Una disculpa inesperada

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Soobin dudó un momento antes de abrir la puerta, pero sabía que no podía seguir evitando el tema

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Soobin dudó un momento antes de abrir la puerta, pero sabía que no podía seguir evitando el tema. Con un suave empujón, entró al cuarto de Yeonjun.

El príncipe estaba sentado junto a la ventana, apoyando su mejilla en una mano mientras miraba al cielo. Su expresión parecía tranquila, pero Soobin notó algo más: un leve fruncimiento en sus cejas, como si estuviera sumido en pensamientos que no podía resolver.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Yeonjun sin mirarlo, su tono más cansado que enojado.

—Quería hablar contigo —respondió Soobin mientras cerraba la puerta.

Yeonjun soltó un suspiro pesado, claramente fastidiado.

—¿Hablar? ¿Para qué? ¿Para inventar otra broma o excusa?

Soobin se acercó lentamente, sintiéndose más torpe de lo habitual. Era raro para él no saber qué decir, pero con Yeonjun, últimamente todo parecía diferente.

—No, esta vez... esta vez quiero decir la verdad.

Eso llamó la atención del príncipe, quien finalmente giró la cabeza para mirarlo. Su expresión era una mezcla de curiosidad y escepticismo.

—¿Y cuál es esa gran verdad? —preguntó Yeonjun, cruzándose de brazos.

Soobin se detuvo a unos pasos de él, respiró hondo y decidió hablar con sinceridad.

—Lo siento, alteza. Me pasé. Fue una broma estúpida, y no pensé en cómo te haría sentir.

Yeonjun lo miró fijamente, sus ojos buscando algo en la expresión de Soobin.

—¿De verdad lo sientes? ¿O solo estás aquí porque no puedes soportar que te ignore?

Soobin parpadeó, sorprendido por la precisión de esa pregunta.

—Un poco de ambas —admitió con una pequeña sonrisa, algo nervioso.

Yeonjun soltó un bufido, pero no se veía tan molesto como antes.

—Sabes, Soobin, no esperaba que... no sé, que me gustara tanto tu atención. Y luego, cuando todo resultó ser una mentira... —Yeonjun desvió la mirada, sus palabras saliendo más rápido de lo que quería—. Me hizo sentir como un idiota por haberlo creído.

Soobin sintió un pequeño pinchazo de culpa al escuchar eso. Dio un paso más cerca, pero no demasiado.

—No quise que te sintieras así —dijo, su tono más suave ahora—. Yo solo... quise estar cerca de ti, de alguna forma, sin que fuera tan complicado.

Yeonjun lo miró de reojo, su ceño fruncido.

—¿Cerca de mí? ¿Por qué?

Soobin soltó una risa nerviosa y se rascó la nuca.

—Porque eres especial, supongo. Aunque seas insoportable y un poquito mandón... —Soobin sonrió, buscando aliviar la tensión.

Yeonjun rodó los ojos, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa.

—"Un poquito", dice.

—Está bien, mucho —cedió Soobin, alzando las manos en señal de rendición—. Pero me gusta. No sé por qué, pero me gusta.

Por un momento, ninguno de los dos dijo nada. La habitación quedó en silencio, salvo por el leve murmullo del viento contra la ventana. Finalmente, Yeonjun suspiró y se dejó caer de espaldas en el sillón.

—Eres un desastre, Soobin.

—Eso me dicen —respondió el guardia con una sonrisa.

—Pero creo que puedo perdonarte —añadió Yeonjun después de un momento, sin mirarlo directamente.

Soobin arqueó una ceja, sorprendido por lo rápido que lo había dicho.

—¿Así nada más?

—No te hagas ilusiones —respondió Yeonjun, mirando al techo—. Aún me debes un favor.

Soobin sonrió ampliamente, inclinándose un poco hacia él.

—¿Qué clase de favor?

Yeonjun se levantó de golpe, dándole un pequeño empujón en el pecho.

—Ya lo decidiré. Por ahora, fuera de mi cuarto.

Soobin rió y levantó las manos en señal de rendición.

—Como digáis, alteza.

Mientras Soobin se daba la vuelta para salir, Yeonjun pareció recordar algo importante.

—¡Espera!

Soobin se detuvo y lo miró con curiosidad.

—¿Qué pasa?

El príncipe se puso de pie, apuntándolo con un dedo acusador.

—¡Me robaste mi primer beso!

—¿Ah, eso? —preguntó Soobin con una sonrisa burlona—. ¿Tan memorable fue?

—¡Memorable para nada! —gritó Yeonjun, ya rojo de la vergüenza y la furia. Y antes de que Soobin pudiera decir algo más, Yeonjun apretó los puños y lo golpeó en el hombro con toda la fuerza que pudo reunir.

El golpe, aunque para Soobin apenas fue un toque, hizo que Yeonjun se sacudiera la mano con una mueca de dolor.

—¡Auch!

—¿Eso fue todo? —preguntó Soobin, sin poder contener la risa.

—¡Cállate! —gritó Yeonjun, frotándose la mano mientras le lanzaba una mirada furiosa—. ¡Eres insoportable!

Soobin se inclinó hacia él, sonriendo aún más.

—Si así reacciona cuando le robo un beso... me pregunto qué haría si lo volviera a intentar.

—¡Ni lo pienses!

El príncipe lo empujó fuera del cuarto, cerrando la puerta de golpe mientras su rostro seguía ardiendo. Afuera, Soobin rió para sí mismo. A pesar del golpe, sabía que las cosas estaban volviendo a su dinámica habitual. Y eso era suficiente para él... por ahora.

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ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora