulla, Soobin decidió pasar por los aposentos del príncipe. No tenía una razón clara, solo una necesidad inexplicable de comprobar que estaba bien.
Cuando llegó, la puerta estaba cerrada. Soobin levantó la mano para tocar, pero se detuvo en el último momento.
¿Qué esperaba? ¿Que Yeonjun lo recibiera con los brazos abiertos después de todo?
Sacudió la cabeza, suspirando. Pero justo cuando iba a girarse para marcharse, escuchó un sonido.
Era tenue, casi imperceptible. Una melodía suave, como si alguien estuviera tarareando al otro lado de la puerta.
Sin pensarlo, Soobin abrió la puerta lo suficiente como para asomarse. Allí estaba Yeonjun, sentado junto a su ventana, mirando hacia el cielo nocturno mientras tarareaba una canción que Soobin no reconocía.
Por un momento, Soobin se quedó quieto, observándolo.
El príncipe parecía tranquilo, pero había algo en su postura, en la forma en que sus hombros estaban ligeramente encorvados, que lo hizo dudar. ¿Era tranquilidad... o resignación?
Soobin cerró la puerta en silencio y se apoyó contra ella. El vacío en su pecho creció aún más.
"Esto no está bien", pensó.
Había esperado que Yeonjun se enojara, que hiciera un berrinche épico y luego volviera a buscarlo como siempre. Pero en lugar de eso, el príncipe había elegido apartarse, y eso era lo que realmente estaba destrozándolo.
Soobin sabía que debía hacer algo. Pero por primera vez, no tenía idea de qué.
⌇ 🍥 彡 ‧₊˚ ᴹʸ ʰᵉᵃʳᵗ ⁱˢ ᶠᵘˡˡ ᵒᶠ ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ ꒱ 𓈒 ✦
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ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)
FanfictionEn el reino de Eryndor, el príncipe heredero Yeonjun es conocido por su encanto, dulzura y una peculiar pasión: hornear pasteles. Pero detrás de sus exquisitas creaciones se esconde algo más que simple repostería. Guiado por la misteriosa y sabia re...